jueves, 31 de julio de 2025

Aguirre


Leonardo Castellani


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


La presidenta Aguirre (nada que ver con las Escuelas Aguirre que Gallardón ha cedido a Gema Martín Muñoz para que levante la “jaima” que, refrescada con artículos de fondo de Goytisolo agitados por abanicadores cristianos, proclame la gloria de Lawrence de Eurabia) vuela a la Argentina invitada por Vargas Llosa para participar en el ciclo “América Latina: Entre el populismo y la libertad”. Es cierto que en las últimas vísperas electorales Vargas Llosa huyó del voto pepero al grito de “¡Arreniégote, demonio!” porque la muchachada de Rajoy no ponía el suficiente entusiasmo en la defensa del aborto y el gaymonio, que es lo que, al decir de Vargas Llosa, manda “el liberalismo” (sic). Pero también es cierto que eso de “América Latina” tiene el chic de lo francés. En cuanto a perorar de liberalismo en la Argentina, ¿qué vamos a decir aquí que no dijera allí Leonardo Castellani? Para Castellani, hay cuatro cosas en el orden intelectual a cual más malas, que son la ignorancia, el error, la mentira y la confusión, y esto último es lo peor, porque ya es demencia. “¿Me quieren decir lo que significa ya la palabra ‘Democracia’? ¿O la palabra ‘Cultura’? ¿O la palabra ‘Libertad’?” Simplemente, confusión. O en otras palabras: “El presupuesto siempre subiendo y el decoro siempre bajando”. Pero, según Castellani, semejante situación de confusión mental –vivimos donde la confusión ha hecho su obra maestra, dijo famosamente Shakespeare– y cretinización colectivoprogresista “nos ha sido dada [a los argentinos], no la hemos hecho nosotros”. Libertad, aclara, no tiene sentido alguno si no se añade el ‘para qué’. ¿Y liberalismo? “Liberalismo es un gran movimiento de rebelión anti tradicionalista y reformista de la sociedad, que parte de los libros de los empiristas y deístas ingleses, se formula en Rousseau, es divulgado por la Ilustración, informa a la Revolución Francesa, es inseminado por las armas napoleónicas, origina por un lado la Democracia-Mito y por otro el Comunismo-Realidad y quiere sobrevivir hoy día en el llamado Neoliberalismo y Neocapitalismo, del cual “gozamos” una violenta erupción actualmente los argentinos.” (Castellani escribe en 1944). ¡Ay, los Neos! 

Jueves, 31 de Julio

 


Valle de Esteban

¡Engañar y vender a tus amigas!
¿Y así crees que me obligas?
Respondió el Cazador; pues no, señora;
Muere, y paga la pena de traidora.

miércoles, 30 de julio de 2025

EL AVIÓN (contenedor cultural)

Foto de 2016


Foto de 2024, con puerta abierta


Francisco Javier Gómez Izquierdo


Andan por ahí unos párrafos que servidor dedicó hace más de quince años a una de las mayores mamarrachadas municipales de las que uno ha ayudado en directo. Recordarán que Burgos, Córdoba, San Sebastián y Las Palmas agavillaron méritos durante unos años para ser elegidas ciudad cultural, no sé si europea o mundial, que no sé como va éso, en el 2016. En el 2011, los jurados, tras ser agasajados como príncipes en esas poblaciones se decidieron por San Sebastián, Ayuntamiento que menor interés tenía por la distinción. Se dijo que el por entonces presidente Zapatero medió, negoció o conspiró (se ve que por innata condición) para que el Excelentísimo Señor Izaguirre (sin E de España), flamante nuevo alcalde de la facción Bildu, recogiera los frutos por los que parecían otros habían aportado mayores y mejores afanes. Recuerdo que a Burgos daba gusto verlo.


El caso es que al alcalde de Córdoba por IU, señor Ocaña, le calentaron la cabeza los concejale suyos y los de la parcialidad socialista con los que hacía yunta en la gobernación y se votó poner un avión en Miraflores, entre la Mezquita y el estadio de El Arcángel, al que colocaron el pomposo nombre de "contenedor cultural". Alguien conocía que el propietario de un vetusto DC-7 varado en un hangar del aeropuerto de Córdoba estaba dispuesto a donarlo y tirando del hilo de la ocurrencia de un aragonés, calcaron el disparate para lo que se involucraba una alucinante cabalgata de motos, coches antiguos y no sé cuántos agentes, por las calles más amplias de la ciudad hasta que lo plantaron mirando a la tribuna de El Arcángel. Ahí lleva más de quince años y el Ayuntamiento no sabe cómo quitar lo que nunca se debió poner. Costó ¡¡¡¡80.000 €!!!! traerlo -cinco kms de distancia- y dice el diario que sale por ¡¡¡¡90.000!!!! retirarlo, gasto que se considera excesivo.


En la metálica mamarrachada se han metido adolescentes a hacer el tonto, gamberros a prender fogatas, chatarrerillos de La Busca barojiana a arrancar piezas..., hasta que todo Córdoba se ha puesto de acuerdo en no soportar por más tiempo tal monstruosidad paisajística. El antiguo propietario, contentísimo cuando lo soltó, por supuesto no lo quiere y el Ayuntamiento busca una solución barata y legal para su desaparición. Para mí, que no quieren decir lo que en verdad piensan, pero cualquier cordobita cree que "lo suyo" es hablar con los chatarreros con almacén en los polígonos y que éstos negocien con sus proveedores de la Dacia, las Palmeras o los Vikingos y "aquí paz y después, gloria".


Los 80.000 euros tirados están, pero el daño a la vista es menester remediarlo... y ¡¡¡líbranos Señor de las propuestas culturales de tanta gente sin conocimiento!!! 

Agua clara


Drácula


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


El Barça en Madrid significa que nos vamos a poner tibios de agua clara. ¡Ah, ese vaso de agua clara que es, ya lo habrán adivinado ustedes, el catalán! Agua clara en el palco del Bernabéu, donde Calderón (“me llamo Calderón y doy buena suerte”) ha consagrado el estigma de la “povertá avara” lanzado por el Renacimiento sobre la Florencia de los Médicis. ¿O es que a ustedes ese Mijatovic braceante en un bote de gomina no les recuerda a un Médicis? “Estamos mejor que el Barcelona”, ha dicho el tal Mijatovic en nombre del Madrid, que se encuentra a cinco puntos del líder, el Barcelona, campeón de Liga y campeón de Europa. ¿Por qué? (No por qué lo ha dicho, sino por qué “estamos mejor que el Barcelona”.) Sencillamente, porque el Madrid tiene a Emerson, y el Barcelona, no. Hace ocho días, al regreso de Getafe, Calderón (“me llamo Calderón y doy suerte”) debió de considerar muy en serio la posibilidad de hacer con el Barcelona lo mismo que con los votos por correo: meterlo en un saco y dejar que el tiempo hiciera su labor. Nadie veía la mínima posibilidad de no repetir el ridículo de Getafe ante el Barça. Pero el Madrid fue a Rumanía a jugar con Drácula y ganó, mientras el Barcelona fue a Londres a jugar con el Chelsea y perdió. La consecuencia de estos episodios es la que ha resumido el mayordomo madridista: “Estamos mejor que el Barcelona.” Y los pobres del palco –porque ahora en el palco ya no hay ricos de ocasión, sino pobres de solemnidad– han de contestar: “¡Hip, hip, hurra!”, grito que no procede de los concursos de galgos de Palencia, sino de los cruzados de Jerusalén, que lo entonaban con el sentido de “Jerusalén se ha perdido a manos de los infieles, y nos hallamos de camino al Paraíso”. (HIP es el acrónimo de “Hierosalyma est perdita”.) Con este ambiente se descarta la visita al Bernabéu, acompañando a la fuerza expediocionaria y culé, de la esposa de Pérez, el hijo del guardia, que ya se habrá dicho lo que ella acostumbra decirse: “Los hijos de p... del PP (para ella todo lo que no es ella es PP) no harán que me coja una depresión porque no me da la gana.” Goles, pues, y vasitos de agua clara. 

