El beso de Santiago Sánchez Mejía, poderdante y mentalizado,
y María Águila de Domecq, apoderada y mentalista
y María Águila de Domecq, apoderada y mentalista
José Ramón Márquez
Se nos va pasando julio en Las Ventas, en el outlet de Las Ventas, a base de baratura y de mirar el céntimo. Llevamos un mesecito en el que la Primera Plaza (de pueblo) del Mundo se reivindica como tal a base de carabanchelear y de ver si de esta especie de corridas baratas y de promoción que van poniendo para cubrir las especificaciones del Pliego de Prescripciones que rige la adjudicación de la Plaza a los Choperon’s sale algo que medianamente se pueda enseñar por ahí. Y ni por ésas. La semana pasada nos encontramos con una reunión que mantuvieron los Choperon’s con diversos clientes y amigos para tratar temas esenciales en la Plaza: que si quitar el vestido de torear a los chulos de toriles y banderillas y cambiarlo por un traje corto de romero del Rocío, que si allanar el ruedo como le gusta al Mofletes poblano, que si cortar las orejas con menos pestorejo, que si contar bien los pañuelos para no cometer errores... nueve medidas vitales proponían los Choperon’s, y se les olvidó la más importante, que es regalar al presidente don Cano Seijo un reloj, mismamente un Seiko eufónico con el apellido del usía, para que éste pueda medir los tiempos con precisión e ir sacando los pañuelicos de los avisos cuando marca el reglamento. Se cuenta que ahora don Cano utiliza un reloj de arena de los que se usan para preparar huevos escalfados y que lo mismo alguna china más gruesa ha atorado un poco el orificio por el que caen los granos, con lo que el tiempo en manos de don Cano se dilata como en una película de Alain Resnais. Presidente de la Nouvelle Vague podríamos nombrar a este don Cano que desde que ha llegado al Palco no deja de hacer travesuras.
Según el Pliego de prescripciones hoy tocaba una novillada, y eso es lo que pusieron en los carteles. A uno le hubiese gustado ver pintadas en la parte de la ganadería las letras ce y ese de Concha y Sierra, y en su lugar lo que pusieron fue la bellota de Los Chospes. Y un chino en la andanada, que era ya la cuarta vez que iba a los toros, saltó:
-¿Y esto tolo de hoy?... ¿Tamién polosedensia Juan Pedlo?
-Pues sí, hombre, también Juan Pedlo, que como acabes aficionándote a los toros te vas a merendar los juampedros como si fuesen rollitos de primavera...
Pues ahí tenemos a Los Chospes, sublimación juampedrera, jandillas tamizados por Daniel Ruiz, antigüedad 27 de marzo de 2011, día en que el mejor toro de la tarde fue el único que no pertenecía a Los Chospes, cuyo hierro como se dijo antes es una bellota. Los Chospes han traído a Madrid una novillada bastante dispareja en cuanto a trapío, en la que han destacado por presencia los dos novillos de más cuajo, el cuarto, Enemigo, número 33, y el sexto, Lacerador I, número 36. Los cuatro restantes, incluso presentando alguno más romana en la tablilla, tenían menos presencia siendo en exceso “anovillados” para lo que gusta en Madrid. En cuanto a comportamiento el premio tontibobo de hoy goes to... Enemigo, que se ha toreado él solito sin necesidad de que nadie estropease sus embestidas con trapo alguno, ni falta que le hacía al negrito.
Para la lidia y muerte a estoque de los novillos Chospechosos se vinieron a La Monumental Gerardo Rivera, de Tlaxcala, nuevo en esta Plaza; Alejandro Conqueiro, de Huelva, nuevo en esta Plaza y Santiago Sánchez Mejía (sin ese), de Medellín, Colombia, nuevo en esta Plaza. O sea que los tres sin montera a hacer el paseíllo, que no sé por qué razón no han pensado también los Choperon’s en quitar esto de ir descubierto, o mejor aún cambiar la montera por un gorro tirolés.
