lunes, 31 de diciembre de 2012

La bici de Muñoz Molina

Las perneras pinzadas del académico, con el clásico casco antisolecismos
 y el funcional ordenador con la última novela
(José Ramón Márquez)
 
A Pepe Campos

El académico Antonio Muñoz Molina, paisano del Ganivet que tan fascinado tiene al amigo Jorge Bustos, se presentó esta mañana en el "Mallorca" de la calle de Serrano como un San Luis del sindicalismo ciclista que Franco, persuadido por Ernesto Giménez Caballero, le pidió a Ridruejo: obreros en bicicleta, las perneras del pantalón pilladas con pinzas, para no mojarse las alpargatas, que luego vienen los catarros. Ir a "Mallorca" en bicicleta es el ofertón de la socialdemocracia municipal de Villanueva, el vicealcalde que emocionó a Spielberg con un carril-bici que quita el hipo (con su 0,7 presupuestario incluido). A media mañana, las dependientas de la popular pastelería no descartaban que el simpático académico corriera al caer de la tarde la San Silvestre vallecana.

Giménez Caballero vio en la bicicleta “el vehículo de la clase productiva”, un tembloteo de odalisca en la funcionaria y en la obrera.

El obrero y la obrera forman con ella su caravana de ida y vuelta de la fábrica, el morral a la espalda, la herramienta atada al cuadro.

La "cabra" del académico con su bidón de sales (en el escritor, las gracias) reglamentarias
(José Ramón Márquez)