Miércoles, 30 de Julio

 


Valle de Esteban

El bueno, el feo y el malo

martes, 29 de julio de 2025

Monstruos



Ignacio Ruiz Quintano

Abc


El Oriente era el Oriente, el Occidente era el Occidente y, según Kipling, jamás podrían encontrarse. Mas para nosotros, hoy, el Occidente es el mundo viejo que se va y el Oriente es el mundo joven que se viene, y en este claroscuro gramsciano florecen los monstruos.


Las tres descripciones de la monstruosidad que nos envuelve son “orientales”: la del “despotismo hidráulico” de Wittfogel; la de “La ponerología política”, o “patocracia”, de Lobaczewski; y la del “bioleninismo” de Spandrell (“soy un hombre europeo que vive en Asia y escribe un blog sobre el pasado y el futuro de la civilización”).


Wittfogel atribuyó a la escasez de agua la imposición de los métodos hidráulicos de control social: China, sociedad hidráulica. Para contrarrestar toda resistencia, el régimen hidráulico recurre a la intimidación, gobernando mediante el castigo con el argumento de que todos somos culpables:


Un gobierno es absolutista si su mando no está controlado por fuerzas no gubernamentales.


Para Lobaczewski, que acuñó el término “patocracia”, la naturaleza humana requiere compensar los actos infames con una mística que silencie la conciencia moral: una ideología. Del inicio se encargan las personas capaces de ocultar sus aberraciones. Luego llegan los paranoicos, “y adoptan un rol activo”. Y al final, un individuo con una caracteropatía frontal y el más alto nivel de egotismo patológico se convierte en líder “cuya mediocridad mental y personalidad infantil acaba abriendo las puertas a la ponerogénesis (proceso por el que una organización política se convierte en malvada) del fenómeno” en una empresa, en un partido o en un estado.


El “bioleninismo” es hallazgo de Spandrell para nombrar la venganza del absolutismo en la era democrática: el poder no quiere ser dividido. El poder quiere ser absoluto. La separación de poderes es un producto intelectual heredado del conflicto entre élites de la Europa medieval que se acrecentó durante el advenimiento de la Modernidad: “La Modernidad como proyecto para construir un hormiguero con chimpancés atomizados en dos etapas; la segunda etapa, más insidiosa, es reformatear los chimpancés para convertirlos en hormigas, con el fin de lograr la estabilidad a largo plazo de La Colmena”.


El “bioleninismo” es una política de personal de arriba abajo. El leninismo era una forma particular de contratar personas para tu organización, y el “bioleninismo”, una variante de eso. Un sistema de promoción del desperdicio social como fin último, que elimina la competencia en aras de la lealtad. Dado cómo funciona la sociabilidad humana, es un milagro que la competencia sea recompensada: la misma razón por la que todas las amas de casa quieren una niñera hondureña cuarentona en lugar de una ucraniana veinteañera. Una vez que entendí esto, dejé de preguntarme por qué la humanidad tardó tanto en desarrollar la ciencia y la industria.


Lo aterrador del “bioleninismo” es que no tiene alternativa.


[Martes, 22 de Julio] 

Martes, 29 de Julio

 


Entre cipreses, la vida

lunes, 28 de julio de 2025

Tener aldabas


Puerta del Perdón



Puerta de Santa Catalina


Francisco Javier Gómez Izquierdo


            Perdone Ud. si mi natural falta de acomodo a las muchas costumbres y opiniones que veo adueñarse de los paisajes y personas de las Españas no acabe de entenderlas. Al entrar esta mañana en el Patio de los Naranjos a beber agua del caño junto al olivo centenario de la fuente de la Mezquita, he vuelto a reparar en las poderosas aldabas de las puertas y me ha venido a la chola el dale que dale de las empresas consultoras de Fulano y Zutano, tan de actualidad. También, y no se por qué, me entran unos pareados de los Sabandeños que escuchaba en el radiocasette setentero y que con toda razón y conocimiento demonizaban a los intermediarios...en el negocio frutero ("¿de quién es ese vapor? / ¿de quién es ese velero? / Ése es un intermediario / en el negocio frutero / ¿Quién es ese potentado? / ¿quién es ése consejero?... y así en este plan). Hoy, aquél Luzbel se ha divinizado y, lo que es peor, multiplicado. Se les conoce como consultores y los hay de múltiples y variopintas especies. Los más codiciados y mejor pagados son los de currículum ministerial, tal que con antecedentes de ministro, subsecretario, director general... Cuando los releva otra parcialidad ó incluso ejerciendo aún sus compromisos públicos son fichados a la carrera por su segura rentabilidad. Los hay "echaos p'alante" que montan ellos mismos su propia consultoría, aliándose sin rubor con excargos importantes de parcialidades enfrentadas políticamente, dando la sensación, y perdónenme el atrevimiento, de que todo es un inmenso truco para nunca perder la gamella, el comedero, el pesebre... públicos de modo directo o por intermediación. Se convierten en aldabas colosales y los que venimos de escuchar a los Sabandeños, acompañándolos en la plaza de toros con "ése es un intermediario / en el negocio frutero", nos sentimos" atontolindraos" ante tanta desvergüenza legalizada y ante tanto rasgarse las vestiduras de los que nos quieren alumbrar ciertas cosas para las que no se precisa candil.


      Que quede claro, que ésto que pongo es una impresión muy particular. Reitero que perdonen si les parece desvarío de necio que no sabe acomodarse al siglo. 

Lucas, Lunin y Mbappé


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


A fecha de hoy, dos certezas nos deja el Real Madrid de Xabi Alonso: una, que se queda sin colibrís (el dálmata Modric y el gallego Lucas Vázquez); y la otra, la amistad verdadera de Lunin y de Mbappé con el Colibrí de Curtis, pues interrumpieron sus vacaciones para venir al juliazo de Madrid a despedirlo.


