Ricardo Bada
Sólo cincuenta años, dos meses y un día de existencia le estaban reservados en la contabilidad de la providencia a uno de los más grandes músicos de nuestro tiempo, Kurt Weill, un judío alemán nacido en Dessau el 2 de febrero de 1900 y muerto en Nueva York el 3 de abril de 1950.
Weill es el autor de algunas de las melodías más pegajosas y universales que se recuerdan. Recordemos nada más la “Balada de Mackie Messer”, que inaugura La ópera de los tres centavos y que fue la inspiración muy posterior de Pedro Navaja, el héroe de la canción de Rubén Blades: bastaría con ella para asegurarle a Kurt Weill un puesto en el Olimpo de la Música.
Pero es que aparte de esa balada podríamos recordar la “Canción de Alabama”, de la ópera Grandeza y decadencia (o Ascensión y caída) de la ciudad de Mahagonny, asimismo con texto de Bertolt Brecht, a quien también se debe el libreto del ballet con canciones Los siete pecados capitales, otra de las obras maestras de Kurt Weill. Y podríamos recordar, además… Pero dejemos ese capítulo a los expertos en música.
De quien quiero contar aquí y ahora es del Kurt Weill que fue marido de Lotte Lenya, figura emblemática de la escena alemana, del kabarett alemán, con quien Weill compartió 26 años de vida, 24 de ellos en un feliz matrimonio del que dan testimonio las 393 cartas que se intercambiaron los esposos (o por lo menos las 393 que se conservan). Las publicó hace años la editorial alemana Kippenheuer&Witsch –la de Heinrich Böll y Gabriel García Márquez–, en un volumen precioso que es una de las joyas de mi biblioteca y que ojalá encuentre algún día su camino en el mundo del libro en lengua castellana...
Seguir leyendo: Click
Sólo cincuenta años, dos meses y un día de existencia le estaban reservados en la contabilidad de la providencia a uno de los más grandes músicos de nuestro tiempo, Kurt Weill, un judío alemán nacido en Dessau el 2 de febrero de 1900 y muerto en Nueva York el 3 de abril de 1950.
Weill es el autor de algunas de las melodías más pegajosas y universales que se recuerdan. Recordemos nada más la “Balada de Mackie Messer”, que inaugura La ópera de los tres centavos y que fue la inspiración muy posterior de Pedro Navaja, el héroe de la canción de Rubén Blades: bastaría con ella para asegurarle a Kurt Weill un puesto en el Olimpo de la Música.
Pero es que aparte de esa balada podríamos recordar la “Canción de Alabama”, de la ópera Grandeza y decadencia (o Ascensión y caída) de la ciudad de Mahagonny, asimismo con texto de Bertolt Brecht, a quien también se debe el libreto del ballet con canciones Los siete pecados capitales, otra de las obras maestras de Kurt Weill. Y podríamos recordar, además… Pero dejemos ese capítulo a los expertos en música.
De quien quiero contar aquí y ahora es del Kurt Weill que fue marido de Lotte Lenya, figura emblemática de la escena alemana, del kabarett alemán, con quien Weill compartió 26 años de vida, 24 de ellos en un feliz matrimonio del que dan testimonio las 393 cartas que se intercambiaron los esposos (o por lo menos las 393 que se conservan). Las publicó hace años la editorial alemana Kippenheuer&Witsch –la de Heinrich Böll y Gabriel García Márquez–, en un volumen precioso que es una de las joyas de mi biblioteca y que ojalá encuentre algún día su camino en el mundo del libro en lengua castellana...
Seguir leyendo: Click