Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Seguí el debate por TV, donde unos expertos explicaban que el azul corbatero significa sosiego (ya sabemos por qué José Antonio escogió el azul mahón para sus falangistas), y por Twitter, sobre cuya red trazan sus volatines los analistas más ingeniosos, lo cual permitió a Ekáizer brillar en TV haciendo pasar por ocurrencias propias los tuitajes ajenos.
Entre una cosa y otra, del debate uno sacó en limpio una incertidumbre (¿puede el marqués de Del Bosque convocar a Ricky Martin?) y dos certezas: que Rubalcaba no cuela como Evita y que, si eres un gay casado y trabajas en una Diputación, estás en un agujero negro.
–Un gay casado que trabaje en una Diputación es ahora mismo una paradoja político-temporal –tuiteó “Nick 2neuronas”.
El embalsamamiento de Rubalcaba (dicen que se estropeó el aire acondicionado del camerino) lo hizo parecer, antes que Evita, un personaje turbio de “Serpico”, mitad pirulero, mitad madero, y uno se lo imaginaba interrogando, antes que a Rajoy, a Marta Domínguez:
–Me pasa aquí el cabo Portillo que tu galgo se llama “Cecilio”. Conque “Cecilio”, ¿eh? ¿Qué tienes que decir a eso? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh? ¡Te va a caer un paquete...!
¿Que cómo hemos llegado a esto?
Pues... degenerando.
Es lo que Duch, el monje de Monserrat, escribía el otro día en un artículo de fondo: la “corrupción del discurso”, la “crisis gramatical”... Y ponía, entre otros, el caso de la jerarquía católica:
–La jerarquía católica azuza a sus corifeos... .
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Abc
Seguí el debate por TV, donde unos expertos explicaban que el azul corbatero significa sosiego (ya sabemos por qué José Antonio escogió el azul mahón para sus falangistas), y por Twitter, sobre cuya red trazan sus volatines los analistas más ingeniosos, lo cual permitió a Ekáizer brillar en TV haciendo pasar por ocurrencias propias los tuitajes ajenos.
Entre una cosa y otra, del debate uno sacó en limpio una incertidumbre (¿puede el marqués de Del Bosque convocar a Ricky Martin?) y dos certezas: que Rubalcaba no cuela como Evita y que, si eres un gay casado y trabajas en una Diputación, estás en un agujero negro.
–Un gay casado que trabaje en una Diputación es ahora mismo una paradoja político-temporal –tuiteó “Nick 2neuronas”.
El embalsamamiento de Rubalcaba (dicen que se estropeó el aire acondicionado del camerino) lo hizo parecer, antes que Evita, un personaje turbio de “Serpico”, mitad pirulero, mitad madero, y uno se lo imaginaba interrogando, antes que a Rajoy, a Marta Domínguez:
–Me pasa aquí el cabo Portillo que tu galgo se llama “Cecilio”. Conque “Cecilio”, ¿eh? ¿Qué tienes que decir a eso? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh? ¡Te va a caer un paquete...!
¿Que cómo hemos llegado a esto?
Pues... degenerando.
Es lo que Duch, el monje de Monserrat, escribía el otro día en un artículo de fondo: la “corrupción del discurso”, la “crisis gramatical”... Y ponía, entre otros, el caso de la jerarquía católica:
–La jerarquía católica azuza a sus corifeos... .
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