miércoles, 8 de abril de 2015

Brian

Estirar el pescuezo


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El bullicio mediático con Rivera indica que la sociedad española está en uno de esos momentos en que cualquiera que estire el pescuezo para respirar en un vagón de metro en hora punta puede ser tomado por un Brian de “La vida de Brian”.

Pasó con Rosa Díez, que iba de madre de los Gracos y acabó de madre de Brian, que le ha pispado todo el voto, y ha pasado luego con Pablemos, el que prometía un sueldo para cada español, y ahora, con Rivera, que promete que “los votos de todos los españoles valgan igual”, y no sé yo en qué canción de Sabina se explicará eso.

¡Cierra tu Byron y abre tu Goethe! –fue la consigna romántica de Carlyle.
A Rivera hay que decirle que cierre su Sabina y abra su Hamilton, y que se deje de sinécdoques socialdemócratas, ya que lo de cambiar listas cerradas por listas abiertas equivale a cambiar la ley D’Hondt por la ley de Murphy, según la cual,  si algo puede salir mal, saldrá mal.
Como Fandiño en su encerrona madrileña del Domingo de Ramos echó por delante el pablorromero, en su encerrona nacional de mayo Rivera echa por delante una ortegada (“ortegadas” llama Ferlosio a las jitanjáforas de Ortega), “proyecto de país”, como si España fuera el Atleti.
Y tras el “proyecto de país”, el birlibirloque de las listas cerradas por listas abiertas. Hombre, Rivera, que, cerradas o abiertas, lo antidemocrático (en una democracia formal) son las listas. Y las camas redondas. Y los pactos. Todo, naturalmente, por cuenta del Estado, que tampoco hay que confundir (aunque lo haga todo el mundo) con el gobierno.

Pero Rivera tiene una idea Disney de la Santa Transición, que es la misma idea Disney que su generación tiene de la Tauromaquia. Su ideal político es el suarismo, pero el suarismo fue reparto, y cuando se acabaron las cosas a repartir, se acabó el suarismo.

En el país de Disney hubo un Madison que dejó escrito que la libertad exige que los tres grandes departamentos del poder sean separados… y distintos.