Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Andalucía, la eternamente vencedora, es el chicharito que Susana Díaz lleva dentro, con lo que Felipe González, su promotor, habría hecho suya para España la famosa estrategia reconquistadora de Bumedian para Europa.
Del viejo, y madrileño, “¡A mí que no me toquen el cocido!” al nuevo, y andaluz, “¡A mí que no me toquen el chícharo!”
Pemán llevaba razón: hay que contemplar a Andalucía “sub specie aeternitatis”, como los antiguos metafísicos contemplaban la vida.
Pemán es Cádiz, donde, con el 42 por ciento de paro, ha ganado Podemos, el partido salido del sistema para activar la participación y apuntalar al sistema, cuyo único peligro es la abstención.
Porque el sistema no es tonto. Mientras Rajoy masca el chicle del lúser en la banda, como Ancelotti, el sistema improvisa para el presente el chicharito verde de Susana Díaz, y para el futuro, el vaquero desenfadado de Albert Rivera, que ya ha dicho que se acabó “la prepotencia de la mayoría absoluta” (?).
Igual que Jordi Sevilla se ofreció para enseñar a Zapatero teoría económica en dos tardes, alguien debería ofrecerse para enseñar a Rivera filosofía política en dos gintonis, pero en seguida te das cuenta de que a Rivera la filosofía política le importa lo mismo que a Zapatero la teoría económica. Sólo vale el poder, y político que no sepa currarse su cuota de poder (Ciudadanos ya tiene su Comité de Pactos para el reparto de la cama redonda), a limpiar armarios con Pimentel.
Todos los políticos abrevan en la sopa mediática cuyos expertos chapotean en su misma dirección. Si el diario gubernamental dice que en Francia, donde De Gaulle dejó el único sistema representativo de Europa, ha nacido “un sistema tripolar” (¡tripolar!), ¿qué análisis vamos a esperar de lo de Andalucía?
Uno sólo aspira a no confundir el chicharito de Díaz con el “Chichito” de Ruano, timador que en los 30 se hacía pasar en su pensión por el columnista Miguel España para dar toques al resto del pupilaje.