Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Nietzsche tiene frases de agencia de viajes. Eso, y no el superhombre, explica su éxito entre los adolescentes.
–España es un pueblo que ha querido demasiado –dice Nietzsche.
Y se queda tan pancho.
Ahora que Rajoy puede tener la tentación de sentirse querido por el pueblo español le recordaré lo que su paisano Camba contaba del capitán Cook, que desembarcó en la isla de Tonga y los jefes locales no lograban ponerse de acuerdo sobre la mejor manera de merendárselo.
–Unos proponían asarlo, otros, cocerlo, y esta divergencia de opiniones le salvó la vida, pero Cook no se enteró de nada y puso al grupo de islas el nombre de Friendly Islands.
Al español le tira más la Tonga de Cook que la Alemania de Nietzsche. En la Tonga de Cook, al cumplir 18 años, cada ciudadano recibía del gobierno un lote de tierra y una novia, con cuya ayuda se construía una cabaña de bambú, luego se casaba y ¡a vivir!
–En Tonga hay aguacates, hay cocos, hay mangos, hay chirimoyas… Un médico inglés y varios magos indígenas, pagados por la Reina, atienden gratuitamente a la población en los casos de enfermedad…
En fin, todo eso que Moragas llamaría franquismo, y Méndez y Tocho, Estado de Bienestar.
Por muy duro de roer que luzca usted, ¿cómo no ver, señor Rajoy, en Méndez y Tocho, a los sibaríticos jefezuelos de Tonga que, como cocineros ante una pieza de caza excepcional, palpaban a Cook, lo acariciaban, lo olían, le lamían las manos, mientras el cándido capitán, interpretando tan extrañas acciones como muestras de afecto, creyó haber llegado a Friendly Islands?
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Nietzsche tiene frases de agencia de viajes. Eso, y no el superhombre, explica su éxito entre los adolescentes.
–España es un pueblo que ha querido demasiado –dice Nietzsche.
Y se queda tan pancho.
Ahora que Rajoy puede tener la tentación de sentirse querido por el pueblo español le recordaré lo que su paisano Camba contaba del capitán Cook, que desembarcó en la isla de Tonga y los jefes locales no lograban ponerse de acuerdo sobre la mejor manera de merendárselo.
–Unos proponían asarlo, otros, cocerlo, y esta divergencia de opiniones le salvó la vida, pero Cook no se enteró de nada y puso al grupo de islas el nombre de Friendly Islands.
Al español le tira más la Tonga de Cook que la Alemania de Nietzsche. En la Tonga de Cook, al cumplir 18 años, cada ciudadano recibía del gobierno un lote de tierra y una novia, con cuya ayuda se construía una cabaña de bambú, luego se casaba y ¡a vivir!
–En Tonga hay aguacates, hay cocos, hay mangos, hay chirimoyas… Un médico inglés y varios magos indígenas, pagados por la Reina, atienden gratuitamente a la población en los casos de enfermedad…
En fin, todo eso que Moragas llamaría franquismo, y Méndez y Tocho, Estado de Bienestar.
Por muy duro de roer que luzca usted, ¿cómo no ver, señor Rajoy, en Méndez y Tocho, a los sibaríticos jefezuelos de Tonga que, como cocineros ante una pieza de caza excepcional, palpaban a Cook, lo acariciaban, lo olían, le lamían las manos, mientras el cándido capitán, interpretando tan extrañas acciones como muestras de afecto, creyó haber llegado a Friendly Islands?
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