INOCENCIAS
-Es decir, que una Revolución no podrá detener su curso por respeto al sueño inocente de un niño, pero mucho menos aún deberá detenerlo por la voluptuosidad –que yo no discuto– de chamuscar, pongamos por caso, unos cuantos sacerdotes a la dinamita.
HACIENDO DE REPÚBLICA / JULIO CAMBA
Ignacio Ruiz Quintano