miércoles, 15 de julio de 2015

Zapateo

Sacristía de San Nicolás, Burgos


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Para que el ciudadano sepa que “las tasas sirven para financiar derechos y no privilegios”, la abuela farisea de San Lucas (18:9-14) cambiará la calle de Pedro Muñoz Seca por la de algún héroe de “la gente”, como El Chaparro, El Cojo de los Molletes, El Vinagre o El Ojo de Perdiz, que Pablemos tendrá bien estudiados.

A Muñoz Seca, delatado por un cómico, lo asesinaron por leer el ABC, donde nunca escribió (y donde los milicianos del 36 hicieron un “Ere” de unos setenta empleados, entre Redacción, una veintena, y Talleres: Camba se les escapó, y ahora la venganza es quitarle la calle).

Lo más “franquista” (?) del autor de “La venganza de don Mendo” fueron sus últimas palabras en la cuneta de Paracuellos, cuyo capataz presumía luego en Madrid de reloj del muerto:

Sólo hay una cosa que no podréis quitarme: el miedo que tengo.
Que eso, Pedraz, es humor negro.

Lo que ABC, “convertido desde hoy en diario del pueblo” (el “control de medios” de que habla Pablemos), publicó es… “zapateo”, de Zapata, el humorista de la Shoá que manda en Madrid:
Se declara cesante a don Pedro Muñoz Seca. ¿Que no caéis? Aquel autor monárquico y gracioso… Poco es, pero algo es algo.
Al descubrir los campos de la muerte alemanes, los soldados de Normandía (es decir, del infierno) lloraron.
Ante las mismas imágenes, Zapata, que viene del cine, hace el chiste del cenicero. “Humor negro”, según Pedraz, con vocación de juez universal, sólo que la justicia universal, sin derecho universal (ni fuerza para aplicarlo), es un brindis al sol. Por ejemplo: el “descojone” de las víctimas del Holocausto, que en España es “humor negro”, en Alemania es delito, aunque mediáticamente nazi es la señora Merkel, que se niega a acariciar con sus cheques el bolsillo de Tsipras como la señora Claypool acariciaba con los suyos el bolsillo de Groucho en la ópera, cuyo palco, por cierto, ya ha sido puesto por doña Manolita a disposición de una comisión de pobres de solemnidad que va a ser atendida por el señor Bertrán de Lis.