Es sabida la simpatía natural que profesamos por los tlaxcaltecos desde la vital ayuda que aquellos pueblos dieron a Hernán Cortés en su lucha contra los mexicas, especialmente tras el revés de la Noche Triste. En ese sentido vaya por delante nuestro saludo a Gerardo Rivera, que el hombre hizo o trató de hacer todo lo que pudo por agradar a la parroquia: se fue a ponerse de rodillas frente a toriles a recibir a sus novillos, quiso entrar en quites, se volvió a poner de rodillas para dar manoletinas (¿o eran bernardinas?), se volvió a poner de rodillas para hacer el pase cambiado... sólo le faltó matar de rodillas. Tuvo la mala suerte de que en el reparto le tocase su Bonaparte, en este caso el tontibobo de Enemigo, y eso hizo que la cosa quedase como que por un lado es mucho y por el otro es poco, que decía Cantinflas... vamos que el toro estaba a lo mucho, que era no parar de embestir y venga a embestir y ni una mala mirada, ni un mal derrote, ni un respingo, y el tlaxcalteco a lo poco que era el cite desde la oscuridad al borde de la ciudad, el trapazo hasta donde dé el brazo, la pata bien atrás por lo que pueda pasar y el aire de capea pueblerina y sesentera que tan bien sienta a estas nuevas Ventas, paletas y verbeneras. Hasta el chino se puso entusiasmado:
-¡Música!, ¡Música!
A lo que uno:
-¡Tú callar! Todavía no música en Madrid, pero todo se andará. ¡Hasta charangas!, que buena falta hacen ya.
(Éstas son dos ideas que desde aquí recogemos; se las obsequiamos gratis a Choperon’s y a sus 30 hoplitas, para su consideración.)
Después de dejar ir la oportunidad de oro que la fortuna brindó a Gerardo Rivera para decir algo, si es que tenía algo que decir, el hombre, visiblemente enfadado por haber matado al novillo a la última y para quitarse los pesares, animó a su cuadrilla a que le acompañase en una vuelta al ruedo que él mismo se dio porque le pareció oportuno y para estirar las piernas, que caminar es un ejercicio muy sano para el corazón.
Alejandro Conquero vino de Huelva y posiblemente vino demasiado pronto. Es una injusticia echar a Madrid a estrellarse a un muchacho que está en proceso de formación, sin tener definidas sus formas. El hombre hizo lo que pudo tratando de agradar e, independientemente de que sus maneras son las mismas que las de casi todos, se ve en él una tosquedad que no es compatible con Madrid, por más vilipendiada que está la pobre Monumental. Flaco favor le han hecho al torero los que le traen a Madrid con 17 novilladas picadas por todo bagaje. Ésta es la auténtica dureza del toro, que la mayoría de las veces se halla en todas las circunstancias que rodean las carreras de los muchachos, mundillo desalmado que tritura ilusiones y esperanzas.
Y de postre, Sánchez Mejía. Se ignora por qué razón siendo el más viejo de los tres novilleros (28 años) y habiendo debutado con picadores en 2012 (los otros dos en 2014) iba en tercer lugar. Dado que por orden alfabético de apellido, sí que le correspondía el tercer lugar, se piensa que acaso don Cano le haya dado alguna dispensa o bula dentro de su particular visión de lo que es el ejercicio de la Presidencia en Madrid. Sánchez Mejía tiene apoderada, doña María Águila de Domecq, que es persona versada en cosas de la mente y filosofías orientales y se ve que el torero anda entre budas y shivas imbuido de la cosa del arte. Un precioso vestido azul recamado en oros, como un príncipe oriental de aquellos de los que hablaba Foxá, y mucha morantería en sus ademanes nos confirman en la certeza de que nos hallamos ante un “artista”. Como suele pasar en estos casos todo va de perlas hasta que sale el toro, que descompone las cosas mentales, las filosofías orientales, las terapias sistémicas y, en general, todo el acervo tibetano e indio, porque una cosa es la vaca sagrada ésa y otra el de las barbas tirando gañafones. A partir de ahí lo que hay es un aficionado práctico y muy poco más. Seguramente debe dar gusto verle torear sin toro, ante un espejo.
