viernes, 11 de julio de 2025

Tercera novillada veraniega nocturna. La empresa rasca y llega al fondo. Pepe Campos

 


Falla de 1914
José y Juan toreando caracoles


PEPE CAMPOS



Plaza de toros de Las Ventas, Madrid.

Jueves, 10 de julio de 2025. Tercera novillada del ciclo veraniego nocturno Plaza 1 «Cénate Las Ventas». Novillos mansos y sosos de Los Chospes. Algo más de un tercio de entrada. Noche calurosa pero apacible.


Novillos de Los Chospes, de sangre Domecq, bien presentados, mansos, flojos, nobles y sosainas; dieron escaso juego; a manso, destacó el quinto y el cuarto, por este orden; como noble e insípido el primero; con algo de movilidad el tercero; con cierta dificultad el quinto y el sexto; los tres primeros en el estándar de la sosería; los tres últimos, más mansos y por lo tanto más interesantes y dificultosos. Escurrido el cuarto, alto y largo el quinto y abierto de cuerna el sexto. Silenciados en el arrastre, menos el cuarto y quinto, pitados.


Terna: Nino Julián, de Nimes (Francia), de lila y azabache; veinte años de edad; once festejos en 2024; saludos con protestas y saludos sin eco. Mariscal Ruiz, de Sevilla, de verde botella y oro, con cabos blancos; de veinte años; quince festejos en 2024; silencio tras aviso y fue cogido en el quinto. Juan Alberto Torrijos, de Linares (Jaén), de azul celeste pastel y oro, con cabos blancos; veinte años; un festejo en 2024; saludos y saludos. Nino Julián y Juan Alberto Torrijos se presentaban en Las Ventas.


Suerte de varas. Picadores: Primer novillo —Mathias Hubert Vincent—, primera vara, con novillo en suerte, colocación del hierro caído, el astado sale suelto; segunda vara, sin estar en suerte, detrás de la cruz y caída, se va suelto. Segundo novillo —Juan Melgar—, en la primera hizo un todo en uno, sin estar en suerte el novillo, un picotazo delantero, rectifica para colocar el hierro detrás de la cruz, dar metisaca con saña y tapar la salida; segunda, detrás de la cruz, sin emplearse ya ni novillo ni picador. Tercer novillo —Andrés Nieto—, primera, sin estar en suerte, trasera, le da y barrena antes de salir el astado; segunda, en suerte, el novillo va, caída, trasera, sale suelto. Cuarto novillo —Gabin Rehabi—, la primera, al relance, detrás de la cruz, sale suelto; la segunda, la toma en el cuatro y la administra Vincent, con colocación trasera, y el astado sale suelto. Quinto novillo —Juan Miguel López—, primera, en suerte, pero el astado se sale de ella en tres ocasiones, finalmente la toma en el tendido cuatro, de la vara de Juan Melgar, trasera y caída, que le da y el novillo sale suelto; segunda, en el ocho, trasera y sale suelto; tercera, al relance, picotazo trasero y caído. Sexto novillo —Félix Majada—, primera, sin estar en suerte, trasera, le da, metisaca y sale suelto; segunda, en suerte, trasera, lanzazo y sale suelto.


Sabemos que definitivamente la plaza de Madrid de Las Ventas se ha convertido en un coso de oportunidades para los novilleros que no tienen cabida en las ferias que celebran novilladas en la temporada española; o esa impresión tenemos por la evidente falta de experiencia con la que acuden los aspirantes a matadores de toros a la capital de España. En esta ocasión los tres novilleros empataron, además, en edad, pues todos tenían veinte años; y aunque algunos de ellos venían con más festejos toreados en su haber, lo cierto es que desarrollaron el mismo nivel de poca preparación para afrontar la lidia de los novillos que les tocaron en suerte. En este sentido, «suerte» tuvieron los tres lidiadores porque los astados de Los Chospes —de la factoría Domecq— fueron flojos, nobles y pavisosos, y por lo tanto los tres jóvenes anunciados pudieron salir indemnes de su cita madrileña porque los animales a los que se enfrentaron eran una delegación de mansedumbre en el sentido pío del término, en vísperas de la celebración de San Benito Abad, santo de la buena suerte. Pues de habérselas visto con astados de poder y con malas intenciones, no nos imaginamos una actuación decorosa de estos espadas, según nuestro parecer, a no ser que la intervención de San Benito Abad se pudiera producir con renuevo, allí donde estos tres mozos toreen, y convierta el mal en bien para logro de la paz y como antesala de su «ora et labora» tan necesario.


No todos los novilleros contratados en este ciclo nocturno de «Cenar y beber en Las Ventas» traerán endeble bagaje, ya que dos de ellos parecen, a priori, estar por encima de sus compañeros, y pensamos que son El Mene y Javier Zulueta, que están anunciados para el próximo jueves. Y por ello, puede que en este serial de novilladas, ambos estén obligados a pasar a la final, es algo que podremos comprobar el próximo jueves por la noche. Entonces, ese rascar para llegar al fondo de inversión en la planificación de festejos para candidatos a matadores de toros —por parte de Plaza 1— tendría visos de pleno acierto si se lanzara a algún novillero con solidez hacia el escalafón superior. Todo son suposiciones por nuestra parte, y el mundo de los toros es propicio en acaparar y monopolizar amplias posibilidades de estrategias, conjeturas e hipótesis. En definitiva, nos gustaría que en esa próxima novillada —joya de la corona— todo salga a pedir de boca para los paladares del buen toreo y se cierre con fortuna esa bajada al fondo del mundo novilleril que la empresa de Madrid tiene emprendida desde hace algún verano sin planteamientos convincentes para el aficionado serio, ni logros que se hayan advertido en la renovación del escalafón de matadores de toros. La alternativa la proponemos: más corridas de toros durante el verano y novilladas más seleccionadas, como la del próximo jueves. Ahora, en estos instantes, la pelota está en el tejado de El Mene y de Zulueta, y, por qué no, de Sergio Sánchez. Las oportunidades de verdad las pintan calvas.


