martes, 17 de marzo de 2015

Bolsillos



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

En contra de la mala literatura regeneracionista, España es un país moderno y civilizado.
Hoy nuestros abuelos son rubios (teñidos, pero rubios), nuestros padres cabriolean por la acera en una bicicleta y nuestros hijos circulan por la calzada con una tabla de “skate”. Esto nos hace modernos.

¿Qué nos hace civilizados?

Según Carlyle, los bolsillos. Los salvajes no tienen bolsillos, con lo cual, quitando a Sting con su jefe Raoni, no hay progre que se ocupe de ellos.

Para acabar con los exhibicionistas proponía Bertrand Russell ponerles pantalones con la bragueta en la culera.

Bueno, pues para acabar con los progresistas propongo que nos dejemos de bolsillos.

¿Y a vivir como los salvajes?

Al punto que hemos llegado, mejor cuenta nos traerá un Estado de Naturaleza que este Estado de Bienestar en que por cada súbdito que curra con la radial hay nueve mirando el modo de quitarle hasta las chispas.

España, España. No hay país más reaccionario ni que cueste menos hacerse pasar por izquierdista radical. Nuestros sesentayochistas lo lograban contando un chiste verde de Franco delante del cura del pueblo. Hoy, basta con contarlo (guiñando un ojo, eso sí) de Esperanza Aguirre, la que se mete los votantes en el bolsillo.

Ya sabemos que un votante no es un demócrata.

Un demócrata es un señor que elige representante, mientras que un votante es un señor que bendice listas de extractores de euros de tu bolsillo. Los “listos” de lista no representan a la sociedad, sino al Estado, que es un Leviatán como los que va a lidiar Fandiño en Madrid el Domingo de Ramos.

¿Qué es lo primero que buscan los líderes nuevos? Un hurón de bolsillos (un economista, para el vulgo). En el caso de Pablo Iglesias, Vicens, y Garicano en el caso de Albert Rivera, que tiene cara de anunciar Nenuco, pero que en el poder no tendrá nada que envidiar a uno de aquellos sacerdotes aztecas que describió Bernal a la hora de tirar de obsidiana para abrirnos el bolsillo.