El número que montó Anderson Murillo a la hora de picar al sexto es como para haberle mandado a hacérselo mirar.
Según el Pliego de prescripciones hoy tocaba una novillada, y eso es lo que pusieron en los carteles. A uno le hubiese gustado ver pintadas en la parte de la ganadería las letras ce y ese de Concha y Sierra, y en su lugar lo que pusieron fue la bellota de Los Chospes. Y un chino en la andanada, que era ya la cuarta vez que iba a los toros, saltó:
-¿Y esto tolo de hoy?... ¿Tamién polosedensia Juan Pedlo?
-Pues sí, hombre, también Juan Pedlo, que como acabes aficionándote a los toros te vas a merendar los juampedros como si fuesen rollitos de primavera...
Pues ahí tenemos a Los Chospes, sublimación juampedrera, jandillas tamizados por Daniel Ruiz, antigüedad 27 de marzo de 2011, día en que el mejor toro de la tarde fue el único que no pertenecía a Los Chospes, cuyo hierro como se dijo antes es una bellota. Los Chospes han traído a Madrid una novillada bastante dispareja en cuanto a trapío, en la que han destacado por presencia los dos novillos de más cuajo, el cuarto, Enemigo, número 33, y el sexto, Lacerador I, número 36. Los cuatro restantes, incluso presentando alguno más romana en la tablilla, tenían menos presencia siendo en exceso “anovillados” para lo que gusta en Madrid. En cuanto a comportamiento el premio tontibobo de hoy goes to... Enemigo, que se ha toreado él solito sin necesidad de que nadie estropease sus embestidas con trapo alguno, ni falta que le hacía al negrito.
Para la lidia y muerte a estoque de los novillos Chospechosos se vinieron a La Monumental Gerardo Rivera, de Tlaxcala, nuevo en esta Plaza; Alejandro Conqueiro, de Huelva, nuevo en esta Plaza y Santiago Sánchez Mejía (sin ese), de Medellín, Colombia, nuevo en esta Plaza. O sea que los tres sin montera a hacer el paseíllo, que no sé por qué razón no han pensado también los Choperon’s en quitar esto de ir descubierto, o mejor aún cambiar la montera por un gorro tirolés.
Es sabida la simpatía natural que profesamos por los tlaxcaltecos desde la vital ayuda que aquellos pueblos dieron a Hernán Cortés en su lucha contra los mexicas, especialmente tras el revés de la Noche Triste. En ese sentido vaya por delante nuestro saludo a Gerardo Rivera, que el hombre hizo o trató de hacer todo lo que pudo por agradar a la parroquia: se fue a ponerse de rodillas frente a toriles a recibir a sus novillos, quiso entrar en quites, se volvió a poner de rodillas para dar manoletinas (¿o eran bernardinas?), se volvió a poner de rodillas para hacer el pase cambiado... sólo le faltó matar de rodillas. Tuvo la mala suerte de que en el reparto le tocase su Bonaparte, en este caso el tontibobo de Enemigo, y eso hizo que la cosa quedase como que por un lado es mucho y por el otro es poco, que decía Cantinflas... vamos que el toro estaba a lo mucho, que era no parar de embestir y venga a embestir y ni una mala mirada, ni un mal derrote, ni un respingo, y el tlaxcalteco a lo poco que era el cite desde la oscuridad al borde de la ciudad, el trapazo hasta donde dé el brazo, la pata bien atrás por lo que pueda pasar y el aire de capea pueblerina y sesentera que tan bien sienta a estas nuevas Ventas, paletas y verbeneras. Hasta el chino se puso entusiasmado:
-¡Música!, ¡Música!
A lo que uno:
-¡Tú callar! Todavía no música en Madrid, pero todo se andará. ¡Hasta charangas!, que buena falta hacen ya.
(Éstas son dos ideas que desde aquí recogemos; se las obsequiamos gratis a Choperon’s y a sus 30 hoplitas, para su consideración.)
