Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La Superliga de Florentino era un desatino, pero con la idea el uefo Ceferino hizo de su capa de la Champions un sayo XXXL, como el de Demis Roussos; y el fifo Infantino ha hecho de su capa mundialista para naciones un sayo mundialista para clubes que llena de oro los bolsillos de los participantes, razón por la cual en la España-de-Santos-Cerdán-que-es-mi-pueblo prometen hacer lo que sea para que el Mundial de Clubes no vuelva a celebrarse… sin el Barcelona, que, como el diablo, cuando no tiene qué hacer con el rabo espanta moscas, y mientras los grandes clubes del mundo se baten el cobre de los dólares y la gloria en Miami, los culés menean en Bilbao el nogal del Athletic por si les cae la breva de Nico Williams, el amigo de Lamine, futbolista que el mundo, al decir de un bobo solemne, no había visto desde Pelé, por lo que hereda el “10” de Ansu Fati.
En cuatro partidos de entrenamiento, el Real Madrid ya se ha llevado del Mundial de Clubes más millones que por toda la Liga española, motivo suficiente para apoyar la Superliga de Florentino y apartarse de las competiciones nacionales, al menos mientras no se limpien los establos de Augías. El Madrid en América recibe respeto, admiración y dinero, da igual el orden, en contraste con la barbarie ibérica que por cuatro perras ha de aguantar en la España de Santos Cerdán, el hombre, para los nuevos, que, “urbi et orbi”, decía en 2014: “Pedro Sánchez ha planteado un potente código ético de conducta.”
Vivimos, pues, en un país ético, donde los tarambanas de la industria futbolera se oponen al Mundial de Fútbol por la preocupación que les produce, no la pérdida de dineros e influencias, sino la salud de los futbolistas, obligados a viajar a Miami por un Mundial, cuando podrían hacerlo por un Clásico liguero, como varias veces se ha intentado, o como de hecho lo hacen al desierto de Arabia para promover el feminismo, como decía Rubiales, con el bolo de la Supercopa de España, esa España de Santos Cerdán cuya atmósfera ética, asentada en el Estado de Derecho de Bolaños, lleva a un juzgado de lo contencioso a ordenar al Tribunal de Arbitraje Deportivo un expediente al Real Madrid por los videos de su TV sobre los errores arbitrales en las competiciones españolas, videos que en una rueda de prensa arrancaron las lágrimas de un padre de familia árbitro, mientras otro padre de familia árbitro tarareaba “Tears in Heaven” de Eric Clapton, espectáculo que nos lleva a pensar que en la España de Santos Cerdán antes podría ser sancionado el Real Madrid por opinar sobre errores arbitrales que el Barcelona por abonar durante al menos diecisiete años millones de “leures” en la talega del vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, organismo renovado al lampedusiano modo: a Cantalejo lo sucede Fran Soto, abogado y árbitro, como Bolaños, que en resumidas cuentas ya ha dicho, con música de María Ostiz, que “Negreira, Negreira, Negreira do mar / hay una barquinha para ir a navegar / Para ir a navegar, para ir a navegar, / Negreira, Negreira, na veira do mar”, o sea, que pelillos a la mar, y que con Fran Soto llega a los árbitros (tan buenos que, felizmente, no hay ni uno en el Mundial de Clubes) “la ola de la modernidad”.
¿Y de fútbol, qué? Por lo visto en el tramo final ante la Juve, el Madrid tiene un entrenador moderno, Alonso, y un “crack” antiguo, Mbappé, incapaz para la presión del fútbol contemporáneo, lo que obliga a contratar no a un Kroos, sino a un Makelele que corra por los dos, o no hay equipo moderno. Estamos, pues, donde estábamos: defensivamente, el portento de Aureliano, y ofensivamente, el portento de Vinicius, aunque la Fifa incluyó en el Once de la semana a Gonzalo, pero de extremo, para poder colar de rondón al búmer Messi, el tagamotchi de Infantino, creador de un Mundial cuya importancia es directamente proporcional al disgusto de Guardiola por ser eliminado. Huijsen cantó tres veces, como el gallo de San Pedro, y a Trent lo resumió muy bien Philmore A. Mellows en el descanso: “Lección magistral de senderismo nos ha regalado Trent esta primera parte”. Circunstancia que aprovechó la Liga para contraprogramar al Real Madrid con el sorteo de la 25-26.
[Sábado, 5 de Julio]

