viernes, 4 de julio de 2025

Segunda novillada nocturna de verano. Con tormenta eléctrica y sin pausa de refrigeración


Taurinos veraniegos. Yul Brynner


PEPE CAMPOS


Plaza de toros de Las Ventas, Madrid.

Jueves, 3 de julio de 2025. Segunda novillada del ciclo veraniego nocturno Plaza 1 «Cénate Las Ventas». Novillos mansos y de poca casta de Sagrario Moreno. Un tercio de entrada. Noche calurosa del mes de julio.


Novillos de Sagrario Moreno, de sangre Domecq, bien presentados, mansos, flojos, nobles y con poca casta, dieron escaso juego, a excepción del único de capa negra, el quinto, un novillo bien armado, enrazado y con movilidad. Los castaños restantes, de cuerna abierta (el primero), recogida (segundo y tercero) y abrochada (cuarto y sexto). Su flojedad lastró la embestidas que fueron cortas. Primero y segundo derribaron en la primera vara, pero fue un espejismo. Fueron silenciados en el arrastre.


Terna: Fabio Jiménez, de Alfaro (La Rioja), de azul noche y oro, con cabos blancos; veintidós años de edad; once festejos festejos en 2024; palmas y silencio. Bruno Aloi, de Ciudad de México (México), de azul cielo y oro, con cabos blancos; de veinticuatro años; veinte festejos en 2024; saludos y ovación tras un aviso. Pedro Luis, de Lima (Perú), de azul real y oro; veinticuatro años; siete festejos en 2024; silencio y silencio tras un aviso. Pedro Luis hizo su presentación en Madrid.


Suerte de varas. Picadores: Primer novillo —Alberto Sandoval—, primera vara, con novillo puesto en suerte, colocación del hierro trasero y caído, fue descabalgado el jinete, el astado sale al capote con muy poquitas fuerzas; segunda vara, sin estar en suerte, picotazo caído y sale suelto. Segundo novillo —Antonio Prieto—, primera, en suerte, algo más de un picotazo trasero y el novillo tras derribar sale al capote; segunda, el astado pierde las manos antes de entrar en suerte, detrás de la cruz, sale sin pujanza. Tercer novillo —Manuel Sayago—, primera, sin estar en suerte, trasera y caída, sale al capote; segunda, sin estar en suerte, trasera, sale al capote tras encelarse. Cuarto novillo —Carlos Pérez—, la primera, en suerte, trasera, le da con saña, sale suelto; la segunda, en suerte, trasera, le da con fogosidad y el astado sale suelto. Quinto novillo —Teo Caballero—, primera, en suerte, trasera y caída, el novillo sale suelto; segunda, en suerte, caída y sale suelto. Sexto novillo —Héctor Piña—, primera, en suerte, trasera, le da y sale suelto; segunda, en suerte, trasera, le da y sale suelto.


Sin las premisas de tener que suspender temporalmente el festejo por amenaza de tormenta eléctrica y sin las recurrentes pausas de refrigeración de carácter futbolero por el sofocante calor, para los matadores de novillos y sus cuadrillas, tuvimos la suerte de irnos a casa pasadas dos horas de novillada. Cierto es que de una manera o de otra los matadores cumplieron su trabajo con la espada con prontitud. Vivimos tiempos de innovaciones que en los toros es difícil de introducir, para bien de los viejos aficionados. A pesar de ello ahí está este «Cénate Las Ventas», donde se pueden ver imágenes pantagruélicas como la de al entrar a la localidad y otear a señores con toda la barba abalanzarse sobre hamburguesas aderezadas de patatas fritas sostenidas —y sostenibles— en platillos de plástico. No hay nada como la buena publicidad y la mercadotecnia, que situadas en la buena dirección de las enormes ganas de comer que existen en el personal, dan como resultado escenas de verdadero deleite gastronómico. Vimos también al paisanaje centrarse en comer pizzas en los pasillos y en el mismo tendido, y a darle a los brebajes, donde los más jóvenes ganan por goleada a todos los asistentes. En definitiva, las ganas de comer y beber en las gentes son frenéticas y eso que nos encontramos en tiempos de bonanza, lo que quiere decir que el género humano ha nacido y vive para zampar y abrevar, y el ánimo para ello siempre está dispuesto. Plaza 1 lo sabe, y de ahí ese «Papéate Las Ventas» que han planteado con verdadero éxito tan festivo y nutritivo.


