Abc
El deber es un don de gentes, y Grecia debe mucho: por eso los griegos son ahora lo que los comunistas llaman “gente”.
El comunismo, que es la única ideología que se ha planteado en serio (¡y en serie!) “la solución” de la homosexualidad, enarbola en Madrid la bandera arcoíris al frente del Orgullo Gay.
Y el comunismo, cuya única razón de ser ideológica es la dictadura, levanta en Atenas la bandera de la democracia, que para los comunistas se reduce a no pagar.
La democracia, pues, es Tsipras como el Estado era Luis XIV.
–Aun siendo horrible verse obligado a quemar pueblos enteros para forzar a la gente a pagar las contribuciones, como no existe otro medio de hacerles pagar, ni con amenazas ni con buenas palabras, no nos queda otro remedio que continuar utilizando estos procedimientos extremos –explicaba el Rey Sol su política de incendios en 1691.
De las dos opciones de financiación que tiene un Estado, los impuestos o el toque, los griegos, que llevan votando a sus “chorizos” desde el 74, eligieron lo que los taurinos llaman “el toque”. ¡Y qué forma de tocar!
Así que cuando lo griegos hablan de democracia, no piensan en la única que existe, que es la de Hamilton, donde Jefferson, no siendo él un modelo de rectitud moral, determinó el plazo máximo por el que un país podía contraer una deuda sin faltar a las normas morales por el perjuicio a las siguientes generaciones: 19 años.
Cuando lo griegos hablan de democracia, piensan en los cataplines de Varoufakis, que ni siquiera tiene la gracia de un gran personaje sevillano que, acosado por los prestamistas, que le mostraban su cheque sin fondos, les arrebató el talón de las manos y se lo comió. “Ya no tenéis caso”, farfulló al engullirlo.
Claro que tampoco Lagarde es Mae West. Yo de Lagarde citaría a Tsipras el próximo martes y 13, que es en octubre, y le diría lo mismo que Curro Fetén a un gafe que en martes y 13 se le pegó en la barra:
–Anda, paga, que hoy es tu santo y cumpleaños.