Antes de pasar a comentar la labor de los tres novilleros que torearon ayer noche, se nos viene pintiparada una nueva sugerencia, en este caso, para el festival en homenaje a la figura de Antoñete que prepara Morante de la Puebla para el doce de octubre. Advertimos que no está cerrado el cartel y por eso nos atrevemos a dar nombres de viejos toreros que podrían encandilar a tanta juventud que ha llegado al mundo de los toros y que está menesterosa de saber cuál es el toreo clásico y rematado. Así, por esta razón, sugerimos a Morante que pueda cerrar un cartel similar al siguiente, o en el que aparezcan muchos de los toreros que aconsejamos, a pesar de la edad y los avatares, pues si hay novillos a modo, estos que proponemos saben y pueden hacerlo: Gregorio Tébar «El Inclusero», Francisco Ruiz Miguel, Curro Vázquez —parece que ya contratado—, Carlos Escolar «Frascuelo», Pepín Jiménez —no sabemos de su estado físico—, Juan Mora y César Rincón —en vías de contratación—, más el propio Morante de la Puebla. De siempre los festivales taurinos han servido para ver a matadores de toros de otras épocas, el proyecto de Morante viene al pelo, para que se vean hoy otras maneras de torear, como la lograda por Morante el veintiocho de mayo en Madrid, y que no consistan en dar pases simplemente, ni cercanías inapropiadas, ni piernas retrasadas al embarcar, ni ese «sin ton, ni son» que las últimas «figuras» del toreo han instalado en la tauromaquia para nuestra desgracia. Una oportunidad de oro para sentir aire fresco, clásico y renovado.


De ayer noche, no mucho que decir, Nino Julián, saludó a su primer novillo con verónicas de manos altas que nos llamaron la atención, no sabemos si de planteamiento o porque así le salieron. Banderilleó a sus dos novillos sin ajuste y con la misma oferta, dos pares por el pitón izquierdo y uno final al quiebro en tablas, con mucho rehilete caído y trasero. Después con un gran muletón inició la faena a su primer novillo, muy noble, con pases por alto y por detrás, sin relieve. Tres tandas por el pitón derecho en la segunda raya del nueve, con pierna retrasada, por fuera, pico y medios pases. Una tanda al natural, en corto y mejor colocado, donde el novillo se le acuesta y le aprieta. Lo mató en la suerte contraria, de bajonazo, tras perder la muleta. A su segundo novillo, con el capote lo saca a los medios recogiéndole, más adelante, con la misma muleta enorme inicia la faena rodilla en tierra en el diez, y el novillo, manso, se va a tablas. Le plantea tres tandas con la diestra, con la muleta en uve, retrasada, con arrimón y pocos logros, más una tanda al natural donde el novillo le levanta y le desarma. Lo mata en la suerte contraria hacia querencia, en el uno, perdiendo la muleta, de una estocada casi entera.


Mariscal Ruiz, un novillero muy alto, que descompone con tanta altura, se presenta al primer novillo con dos largas cambiadas en el nueve, más capoteo hacia atrás. Con una muleta gigante, entre el nueve y el diez, inicia su labor por alto, sin remate. Con mucha parsimonia plantea su trabajo en el ocho, con tres tandas en redondo, toreando por fuera, con pico, poco ajuste, muleta retrasada y todo muy desvaído y soso. Al natural, emplea pico. Mata en la suerte natural, tras un pinchazo metisaca y una estocada baja a capón. Ante el quinto novillo, el más serio del encierro, se muestra muy envarado con el capote, mientras el novillo no pasa. El novillero se lo toma con calma en la faena de muleta que inicia por alto en terrenos del ocho. El novillo le levanta, de primeras, en el intento de torear en redondo, al no darle salida. Cae muy mal. Se le diagnostica en la enfermería traumatismo craneoencefálico de pronóstico reservado. A ese novillo, muy manso, lo mata Nino Julián, al instante, de un bajonazo perdiendo la muleta.


Juan Alberto Torrijos, recibió a sus novillos a porta gayola. En el primero es desarmado. En el sexto, resuelve. A su primer novillo le dibuja lances por delante. Con la muleta, grande, y un novillo muy flojo, en redondo torea despegado, por fuera, pico y muleta en uve, en el nueve. Al natural, despegado, sin correr la mano y sin apreturas. Termina con ayudados por bajo. El novillo respondió a los cites. Lo mató de un pinchazo en la suerte contraria y una estocada en la suerte natural. Al astado que cerró el festejo, con el capote, verónicas rápidas. Con la muleta, en el ocho, cuatro tandas con la derecha, por fuera, despegado, muleta en uve, pico, sin entender la movilidad del novillo. En la única tanda al natural, enganchones. Lo mató en la suerte natural en el diez de un pinchazo hondo y tres descabellos.