Otra cuestión es lo que la empresa consigue en el resultado artístico del mismo festejo que es muy pobre, digamos, insuficiente, no apto para el devenir de la parte espiritual de la tauromaquia. Aquí parece como que el hambre que se ve en los que engullen todo tipo de viandas en los tendidos, gradas y andanadas, y no se corresponde con una verdadera gusa de los empresarios por poner a la tauromaquia en el pedestal más alto, ni con una fiera gazuza de los novilleros, contratados para este ciclo nocturno, para hacerse ricos y famosos en el entramado del mundo de los toros. Puede que las excesivas ganas de jamar que existen en la especie humana, hoy no se correspondan con el amor propio de querer destacar en cada profesión. Todo un debate sobre la situación que atraviesa la civilización y la cultura. No hace falta escribir ni leer La derrota de occidente (Emmanuel Todd) para darnos cuenta de que lo que nos depara el momento actual no es nada positivo. Todo son prisas, irnos a otros territorios, pasar de puntillas por las cosas importantes, ponerse de perfil, y nada de «Memoria, entendimiento y voluntad» como se nos enseñaba cuando la escuela estaba planteada para salir adelante. Eso, al garete. Y la tauromaquia no iba a estar ajena a ese mundo vacuo que cimenta la civilización de hoy. No se observan ganas de arreglar los males de la fiesta de los toros en quienes la regentan —apuesta por buenos carteles—, tampoco mucho en los que son protagonistas —nada de la muleta planchá y cargar la suerte—, e incluso falta espíritu crítico —todo se aplaude— en quienes la evalúan —exceptuamos a la Asociación del Toro—. En suma lo que queda es lo más primigenio, lo más animal, el instinto de conservación, y, por ello, el éxito de manducar y pimplar. Plaza 1 lo sabe, y lo practica. Unos linces.


Entrados en el propio festejo, debemos comenzar por lo realizado por Fabio Jiménez, que cumplía su tercer paseíllo en Las Ventas, y al que no se le vio con evolución respecto a sus actuaciones anteriores. Al torear con la derecha, en redondo, en terrenos del nueve, abusó de la muleta en uve, en una faena a su primer novillo «rapidilla», sin llevar al astado con temple en el toreo en redondo. Mejoró en su primera tanda al natural, para decaer en la segunda. Debemos señalar que el novillo acusaba la falta de fuerzas y era dificultoso llevarlo, pero para ello están la técnica y los deseos. Inició su labor con pases por alto para sacarse al animal de tablas hacia los medios. Finalizó, sin rematar la faena, con una estocada entera y desprendida en la suerte contraria. A su segundo novillo, volvió a la muleta en uve, también en el nueve, sin hacerse —ni correr la mano— con un novillo que llevaba la cara alta, y quedarse todo en enganchones. Mató en la suerte contraria de una estocada trasera perpendicular.


Bruno Aloi, también viejo conocido del coso venteño. Digamos que tiene buenas condiciones para el toreo, sobre todo en el aspecto de poseer el trazo del temple en los muletazos, pero no se le vio mejora respecto a sus tres intervenciones anteriores. Mantiene la variedad de su planteamiento —destacó en el toreo con el capote al delantal, en su primer novillo, lo mejor de su tarea—, con intentos de darle distancia a sus enemigos, si bien persistió en la muleta retrasada, en abrir demasiado el compás y descolocarse. En su primer astado logró una faena templada, desigual, en terrenos del ocho. Perdió pasos entre los muletazos —se supone que son consejos que recibe por sus preparadores—, la muleta retrasada, sin hilo. Mejoró al natural, en colocación y ligazón. Terminó con una estocada delantera, eficaz, en la suerte contraria. En el quinto novillo, un astado con mayor raza que sus hermanos, se manejó bien en la verónica, dio distancia al comienzo de la faena de muleta, templó algunos muletazos, se fue hacia un cite y un toreo con la muleta en uve, y posición de perfil, compás abierto, con cierta superación en su labor cuando más arreciaba el aire y la lluvia, que coincidió con la parte central de su trasteo. Inició la faena de rodillas en el platillo, con garra, y finalizó por bajo hacia las rayas, con menor ajuste en los muletazos por bajo y con el invertido por la espalda, en tarea donde se le vio en la necesidad de cortar trofeos. Mató en la suerte natural, tras un pinchazo y una estocada contraria caída, tragándose la muerte el animal.


Pedro Luis, se presentaba en Las Ventas y se lo tomó con calma. El manejo del capote no fue demasiado pulcro. En sus dos novillos se fue a porta gayola, pero sin emplear la técnica de aquel novillero de finales de los años sesenta —del siglo XX— que poseía el conocimiento de dicha suerte, marcando con acento la salida de los novillos en la larga cambiada, nos referimos a Julián Pérez Flores (Curro Flores en su primera época, y Julio Flores en su segunda). Traído este recuerdo, hay comentar que Pedro Luis fue desarmado al dar su primera porta gayola y salió del trance en su segunda. En su toreo destacaron las pausas alargadas a la hora de ponerse a torear, en el toreo en redondo no corrió la mano, pero en el toreo al natural logró a cuenta gotas algunos muletazos largos tras ponerse de frente y echarle el trapo a sus novillos con ortodoxo planteamiento. Mató a su primer astado de pinchazo y media caída, y a su segundo de pinchazo hondo; en ambos en la suerte natural.