Hablan Luis y Tomás Mazzantini sobre Belmonte. En realidad quien más habla es Tomás. Luis hace ya un mes que es Diputado Provinvial y asiente. La conversación la recoge Relance, Joaquín Bell Sola, y se publica en El Sol y Sombra del 17 de noviembre de 1914.
-¿Y de Belmonte, qué opinan ustedes?
-Que es bueno y emocionante. Hay en él arte. Pero es un torero corto. En una palabra “que es especialista”. No es banderillero, y como matador hay que reconocerle endeble.
Además, prescindiendo de estoque y banderillas, el torero no debe solamente saber realizar algunas suertes. Los toreros “de punta” conocen al toro, sus condiciones, inclinaciones y querencias. Dominan los terrenos, se colocan bien, y son capaces de ejecutar las suertes principales. A Belmonte le falta todo eso. Antiguamente las suertes importantes eran picar, banderillear y matar. Así estaba y ha quedado dividida la lidia del toro en esos tres tercios.
Hoy, al revés. A las suertes de picar y matar no se les da maldita la importancia. Y han sido sustituidas en interés por las de torear. En eso es especialista Juan Belmonte: en torear.
Más aún, en torear de capa y de muleta, principalmente en suertes determinadas.
(Vía J. R. M.)