Cuando San Sebastián fue descubierto cristiano,
los soldados romanos lo entregaron a los arqueros mauritanos,
quienes lo ataron al tronco de un árbol y lo asaetearon.
Pero sobrevivió a las heridas y fue sanado por la viuda Santa Irene.
Luego él volvió a predicar el evangelio hasta que Diocleciano
lo mandó a matar con golpes de mazos.
Iglesia de San Nicolás de Bari
Burgos
Julio 2015