Ahora que todo el mundo busca centrocampistas para la estiba (¡se intoxica incluso con el nombre de Rodri!), conviene recordar que los dos colibrís que se retiran reúnen once orejonas. Descripción de la criatura que hace el cronista soriano López de Gómara (que no conoció la palabra “colibrí”, que data de 1769, proveniente del francés, adonde llegó desde las Antillas francesas): el pájaro más extraño es el vicicilin, el cual no tiene más cuerpo que el abejón, pico largo y delgado. Se mantiene del rocío, miel y licor de las flores, sin posarse sobre la rosa; la pluma es menuda, linda y de muchos colores; la estiman mucho para bordar con oro, especialmente la del pecho y pescuezo; muere o se adormece por octubre, asido de una ramita con las patas, en lugar abrigado; despierta o revive por abril, cuando hay muchas flores, y por eso lo llaman el resucitado, y por ser tan maravilloso hablo de él.


¿Qué es amistad? Amistad es lo que han hecho Lunin y Mbappé con Lucas Vázquez. Si no tienes esa foto, al hablar de amistad estarás ayuno de lo que es y ahíto de lo que lo parece. Cuenta Camba que, cuando el capitán Cook desembarcó por primera vez en la isla de Tonga, los jefes locales no lograron ponerse de acuerdo sobre la mejor manera de merendárselo: unos proponían asarlo; otros, cocerlo; y que esta divergencia de opiniones salvó la vida del navegante inglés, que no se enteró de nada. Los sibaríticos jefezuelos lo palpaban uno tras otro, lo acariciaban, lo olían, le lamían las manos, y el cándido capitán, interpretando aquellas extrañas acciones como pruebas de simpatía y afecto, le puso al grupo de islas que acababa de descubrir el nombre de Islas Amistosas, es decir, Friendly Islands.


Es evidente que Cook estaba muy equivocado con la amistad de los polinesios, pero Lucas puede estar muy seguro de la amistad de Lunin y Mbappé: dos tipos que con cuarenta grados a la sombra asoman por Valdebebas para decirte adiós son dos amigos de lo que no hay, a los que puedes acudir en un apuro a pedirles dinero prestado. Lunin no jugará como merecería, pero se quita de vacaciones por despedir a Lucas. Mbappé no presionará como debería, pero se priva de su asueto por despedir a Lucas. Sin ellos, Lucas se hubiera ido de Madrid como Bogarth de París en “Casablanca”.


Santayana, nuestro mayor filósofo, decía que la vida moderna no está hecha para la amistad: los intereses comunes no son suficientemente fuertes, y los privados son demasiado absorbentes. Incluso en la política los compañeros rara vez son amigos, pues su ambición, al ser privada y no patriótica, los separa en vez de unirlos. Y quien dice en la política, dice en el periodismo: “A mí me han llegado a denunciar como hombre que hace gastos de escándalo algunos de los amigos que invitaba a comer casi diariamente en mi casa”, pudo contar Ruano.


No podían soportar con calma tanta invitación impune.


No tenemos la foto de Cole Palmer entrando a Valdebebas para incorporarse al grupo de Xabi Alonso, pero tenemos la de Lunin y Mbappé abrazando a Lucas en el día de su despedida. Era una ilusión, tener a Palmer, un tipo que se tomó la molestia de registrar en la Oficina de Propiedad Intelectual del Reino Unido su celebración del “frío” para los goles que vaya anotando, y que en Nueva York, coronado campeón del Mundo, tuvo la gracia de afearle a Trump su permanencia en el grupo de futbolistas que se proponían dar saltos con un título por el que en ningún partido supo competir el alonsismo. ¡Ay, el alonsismo! Si el alonsismo va a ser levantarse en domingo para ver Vinicius y tener que ver a Gonzalo, porque es sobrino nieto de Rita Hayworth, en Navidad todos zidanistas.


[Sábado, 19 de Julio]

Lunes, 28 de Julio

 


Papillon II

domingo, 27 de julio de 2025

Elogio de El Cid en Santander

 


José Ramón Márquez

 

El de Victorino está junto al burladero, entretenido por un capote. Da igual qué manos manejan ese capote, porque ahora El Cid ya no va rodeado de aquella cuadrilla, aquella guardia pretoriana, que tan bien le servía. Ahora todo lo debe hacer él. Manuel Jesús, azul pavo real y oro con cabos blancos, se va hacia los medios, la muleta en la izquierda, el estoque en la derecha, dispuesto a iniciar su tarea. El toro, Vengativo, número 36, cárdeno y de escasa presencia, gira la cabeza: ya le ha visto. Sin dar lugar a que se produzca el cite, súbitamente, se pone en marcha en dirección al torero. Éste, simplemente le espera, atento a su incierta carrera, y al llegar a su jurisdicción le tiende el trapo encarnado, recogiendo su embestida, ordenando la dirección de su viaje, sometiendo por completo su embestida, guiándole limpiamente hacia la cadera, resolviendo el pase con un soberbio giro de muñeca: el toreo. Es ese muletazo sobrenatural la clave que explica la epifanía de El Cid en Santander, el muletazo en el que se ha hecho por completo con la voluntad del toro, que de ahí en adelante es una marioneta en las manos de quien desde el primer momento le ha vencido.


No sabemos qué habría sido de ese toro sin ese inicio prodigioso, sin esa precisa definición de toreo, si se le hubiera dejado un resquicio para ilusionarse con que podía vencer en el encuentro, nunca sabremos qué habría sido del toro si hubiera tenido alguna esperanza de ser alguien, porque en ese primer natural Manuel Jesús le roba todo su futuro y le deja listo para servir a las intenciones particulares del torero. Al toro ya sólo le resta obedecer.

 
En un conocido cuento, Borges relata la existencia en una casa de un aleph, una pequeña circunferencia desde la que es posible ver el Universo entero, un breve acceso al infinito, tal y como en la brevedad del su pase natural, guiando la incierta embestida del toro, El Cid nos hace vislumbrar la infinitud del toreo, pues en esa pura expresión de poder, de naturalidad, de hombría, se halla comprendida la Tauromaquia entera, desde el enigmático personaje que se aproxima al toro en la Piedra de Clunia hasta la claridad de Antoñete citando de largo. Y ese muletazo, en el que se contiene el toreo de manera completa, nace del mismo origen de la tauromaquia de El Cid, y nos lleva al inicio de su faena al Guitarrero de Hernández Pla, pero allí el toro acude al cite compuesto por el matador, y aquí la cosa se transforma, pues el toro viene libre atendiendo a su albedrío: el peón no es capaz de sujetarle en el burladero, pero en lo que el toro inicia su carrera, el torero ya ha establecido sus reglas, le espera, le centra, le aguanta, le recoge, le desengaña, le derrota. Jamás nadie osará hablar de esto como “arte”, ese subterfugio cursi, porque aquí lo que se ha revelado de manera neta ante los asombrados ojos del amable público santanderino ha sido el toreo, El puro toreo.


