Quizás las dos mejores apariciones de la temporada.
Uno alto, Borja Iglesias y otro bajito, el "Cucho" Hernández
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Acaba la liga en Segunda y me atrevo a resumir la temporada, sin que quede en el tintero -¿qué fue de los tinteros?- mi agradecimiento por los continuos sobresaltos que nos reparte cada año la competición.
Ha sido una liga en la que han destacado delanteros jóvenes y porteros veteranos. Una liga en la que han subido los dos mejores. El Rayo Vallecano, que es como el veterano que te encontrabas cuando llegabas a la mili y al que ganabas en las carreras de la hora de gimnasia, pero que siempre estaba antes que tú en los sitios importantes: la cantina, el comedor, los bares de la Cuchillería... Bajo la batuta de Unai, un cerebro de verdad, y la confianza de Míchel, entrenador que conoce la casa porque es casi suya, ha brotado un killer, Raúl de Tomás, al que yo mismo taché de ronaldito, por correr, andar, peinarse y romper escaparates al mirarse en ellos como Ronaldo. Es goleador de rachas al que creo le vendrá grande la Primera, pero ojalá no acierte un servidor en sus premoniciones y el chico rompa con la pana.
Del Huesca ya puse que son jóvenes con talento, incluso el portero Remiro, a los que les faltaba la determinación y soberbia de Raúl de Tomás por ejemplo, y a los que sus primeros grandes equipos iban relegando con cesiones baratas. A Melero, Alexander, Pulido, Ávila, y al juvenil Hernández, 18 añitos de un Cucho preparado para ser importante, los juntó Emilio Vega y resultó el equipo con mejor fútbol en una temporada, todo sea dicho, de calidad regulera.
Al Spórting nunca lo vi como contaban y me consta que Baraja anda más que preocupado con la condición física de su plantilla. Carmona, uno de mis jugadores favoritos de toda la Segunda, es centrocampista de Primera, pero no creo que sea suficiente incluso contando con la inspiración goleadora del uruguayo Michael Santos para llevar a los gijoneses hasta los más alto. Los asturianos a luchar el cielo con el Zaragoza y el Valladolid, dos equipos que se reformaron en la segunda vuelta y llegan como un tiro a los play-off. En el Zaragoza golea Borja Iglesias, un delantero centro tipo Diego Costa, que gana los partidos el sólo. Con nosotros en Córdoba, así fue. Está cedido por el Celta. Que la temporada que viene no sea uno de los nueve vigueses me sería tan incomprensible como esa victoria de la democracia que cantó el otro día el nuevo presidente de la nación española. En el banquillo del Zaragoza se sienta, para un servidor, uno de los entrenadores más capaces de la profesión, cosa que dijimos aquí cuando los maños coqueteaban con el descenso y a Nacho González lo señalaba esa rigurosa afición que hace temblar La Romareda cuando se pone cabezona. Al Valladolid lo ha cambiado Sergio González pero lo veo más frágil. También tiene a un goleador enrachado, Mata, al que le entra todo lo que toca, y centrocampistas de contrastada calidad, Borja, Míchel, Hervías... pero no sé. De todos modos creo que entre pucelanos y maños va a estar la tercera plaza de ascenso y descarto a mi pesar al Numancia de mis paisanos pelendones que llega como sin querer con un Íñigo y un Pere Milla valentones y con el delantero Guillermo al que la Copa en el Bernabéu le sentó como pócima revitalizadora, con ganas de amargar dos tardes a Cristián Álvarez, portero que junto a nuestro Kieszeck, ha sido el guardavallas, por argentino, más fiable del campeonato.
En el Cádiz nunca confié. Basó todo en los veloces chispazos de dos rayos: de Álvaro y Salvi, pero fichó del Córdoba a Jona en Navidad, un delantero del que también pusimos aquí sus antecedentes: bajó con el Jaén; llegó a un Cádiz de 2ªB que no ascendió. Lo hizo al año siguiente cuando el jugador se fue al Albacete para descender con los manchegos. Se lo llevó la UCAM recién ascendida y volvió a descender. Vino a parar a Córdoba en agosto y se fue dejándonos a 14 puntos de la salvación... al Cádiz, que siempre estuvo entre el 1º y el 6º.
En mitad de la tabla quedan Oviedo, del que yo esperaba mucho más, Osasuna, que salvo Roberto Torres y el incombustible Xisco, eterno Julio Salinas de Segunda, no creo que había mimbres para cestos mayores. Granada, que tiene a Machís, el mejor extremo de la categoría, pero que empezó con la rémora defensiva del sobrevalorado Oltra y a donde llegó de modo insospechado el paisano Portugal; el Tenerife, ni arriba ni abajo y del que lo más exportable es su joven central Jorge Sáez; el Lugo de los cordobeses, que ha acabado donde le corresponde; un Reus extraño al que le da carácter su entrenador López Garay, que tan buenos recuerdos dejó en Córdoba y al que espero tenga pronta recuperación de sus asuntos de salud.
Los puestos de descenso ya saben que han sido un “paraero” de grullas bipolares. Los peores equipos, para un servidor, si exceptuamos a Lorca y Sevilla Atco., erráticos desde comienzos de temporada, son los que con más holgura se han escabullido de la quema. Alcorcón y Gimnástico de Tarragona con otro muy buen delantero sin suerte, Álvaro Vázquez, han jugado al final con los buenos, que es lo que conviene según el gran Luis Aragonés y se han alejado de Almería, al que ha salvado un gol de su mejor pelotero, el zurdo Fidel, y Cultural Leonesa, deprimida desde el 19 de mayo, tras el 5-3 en Tarragona, después de un 0-2 salvador. El Alba, junto al Alcorcón, otro de los mas débiles, se ha librado gracias al torbellino Monreal que siempre da cuatro partidos seguidos en los que no hay quien pueda con él.
Y por último nosotros. El Córdoba. El equipo que más puntos ha conseguido en la segunda vuelta (32) junto al Zaragoza. La gesta tenía que ser suficiente para conseguir la salvación. Lo ha sido y damos gracias a los culpables, Jesús León, Kieszeck, Reyes, Guardiola, Aythami, Sandoval, etc.., y con el debido respeto, nos apuntamos, pues nosotros, los aficionados cordobesistas, hemos empujado como un servidor no había visto en muchos años.