Hablando con Maradona, mientras le hacía el servicio de bebida, le digo: "Hay dos cosas que te hacen un ser sobresaliente: 1. que tú no hayas trabajado nunca en tu vida, ni un solo día. 2. tu cerebro como usina generadora de frases ingeniosas; sobresalientes todas. "Me cortaron las piernas", "A la Claudia la vacuno", "Se le escapó la tortuga", "La pelota no se mancha", etc. Los guardaespaldas que en ese momento se estaban atragantando con dos bifes de chorizos de un kilo cada uno, miraron a Maradona como pensando, creo yo, "¿Qué Hacemos, Diego? ¿Lo molemos a golpes?" Maradona sonrió, timidamente, y me dijo: ¿Qué decís, Maquina? entonces, hago un ágil movimiento de cintura, movimiento de mozo profesional, levemente arqueado hacia adelante y le digo, casi al oído: "Pelu, tengo una frase para vos. La frase es:'Baja la mochila'. Es para cuando te rompen mucho las pelotas; para cuando te tiran la peor. Por ejemplo: si me venís a bananear agresivamente por algo nimio, yo te digo: 'Baja la mochila, ¿querés?'. Por si no lo sabés, 'Baja la mochila' está escrito en carteles indicativos de conductas apropiadas en los ómnibus de línea urbana. También dice: 'Respeta a los mayores. Sacate la mochila' y tiene un dibujo de un nene con una mochila en la mano." Bilardo en ese momento estaba hablando con un señor chiquitito de la cadena ESPN, miró de reojo hacia nosotros. Maradona hizo una mueca con la boca, como una especie de puchero, algo puramente infantil, y asintió con la cabeza. El maitre del salón me hace señas para que me retire de la mesa. Es allí cuando me percato de que le había rebasado toda el agua mineral de la copa. Perdón, Diego, te lagunié toda la mesa. Y ya cuando el maitre me tomaba fuertemente de un brazo. Ves, Mandarina, acá podés usar la frase y le digo al maitre mirandoló fijamente a los ojos: "Baja la mochila!". Y justo antes de alejarme, le digo: "Si no te gustó la frase, Diego, tengo otra: "Que la chupen", Diego, "Que la chupen".
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