El resto ya está hecho. La sucesión de los naturales que se vienen detrás es la pura concatenación de lo inexorable. El Victorino está vencido y entregado, sólo obedece. Las emocionantes series que se suceden, evocan el natural del inicio, el que fundamenta y ordena la faena, y el público, estupefacto, se entrega completamente a la labor del matador. Cambia El Cid a la mano derecha pero él sabe bien que debe volver al toreo natural, al pase “regular”, que dicen las viejas tauromaquias de hace dos siglos. Justo y medido en el adorno: el pase de trinchera, el afarolado ligado con el de pecho, el de pecho de pitón a rabo pasando el toro entero. Las gentes, ilusionadas, demandan el indulto para el animal. No se han dado cuenta de que la bondad embestidora del toro es la obra del matador, pero El Cid, pura honestidad, no duda: guía el toro hasta los medios y allí, en su terreno, porque todos los terrenos han sido suyos a lo largo de la faena, le cuadra, le iguala y le deja una estocada entera que pone Santander a sus pies. El Cid, cincuenta y un años, veinticinco años de alternativa, ha explicado en el día del Señor Santiago de manera concisa y elemental lo que es el toreo, el que te llega como un golpe directo, la fidelidad a un estilo, la torería que no necesita de subterfugios cursis para ser entendida. La verdad.

Agua


Apocalipsis


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Ayer, de madrugada, chispeaba en Madrid, pero, al alba, el sol volvía a lucir como en agosto. La gotera no dio ni para un cocido de esos que le ponen a Caldera los Verdasco. Los pultifagónides –devoradores de garbanzos al estilo Plauto– deambulan por las calles madrileñas como náufragos de un mar desecado. “La del mar es la única agua que no se seca nunca”, ha declarado la ministra culta del Gobierno, que se ocupa del Medio Ambiente. Naturalmente, es mujer laica y con ninguna pinta de haber leído el Apocalipsis de Juan, donde se dice de una manera que no deja lugar a la duda que, tras la venida del Mesías, hasta el mar se secará. Para estos laicos que nos gobiernan, el mesías, desde luego, es Zapatero, con lo cual, ¿qué les cuesta decir que la sequía que padecemos ya estaba escrita en tiempos de Aznar? Les puede, sin embargo, la cursilería, y prefieren decir que la causa de que no llueva la tiene una cosa que ellos llaman Cambio Climático, Calentamiento del Planeta y Palo de Jockey: dicen Palo de Jockey porque ésa sería la forma del gráfico de las temperaturas de los últimos miles de años, según unos Premios Nobel reunidos en una fiesta “hippy” en casa del padre de Kojo Annan. En efecto, si uno toma Ritalin y pone el ojo en el puntero que sostienen los Annan verá un gráfico en forma de palo de jockey que prueba que en el último verano, y por culpa de Bush, que se niega a apagar sus chimeneas, el planeta se ha calentado de tal modo que ha producido la quema de un rastrojo en Guadalajara, el derribo de un helicóptero en Afganistán y la inundación de un Estado en los Estados Unidos de América. “¡Se están cargando nuestra herencia natural!”, gritan, angustiados, nuestros “hippies”. “¡A nosotros que no nos toquen el cocido!”, gritan, amenazadores, nuestros pultifagónides. Mas no hay cuidado. Zapatero, en persona, ha garantizado el agua para la capital. En su mano están el danzón y las piedras de traer la lluvia. Y no hay que descartar las rogativas, aunque laicas, que podrían consistir en pasear a Vera en palanquín. Después de todo, no hay conversación de progres en que salga el nombre de Vera a relucir que no salten todos a la vez: “¡Aquel santo!” 

Domingo, 27 de Julio

 


Papillon I

“Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”

 DOMINGO, 27 DE JULIO


Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo:


-Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”.


Y les dijo:


-Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde: “No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?


Lucas 11, 1-13

sábado, 26 de julio de 2025

Agresividad


Gran Vía


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Que dice Gallardón que va a reformar la Gran Vía. ¿Qué boda sin la tía Juana? ¿Qué alcalde sin la Gran Vía? ¡Jesús, José y María! ¡La Gran Vía! ¿Todavía será negocio reformar la Gran Vía? Será. Gallardón dice que su reforma de la Gran Vía no persigue el negocio, sino la felicidad social. ¿En qué consiste el centrismo, sino en que de lo que hace una mano no se entere la otra? Lo veo y no lo creo. ¡Reformar la Gran Vía! ¿Queda algún reloj en hora en esa zona? ¡Fuera! ¿Alguna cruz de farmacia encendida? ¡Fuera! Y así. ¿Qué más podemos quitar de la Gran Vía? “Vamos a eliminar los elementos agresivos”, ha dicho el alcalde, aunque no sabemos qué quiere decir con eso. ¿Quizás que va a eliminar a los municipalones que pegan a los niños que patinan por las calles? ¡No hay redaños! El prestigio viril de la municipalidad madrileña se iría a hacer puñetas. Y los chavales, además, no se fiarían. “¡Venga, niños, a patinar a la calle, que los guardias ya no os van a pegar!” Pero un niño del Madrid de Gallardón es como un perro de Paulov: oye la campanilla y se le hace la boca gaseosa. Yo a los míos los he vuelto locos. Primero les enseñé que los policías eran estupendos. Como dice el doctor House, con su jodida sorna: “Los policías son buenos. Cuando nos perdemos en el centro comercial, ¿quién nos busca?” Pues eso. Pero luego oí rumores, y tras de los rumores, crujir de costillas. Entonces les enseñé lo que aprendí de turista en Méjico. ¿Que ellos vienen por la acera de la sombra? Vosotros, hijos, idos por la del sol. Y al revés. Mi admirado concejal Calvo no me quitará la razón. Con la policía atenta a que no patine la infancia, tiene Madrid que parece Sierra Morena, lo cual, turísticamente, es cojonudo, porque atrae a muchos hispanistas que luego se dejan sus dineros en las fondas. Gallardón quiere que, además de a las fondas, vayan a los teatros, a aplaudir a los cómicos mantenidos por la concejala Moreno. ¿Que no hay teatros? No importa: se cogen los cines americanos, que son reaccionarios, y se convierten en teatros españoles, que son progresistas. Lo difícil es eliminar la agresividad. A Zidane, para curársela, lo han condenado a trabajar... con niños. Tome nota el concejal Calvo. 

Sábado, 26 de Julio

 


El primero de la fila

viernes, 25 de julio de 2025

Final de las novilladas del ciclo veraniego nocturno. Toreo predispuesto y añejo en noche con viento fresco. Pepe Campos

 


PEPE CAMPOS



Plaza de toros de Las Ventas, Madrid.
Jueves, 14 de julio de 2025. Final de las novilladas del ciclo veraniego nocturno Plaza 1 «Cénate Las Ventas». Novillos mansos y nobles de Guadaira. Rozando la media entrada. Noche ventosa y con cierta rasca del siempre sorpresivo verano madrileño.