Después de dejar ir la oportunidad de oro que la fortuna brindó a Gerardo Rivera para decir algo, si es que tenía algo que decir, el hombre, visiblemente enfadado por haber matado al novillo a la última y para quitarse los pesares, animó a su cuadrilla a que le acompañase en una vuelta al ruedo que él mismo se dio porque le pareció oportuno y para estirar las piernas, que caminar es un ejercicio muy sano para el corazón.
Alejandro Conquero vino de Huelva y posiblemente vino demasiado pronto. Es una injusticia echar a Madrid a estrellarse a un muchacho que está en proceso de formación, sin tener definidas sus formas. El hombre hizo lo que pudo tratando de agradar e, independientemente de que sus maneras son las mismas que las de casi todos, se ve en él una tosquedad que no es compatible con Madrid, por más vilipendiada que está la pobre Monumental. Flaco favor le han hecho al torero los que le traen a Madrid con 17 novilladas picadas por todo bagaje. Ésta es la auténtica dureza del toro, que la mayoría de las veces se halla en todas las circunstancias que rodean las carreras de los muchachos, mundillo desalmado que tritura ilusiones y esperanzas.
Y de postre, Sánchez Mejía. Se ignora por qué razón siendo el más viejo de los tres novilleros (28 años) y habiendo debutado con picadores en 2012 (los otros dos en 2014) iba en tercer lugar. Dado que por orden alfabético de apellido, sí que le correspondía el tercer lugar, se piensa que acaso don Cano le haya dado alguna dispensa o bula dentro de su particular visión de lo que es el ejercicio de la Presidencia en Madrid. Sánchez Mejía tiene apoderada, doña María Águila de Domecq, que es persona versada en cosas de la mente y filosofías orientales y se ve que el torero anda entre budas y shivas imbuido de la cosa del arte. Un precioso vestido azul recamado en oros, como un príncipe oriental de aquellos de los que hablaba Foxá, y mucha morantería en sus ademanes nos confirman en la certeza de que nos hallamos ante un “artista”. Como suele pasar en estos casos todo va de perlas hasta que sale el toro, que descompone las cosas mentales, las filosofías orientales, las terapias sistémicas y, en general, todo el acervo tibetano e indio, porque una cosa es la vaca sagrada ésa y otra el de las barbas tirando gañafones. A partir de ahí lo que hay es un aficionado práctico y muy poco más. Seguramente debe dar gusto verle torear sin toro, ante un espejo.
El número que montó Anderson Murillo a la hora de picar al sexto es como para haberle mandado a hacérselo mirar.
Gerardo Rivera, Sánchez Mejía, Alejandro Conquero
La papela de Fernández
Mejía al romper el paseíllo
Es el mismo gallo que en abril, de espectador en la andanada del 9,
increpó en compañía de su mentalista a un aficionado que no transigía con el destoreo
increpó en compañía de su mentalista a un aficionado que no transigía con el destoreo
Chac Mool
Tarde de alto coturno
Parece un garcigrande de los de Pamploma, pero si se cliquea en la foto se verá,
en el ángulo inferior derecho, a la Paloma Azul
en el ángulo inferior derecho, a la Paloma Azul
Gayola de Gerardo Rivera, de Tlaxcala (amigos de Cortés), a Enemigo
Brindis de Mejía a Frascuelo (que estaba con El Pana)
El cigarrito para los nervios de la mentalista
La faena del mentalizado va a comenzar
La faena del mentalizado va a comenzar
Otro público es posible
El nido de Águila
Botijo rococó de la parte Talavera
Por el humo se sabe dónde está el fuego, y así conocimos al nuevo baranda
Pirri echó la tarde en el roneo a Manuel Ángel Fernández Mateo,
sustituto de Abella en el nido
Con las cintas de mi capa
Dos capotes rompió el artista
Dos capotes rompió el artista
Anderson Murillo anduvo con el caballo como uno cuando vuelve a tarde a casa
y no acierta con la cerradura
Al final, le abrió una cremallera al toro
Otra Andanada es posible
Amigos para siempre
Amigos para siempre
Nuevos aires en la Primera Plaza (de Pueblo) del Mundo