viernes, 10 de abril de 2015

La cuenta

Hegel


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Fecundos en ardides, los griegos le han pasado a Alemania una cuenta por la ocupación nazi que ni la de una boda en El Bulli.

En los felices tiempos de la ilusión, las cuentas de El Bulli fueron para el español común su mayor timbre de status. La primera impresión era que a la cuenta le habían sumado la fecha, pero luego la mayoría hipotecaba el piso y pagaba. O se comía la cuenta, fingiendo haberla confundido con un postre de Adriá, el Derrida de la cocina.

Conque la ocupación nazi, ¿eh?

¡Bella Grecia! –canta Byron ¡en 1812!–. Ya no son treinta tiranos los que hoy imponen su cadena, / sino que cualquier villano puede regir tu territorio
Bueno, pues 278.700 millones de euros (el pico es un detalle de la acreditada teoría de juegos de Varoufakis) por cuatro años de esvásticas en el Partenón quieren sacarles los comunistas griegos a los socialdemócratas alemanes.

Si los alemanes no fueran cuadrados, harían con las cifras lo que Octavio Paz con las palabras: darles la vuelta, cogerlas del rabo (“chillen, putas”), desplumarlas… Después de todo, Alemania tiene en este caso la Historia de su parte: Hitler (socio, por cierto, de Stalin) fue una mala lectura de Hegel, pero Hegel fue una mala lectura de Platón, y Platón… es griego, salvo que Voroufakis, viendo venir el juego de la teoría de juegos, le retire ahora el pasaporte.

Que paguen, pues, los platónicos.

Porque lo curioso es que aquí los hegelianos son los griegos, no los alemanes. En “La sociedad abierta y sus enemigos” se nos dice que para Hegel, maestro de la lógica, era un juego de niños extraer mediante métodos dialécticos “palpables conejitos físicos” de chisteras puramente metafísicas.

Partiendo de Platón y su misticismo del número, Hegel logró “probar” mediante métodos puramente filosóficos que los planetas se movían de acuerdo con las leyes de Kepler.

Eso sí, 114 años después de los “Principia” de Newton. Pero ¿a quién le importan los detalles en esta cuenta?