Novillos de Guadaira, de sangre Domecq, vía Jandilla, bien presentados, bien armados, cuerna abierta, astifinos, mansos, nobles, algunos flojos, en general dieron juego. El primero, tardo y remiso. El segundo, pronto. El tercero, precioso jabonero, cornivuelto, corto en la embestida. El cuarto, con empuje. El quinto, corto de cuello y desrazado. El sexto, alto y con movilidad. Primero y tercero, fueron silenciados en el arrastre. Segundo, cuarto y sexto, aplaudidos. El quinto, pitado.

Terna: Bruno Aloi, de Ciudad de México (México), de azul cielo y oro, con cabos blancos; de veinticuatro años; veinte festejos en 2024; saludos tras un aviso y una oreja. El Mene, de Zaragoza, de tabaco y oro; veinte años; diez festejos en 2024; vuelta al ruedo tras petición y silencio. Pedro Luis, de Lima (Perú), de azul real y oro; veinticuatro años; siete festejos en 2024; saludos tras un aviso y vuelta al ruedo tras aviso. Bruno Aloi fue declarado vencedor del Certamen «Cénate Las Ventas».

Suerte de varas. Picadores: Primer novillo —Teo Caballero—, primera vara, con novillo puesto en suerte, refilonazo y el novillo se sale de la suerte, después en segundo intento, colocación del hierro trasero y caído, con metisaca y el astado sale suelto; segunda vara, en suerte, le hace cinco agujeros, con colocación caída y trasera, le tapa la salida y el novillo se repucha. Segundo novillo —Héctor Piña—, primera vara, al relance, detrás de la cruz, sin castigarle, sale suelto; segunda vara, al relance, trasera, sin castigarle, sale suelto. Tercer novillo —José Adrián Majada—, primera vara, en suerte, trasera y sale suelto; segunda vara, sin estar en suerte, trasera y caída y sale suelto. Cuarto novillo —Antonio Prieto—, primera, en suerte, detrás de la cruz, bien cogido, le pega, empuja y sale suelto; segunda, en suerte, detrás de la cruz, bien cogido, empuja, finalmente le pega y sale al capote. Quinto novillo —Pedro Iturralde—, primera vara, sin estar en suerte, trasera y sale suelto; segunda, al relance, detrás de la cruz, aguanta la vara ante el empuje del novillo y sale suelto finalmente. Sexto novillo —Manuel Sayago—, primera, en suerte, caída, con metisaca y sale suelto; segunda, sin estar en suerte, caída, con metisaca de nuevo y sale suelto.


Decíamos de la anterior novillada que a los toreros les faltó determinación para obtener el triunfo, al margen de que los astados embistieran más o menos, mejor o peor. Pues bien, como por arte de magia o reconcomio, los novilleros de ayer noche le echaron deseos y ganas a su tarea —uno de ellos, el más fino, había sido protagonista en ese festejo aludido—. Ahora, podemos decir de ayer noche que así es la vida también, que ante el reto de hacer algo positivo, en ocasiones, nos encontramos con hambre y en otras con inapetencia. Y esa fue la mejorada imagen que dio El Mene en la noche de ayer, la de un novillero más apetente, más ávido y decidido. Por su parte, sus compañeros de cartel ya habían mostrado afán de triunfo en sus anteriores comparecencias en el coso madrileño y, por eso, se puede decir, habían entrado en la final de las novilladas del ciclo veraniego que de manera desigual prepara la empresa Plaza 1. Ayer todo fue a favor de viento —que por cierto, hizo mucho— y no hay nada que reprochar sobre los novillos elegidos ni sobre la actitud de los futuros matadores de toros. Por ello, todo el público —y la afición— de Las Ventas se alegró para vivir un buen festejo, en lo que ha sido la mejor novillada, hasta ahora, de la temporada. Tanto fue así que no se notó, o no existió, esa mala conducta de la nueva afición joven madrileña que tanto se ha criticado, por eso de su beber y su corretear de manera procelosa en los tendidos del coso berroqueño. Vivimos una noche de afición, de sociabilidad y de didáctica.


Al mismo tiempo, por ese arte de ilusionismo mencionado, ayer no vimos muchos de los defectos que dañan al toreo por la técnica empleada por los toreros en sus labores taurómacas, ante animales nobles o noblejones o boyantones, que, normalmente, consiste, como opción principal, en retrasar la pierna de salida a la hora de dar los pases centrales de las tandas —para no correr riesgos innecesarios, ante percance en la femoral, se dice o se cree—. O la de no cruzarse ante esos animales noblones, porque podría ser una ventaja del lidiador, al impedir que el astado le vea a él, y, sí vea, en cambio, a la muleta —una ventaja, se piensa, dicen algunos—, cuando en realidad si el toro es dócil y franco, su misión es la de obedecer al engaño y seguirlo, y al hilo del pitón, entonces, ¡ancha es Castilla!; quitándole así mando y profundidad al muletazo cuando el espada está cruzado al pitón contrario y le obliga a obedecer al astado, según corriera la mano hacia detrás de su cadera. O, en otro mantra, cuando se ve a los matadores perder pasos después de cada pase, para iniciar otro, darlo, y volver a perder pasos y así indefinidamente —ante toros boyantes—, en vez de imprimir verdad y emoción y mando si el torero se mantiene firme en su sitio, y no cede, y obliga al toro a pasar y darle otro pase, a continuación. Y así.

 
En fin, anoche, como un fenómeno de prestidigitación, los noveles toreros se tomaron una tregua en sus planteamientos, y no hicieron caso a sus mentores —aquellos que les conducen al destoreo, de no cargar la suerte, de no cruzarse, pero sí perder pasos—, y torearon de manera natural, sin técnica de tentadero, ni exposición de clase práctica, tan al uso de taurinos ya sean éstos teóricos o no lo sean. La noche fue ventosa, hemos apuntado, y los novilleros, menos en el primer novillo, plantearon las faenas de muleta en terrenos del seis y del siete, allí donde se fueron los papelillos que se suelen echar en la arena para saber en dónde hace menos viento dentro del redondel en la plaza del Espíritu Santo —Las Ventas—, situada en territorios ventosos, pero que con esta vieja costumbre de los papelillos y saber a dónde van, a qué terrenos, se salva este gran problema o se mitiga, lógicamente dentro de la segunda raya hacia tablas. Por otra parte, como los novillos fueron mansos, esa elección, por parte de los novilleros, de torear hacia las querencias —mirando al seis y a las tablas— que coincidía con la quietud de los papelillos, favoreció el toreo y el éxito del festejo.

