Paseo al atardecer en los Montes de Toledo
Francisco Javier Gómez Izquierdo
No sé si será síntoma de vejez el renegar del futuro de los jóvenes de los que somos padres, pero el caso es que llevo años sermoneando a los que hoy rondan los veinte años del incierto futuro que les espera. No creo que sean precisamente los apocalipsis de los agoreros, de los que uno tocaba hoy día 21 de diciembre, a lo que han de temer, sino a las consecuencias de esa sucesión de calamitosos gobiernos que les hicieron creer que esto era Jauja y que los apartó de las leyes de los dioses y de la naturaleza, dejándolos inermes ante las de los hombres.
Salió del colegio el padre Santos y entró el psicoterapeuta Rafael para demostrar a la natural crueldad de la infancia que un niño con dos padres es mejor que el salido de padre y madre. Esta doctrina y estos hombres se han hecho imprescindibles para preñar de calidad un centro educativo.
Veo protestas con coreografía exigiendo puesto fijo y mantenimiento de los derechos adquiridos. Las “mayorettes” suelen ser pseudofuncionarias a dedo, y los bailarines, los de adhesión inquebrantable.... y uno, que como don Ignacio tiene un vecino sindicalista de Telefónica jubilado hace veinte años con menos de 50, cuando finaliza el año, y para no entristecerse, se tira al monte buscando la cagada de la nutria en Riofrío y el Bolletus edulis entre los robles.
Por desgracia, hasta los Montes de Toledo llega la prensa..., y peco al mediodía. Mi cuñado suele poner la tele al cenar para ver los deportes. Le dejo, porque todas las Navidades hago propósitos de de no discutir.
Feliz Navidad a todos. Y sobre todo mucha salud. Que conste que lo de “salud” queda dicho en clave médica.
El Guadiana al paso por los Montes de Toledo