viernes, 15 de junio de 2018

El spot

La Casa Encendida
Guirao

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Lo bueno del Estado de Partidos es que el votante pinta menos que la blanca doble en el dominó. ¿Cómo funciona? Cuando al partido que hace de oposición se le complica la financiación, desaloja al partido que hace de gobierno y con la Caja del Estado se dedica a rodar cada día un spot mediante las mismas técnicas setenteras que narró Tom Wolfe en… “El spot”.
Les voy a contar cómo me tomaron el pelo –arranca Willie, el protagonista de Wolfe, un beisbolista–. Fue mientras rodaban el spot.
Al ministro Huerta le ha tomado el pelo Sánchez también mientras rodaban el spot, que incluso su despido ha sido un spot. ¿Acaso Sánchez no veía a quién reclutaba como mártir? Bueno, como dice el personaje de Dombrovski, miren ustedes qué pandilla reunió Cristo: Pedro renegó de él, Tomás dudó y Judas lo traicionó. Tres de doce: el 25 por 100 de producto defectuoso.
Cualquier jefe de personal sería destituido por esta selección.
Pero es que Sánchez no vende eficacia, sino bondad… y cultura. Cultura para gente “culta” (es decir, no laboriosa). Se va un ministro, Huerta, tuitero de Utiel, que nos dejó una “rascada de cipote” en la feria del Libro, y viene otro ministro, Guirao, cosmopolita de Pulpí y hombre fuerte de Ignacio González y Carmen Cafranga (“¡es tan cosmopolita!”) en la cultura oficial madrileña (¡único superviviente del Monte del padre Piquer!), ahora llamado a enseñar en un par de tardes al presidente que Machado no es de Soria, las mismas tardes que necesitó Jordi Sevilla para enseñar a Zapatero, que venía de León, la teoría salmantina de la oferta y la demanda de Martín de Azpilcueta, el “Doctor navarrus”.
Con lo de Machado, Sánchez pondrá la misma cara de estupor que puso Berlanga cuando le llamaron de la Once porque querían “ver” el copión del spot del cuponazo que había rodado.
Y entonces, Willie, entra el locutor, con la voz en off. Y dice: “Esto, Willie Hammer, es Charlemagne, el nuevo Rey de las Colonias para el hombre que prefiere lo mejor”...

Etcétera.

La ciudad incendiada
Meidner