 
Entrados en la temática de lo que hicieron los novilleros en su actuación, debemos hablar, en primer lugar, de
Bruno Aloi, en su nueva intervención en Madrid, donde dio un paso adelante, pues se mostró con deseos y con acierto, en una labor firme y meritoria. Se sabía de sus buenas condiciones como torero; ahora confirmadas en mayor medida por el asentamiento mostrado. A su primer novillo, lo toreó donde hacía viento —en terrenos del diez— y fue muy molestado por ello. Aún así, pudo manejarle —a un novillo remiso que no pasaba— sin enganchones, comenzó por bajo con suavidad, para después torearle con entrega en redondo pues el novillo era renuente, y con algunos naturales meritorios, limpios, a pesar del aire. La muleta retrasada, posiblemente, para salvar enganchones —esa fue su preocupación— ante tanto aire. Terminó con bernadinas y pases de pecho. Lo mató en la suerte contraria de una estocada arriba. Su segundo novillo, bien lidiado por Jesús Mejías, metió la cara en el capote en la suerte de banderillas. Aloi comenzó con vistosos estatuarios en terrenos entre el ocho y el siete, para cerrar con el pase de la firma. Luego se fue hacia el siete, en la segunda raya. Consiguió una faena templada y ligada, en redondo y al natural, en ocasiones con compás abierto, otras vertical, rematando con cambios de mano, iniciando con molinetes y calentando al personal, avanzada la labor, con un pase por la espalda. Terminó con manoletinas de rodillas y un pase de pecho. Mató en la suerte contraria, echándose de verdad, aunque perdió la muleta. Dejó una muy buena impresión.


El Mene, comenzó su labor con dos buenas verónicas en el diez, después intentó recoger al novillo. En el seis comenzó por bajo la faena de muleta, donde dibujó muletazos limpios al torear en redondo. En el cinco da una buena tanda al natural, de mano baja. Mantiene el nivel al torear de nuevo en redondo y bajar mucho la mano, con compás abierto. Un cambio de mano ya en terrenos del siete. Y torea con buen dibujo por bajo, algunos de ellos de alto nivel. Como dato negativo hay que señalar que suele torear algo despegado, con poco ajuste. Como aspecto positivo que su empleo de la espada es de los buenos porque empuja con el puño el estoque. Mató en la suerte natural de media estocada metiendo la mano. Ante el quinto de la noche poco pudo hacer pues el novillo era noble desrazado y no quiso pelea. En el seis el animal se mostró renuente y lució descaste. Mató en la suerte contraria de un pinchazo, y otro «agarrado» y suficiente.


Pedro Luis, por su actitud y aptitud, toda una sorpresa. Ya habíamos observado en su anterior comparecencia que al natural lograba pases hondos y largos. Y anoche corroboró con creces esta estampa de buen toreo que posee este novillero peruano. Se ve que el toreo cabal lo lleva dentro; otra cuestión es que pueda salirle siempre. Le falta pericia y atesora disposición y un planteamiento de toreo añejo de otros tiempos, de un toreo perdido, profundo y valioso. Esperemos que persevere en estas virtudes y no se deje aconsejar por aquellos que recomiendan «perder pasos» entre los lances. Es decir, debe huir de los paladines que defienden el destoreo. Darles puerta. En su primer novillo, Pedro Luis logra siempre en cada tanda algún natural de los de oro —según denominación de Paco Parejo, cuñado de Antoñete—; cierto que su labor en conjunto no fue limpia, sino algo embarullada. Mató en la suerte natural, tras un pinchazo, y una estocada casi entera, delantera. Lo bueno vino en el último novillo, el sexto, donde Pedro Luis sacó casta y pasión y toreó en versión de mano baja, arrastrando la muleta por la arena, con largura, con mucha verdad y con remates firmes. Lo hizo templando a un novillo rebrincado, lo cual es un logro. Mostró torería, toreo añejo, y nos transmitió ilusión. Mató muy mal en la suerte contraria, tras cuatro pinchazos y una estocada. Esperemos que lime los defectos —las discontinuidades en su faenas y el manejo del capote— y no escuche mensajes «adocenados».

 

Rocanrol. Get The Water - Love Bomb (Live Badger's Den)

 


The Marilyn Diaries
@MarilynDiary




 


Get The Water

El gran carnaval



Ignacio Ruiz Quintano

Abc


A través de ese ojete orwelliano que es su TV, el Régimen atiza en Torre Pacheco un gran carnaval (“Ace in the Hole”, antes de “The Big Carnival”), que es su homenaje a Billy Wilder para distraer de la independencia de Cataluña, ahora que la Constitución está, en lenguaje saunero, “que no tiene el c… para ruidos”. En el manual de la magia se dice que el mago sólo tiene que asegurarse de que el público dirija su atención a un determinado punto del escenario, y el cerebro del espectador se encargará de suprimir todo lo demás. Vito Quiles en Torre Pacheco no es, como nos venden, Chuck Tatum (Kirk Douglas) en Los Barios, pero tu cerebro es el ayudante del mago, que es el gobierno.


¿La independencia catalana, dice usted? La independencia catalana no es federal ni confederal (para los periodistas son términos sinónimos). Es… catalana. Aznar (el Aznarín de Umbral, para los nuevos) entregó la Educación porque necesitaba los votos de Pujol (de estadista a estadista) y Sánchez entrega la Hacienda porque necesita los votos de Puigdemont (de pícaro a pícaro), y hasta el Barça tendrá que inscribir al portero Joan García, quien, según la doctrina Uribes, un loco del rabo de toro de Casa Salvador, “tiene derecho a jugar”.


La independencia catalana (la buena, la de las perras, que es la definitiva), tampoco es cosa que importe mucho al españolejo. Después de todo, la unidad de España era un deseo franquista, y hasta ahí podíamos llegar. “Franco me cogió la mano y me pidió que preservara la unidad de España”, confiesa el Rey emérito en un documental de la TV del Régimen. No será tan buena la unidad nacional cuando eso fue precisamente lo que Yeltsin pidió en su lecho de muerte a Putin, que preservara la integridad de Rusia, y bien sabemos todos cómo son los rusos de iliberales.


Y a todo esto ¿qué dice el periodismo ético? Bertrand Russell cree que, desde un punto de vista causal, nuestra ética es un efecto de nuestras acciones y no viceversa: en vez de practicar lo que predicamos, nos parece más conveniente predicar lo que practicamos. ¿Es ético atacar políticamente al sanchismo por el flanco familiar de las saunas (Maika, Princesa, Castellana…, que suenan a nombres de mulas de arrastre en Las Ventas)? La “Ética” de Aristóteles, para quien la veracidad es un justo medio entre la jactancia y la falsa modestia, él sabría por qué, apela a la respetable edad madura, razón por la cual los periodistas provectos, lejos ya de la juvenil fogosidad de los Vito Quiles, equiparan la situación de Sánchez a la de Gladstone, el “recurrente primer ministro” liberal que estuvo a punto de arruinar su carrera porque una noche, al volver a casa desde el Parlamento, fue visto hablando con prostitutas, pero consiguió demostrar que sólo pretendía abordarlas para saber si podía ayudar a una mujer a redimirse de su esclavitud sexual.


La aceptación resignada de lo aceptable, nos dice Barzun, está en el ánimo del Realismo.


[Viernes, 18 de Julio]

Viernes, 25 de Julio

 


Valle de Esteban

In vigilando

La pescozada al señor Santiago


 
 
Hay que seguir afirmando que Santiago bajó a la batalla de Clavijo sobre un caballo blanco, y no hay que transigir ni con que fuera tordo el caballo. Ése era el consejo de Maeztu. Pero ¿qué sabemos hoy del patronazgo de Santiago?


Quevedo se dejó la piel en la defensa del patronazgo de Santiago frente al de Santa Teresa. En Madrid, los columnistas zen (tristas) de la época discutían de la depreciación de la moneda, de las hipotecas de los judíos, de la ayuda a los herejes... La reacción antisantiaguista crecía porque ya no había musulmanes contra quienes hacer la guerra santa. Y el centrismo decidió hacer la petición de que la beata Teresa de Jesús fuera elevada por el Pontífice y admitida por el Reino como patrona de todos los españoles, contando con el favor del Rey y su valido, el Conde-Duque, que miraban por lo suyo.


Quevedo también miraba por lo suyo, pero menos, pues echó todo su crédito gubernamental a perder cuando escribió su memorial por el patronato de Santiago contra la bandera de los carmelitas y el centrismo rampante. Santiago era un patrono guerrero, y Santa Teresa, una patrona andariega, casi una krausista. (Se conoce como “krausismo” a un movimiento de pedantes madrileños que dieron en sustituir la misa dominical por una caminata por Gredos.) A Quevedo, para quien las Españas eran «bienes castrenses ganados en la guerra por Santiago», el buen rollo carmelitano lo hacía sulfurarse. ¿Encomendar al sexo de mujer parte de la invocación de las batallas? «¿Qué comparación puede tener esta postura y pintura con la de un caballero joven, robusto, gallardo, denodado, despidiendo rayos de luz de su hermosísimo rostro, adornado de fuertes y resplandecientes armas, con la cruz roja en el pecho...?»


Y en Su espada por Santiago escribe:


“Los reyes, señor, armaban caballeros en España; mas a los reyes Santiago los armaba caballeros: de su altar tomaban las armas y la espada, y el bulto del Santo Apóstol les daba la pescozada en el carrillo... Pues, ¿cómo pretenderán los padres de la Reforma que Santiago os dé armas a vos y que las volváis contra él; que de su altar toméis la espada y que le quitéis vos la que él (tiene) en su mano para dársela a Santa Teresa, a quien sus mismos hijos han hecho estampar con una rueca? La pescozada, señor, antiguamente Santiago la daba a los reyes; hoy quieren los procuradores de corte que los reyes se la den a Santiago en la cara. A vos os lo proporcionen... Ni los frailes lo pueden negar, ni los procuradores lo deben proseguir; ni vos, señor, lo debéis mantener.”


jueves, 24 de julio de 2025

Agonía


Arthur Schopenhauer


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Impresionante ese rostro del doctor Montes, de Leganés, bailando una especie de sardana sindical ante los juzgados leganenses. Con unas barbas luengas y como de brezo, el rostro de ese doctor Montes, de Leganés, cada día recuerda más al del postrero señor Husein, el ex señor de Bagdad. Por si alguien no hubiera reparado en la semejanza física, el propio doctor Montes, de Leganés, se permite la licencia literaria de comparar el caso de las sedaciones irregulares en la comarca pepinera con el caso de las armas de destrucción masiva en la región mesopotámica. La rebelión contra la injusticia es, como se sabe, un privilegio de las izquierdas, y el doctor Montes, de Leganés, es un rebelde contra la injusticia del sufrimiento en la agonía de los afiliados a la Seguridad Social. A combatir esa injusticia el doctor Montes, de Leganés, ha consagrado su elocuente vida, y hoy, apartado de su puesto, no puede ocultar el dolor que como verdadero hombre de izquierdas le produce el sufrimiento ajeno, sentimiento que, dijera Schopenhauer lo que dijera en sus enunciados sobre la compasión, no se da en la gente de derechas. Por no darse, ni siquiera se da en la gente centrista. La compasión es un patrimonio de la izquierda, como el romanticismo lo es de la tisis, el modernismo de la neurosis o el surrealismo de la esquizofrenia. Y al doctor Montes, de Leganés, le dan una pena que se muere los pacientes agónicos que, ahora que no está él para cuidarlos, “sufren más”. ¡Dios, qué buen vasallo, si hobiera buen señor! Estoy pensando en Fidel Castro, de La Habana, cuya agonía se está alargando salvajemente y, desde luego, en contra de lo que prescriben todos los protocolos progresistas para los pacientes agónicos, siempre, eso sí, que los pacientes agónicos pertenezcan a la escala capitalista. Sería francamente emocionante ver al doctor Montes, de Leganés, derramar sus dones paliativos sobre la estantigua verde oliva del invicto líder máximo, y alrededor, las fuerzas sindicales danzando la sardana de la solidaridad internacionalista, de manera que el pueblo, al contemplar el espectáculo, saliera tan edificado que gritara: “¡Socialismo o muerte!” ¿Dónde está la contradicción? 

El embuste y la monserga del Balón de Oro


El segarro de don Alfredo



Pepe Campos



De un tiempo a esta parte aquellos que saben poco de fútbol se dedican a hablar constantemente sobre el Balón de Oro, ese premio que nació en 1956 y que se entregó por primera vez a un futbolista veterano llamado Stanley Matthews, como reconocimiento a toda su carrera. El criterio por el que se concedía este premio al principio era el de elegir, cada año, al mejor jugador del fútbol europeo, del cuál quedaban excluidos los futbolistas que jugaban en América (por ejemplo, en secuencia, Garrincha, Pelé, Rivelino, Tostao, Zico —jugó en Asia y en Europa— o Sócrates, y otros), e incluso a los que jugaron en el viejo continente pero que no tenían nacionalidad europea (digamos, principalmente, Maradona). Hubo años en los que el ganador de un Balón de Oro no podía entrar en la elección del año siguiente (Alfredo Di Stéfano en 1958). Existieron futbolistas únicos que cumplían con todas las condiciones para ser elegidos pero nunca lo recibieron, creo que el caso más claro fue Ferenc Puskas (Balón de Plata en 1960). Podríamos citar también a Ladislao Kubala. Y por qué no decirlo, al mejor futbolista español de los primeros tiempos gloriosos del premio, Francisco Gento (estamos hablando de seis Copas de Europa jugando todas las finales como titular del Real Madrid, disputando todos los minutos de esos partidos y marcando goles), no entró nunca en el elenco de posibles ganadores.


Quiere decirse que un premio que nació para destacar a los mejores, ya desde el comienzo y a lo largo de los años, eludía hacerlo, porque se supone que un año elegía al mejor y con evidente presencia en partidos significativos; y otro año se daba a jugadores prestigiosos elevándoles por encima de otros candidatos con menor renombre pero con mayor mérito en la competición más acreditada de ese año. El año más polémico fue 2010. Y esa tendencia ha ido a más y de manera diabólica ya avanzado el siglo XXI —en cierto momento, valía más una competición, y a continuación, lo era otra—. Si bien antes de aludir o acercarnos a un análisis de esta escalada aleatoria de los valores y de los criterios para dar este galardón, tan célebre y tan dañino, sería bueno hablar sobre futbolistas fantásticos que estuvieron al margen de esta distinción en la que los intereses económicos y los poderes fácticos del fútbol han ido introduciéndose para llegar a esta errática tendencia donde no se sabe por qué se elige al ganador. Ya hemos citado más arriba a algunos de estos jugadores. Y de aquella primera etapa clásica del fútbol de los años sesenta y primeros setenta llama la atención que jugadores de la categoría de Bobby Moore, Sandro Mazzola, Jimmy Johnstone o Amancio, no recibieran el Balón de Oro; aunque aquellos fueron tiempos en los que el premio estuvo muy repartido y no se pueden señalar elecciones finales caprichosas a priori.


Entrados los años setenta y en los ochenta tenemos a futbolistas como Kenny Dalglish que no tuvieron este premio, ni Paul Breitner, ni Günter Netzer; más adelante se echa en falta entre los galardonados a Ian Rush; en plenos ochenta, a Bernd Schuster, y por esos tiempos, tanto a Zbgniew Boniek, como a Alain Giresse, Jean Tigana o Alesandr Zavarov, que perfectamente pudieron ser Balones de Oro. Ya en los noventa no lo obtuvieron ni Georghe Hagi, ni Dennis Bergkamp, tampoco Michael Laudrup. Y si nos vamos a comienzos del siglo XXI, no se lo dieron ni a Raúl, ni a Alessandro Del Piero. La cuestión como apuntábamos anteriormente se devasta con el premio de 2010, para comenzar una escalada de ensalzar a dos futbolistas —no decimos que no fueran en su momento dos grandes jugadores— por encima de los demás. Todos sabemos quiénes son estos dos jugadores. Su excesiva estimación por parte del mundo de fútbol ha llevado a este premio a un callejón sin salida, como se encuentra en estos instantes. Pensemos que futbolistas como Andrés Iniesta, Xavi Hernández o Iker Casillas, no han sido debidamente valorados. En la misma terna situamos a Franck Ribéry —el único que ha tenido el valor de protestar y levantar la voz—, y en cercanía a estos años Mohameh Salah y a Robert Lewandowski; el último caso no deja de ser, por reciente, el de Vinicius Junior —ya aquí, con polémica y desplante incluido—. A todas luces los trece balones de oro acumulados por Cristiano Ronaldo y Lionel Messi han sido excesivos y han tenido consecuencias. Sin tener que mencionar tanta parafernalia con eso de ser «los mejores jugadores de la historia», con un uso anacrónico, como si el fútbol hubiera comenzado ayer mismo.


Estos dos jugadores, sobre todo en el caso de Messi, han fabricado a su alrededor un periodismo afín, militante, correligionario, pesebrero y ditirámbico, que ensalza a sus jugadores preferidos y ataca a los que no entran dentro de su visión paradigmática, que no sabemos si es la de poseer glamour o simplemente poder, tal vez, económico, con ramificaciones sociales. Aunque este tipo de periodismo no siempre puede mantener una opinión sesgada. Tenemos el caso de Toni Kroos, un jugador con títulos y juego, matemática pura en el terreno de juego —noventa y cuatro por ciento de aciertos en los pases, ya fuesen cortos, medios o largos, analizando toda su carrer— y que nunca se acercó a los primeros puestos —a la hora de las votaciones— de este galardón que estamos comentando. Pues bien, los defensores de Cristiano y Messi no dejan de hablar como jugador estratosférico al definir la figura de Kroos. Una contradicción superlativa. ¿Si tanto vale el Balón de Oro, por qué se ningunea a ciertos jugadores excelentes? Estamos en esa lucha de los intereses futbolísticos, donde es sintomático que la prensa deportiva dedique ingente información a la carrera final decadente de Ronaldo y de Messi. Digamos, en el As y en el Marca, por ejemplo. En definitiva, si volvemos al tema principal, se podía haber repartido mejor, durante los últimos tres lustros, la recompensa que mide este premio. Históricamente los porteros, los defensas, los medios centros, incluso los extremos puros no han sido los jugadores retribuidos. Se ha recompensado al que se considera seña o emblema de un equipo ocultando los valores de lo es un deporte de grupo, donde unos trabajan y corren más que otros, donde algunos tapan los defectos de los que tienen más popularidad. Si bien las popularidades se pueden crear por medio de la propaganda, el marketing y el periodismo estabulado.


Estamos disfrutando de una paz veraniega futbolística tras el Mundial de Clubes que ha ganado un equipo de estrategia y de despliegue físico. Algo que viene bien para refrescar las mentes y darnos cuenta que eso de correr y la velocidad son importantes en el fútbol. Ya lo decía Di Stéfano, la velocidad y el juego coordinado entre todos los jugadores del once. Pero el fútbol ha cambiado mucho, debido al uso de las tarjetas por parte de los árbitros, a la intervención del VAR, y, creo, que, sobre todo, a un mínimo de cinco cambios por formación que la norma actual ha impuesto. Y esperemos que no se patente también esto del parón del partido para refrigerarse —todo ello suena a ganancia publicitaria televisiva—. Así ¿cómo se puede comparar el fútbol del ayer con el de hoy? Algo que suele hacerse para imponer nuevos y ultimísimos fenómenos futbolísticos. Lo decimos por ese constante nuevo «mejor jugador de todos los tiempos» que nos va a tocar padecer durante otras dos décadas. Nos referimos a la recién llegada nueva estrella del Barcelona. Un equipo que sabe escribir relatos por ser más que un club, como su lema dice. Se nos avecinan doce o trece años de Balones de Oro para Lamine Yamal, sea porque da taconcitos en el campo, porque baila al celebrar los goles, al ser una persona alegre, o por decir o hacer lo que le dé la gana porque es un chico que no tiene mala intención. Ha llegado el final de Ronaldo y de Messi. Pero recordemos —ante tanta patraña y tabarra— que de elegirse, desde su inicios, el Balón de Oro según los parámetros actuales, éste hubiera pasado, sin más viraje, de Alfredo Di Stefano a Luis Suárez, de este a Beckenbauer, luego a Cruyff, después a Platini, para terminar en Zidane. Pero esto no fue así, como todos sabemos. Ni debe serlo. Limitar a tres premios como máximo para una trayectoria, es decir, para un jugador, sería algo sano. Mientras, se nos quiere imponer algo, que no es, un dato que demuestra que vivimos en tiempos de pompa, necesidad y decadencia.



El Relato