lunes, 3 de octubre de 2011

La barbacoa de Valdebebas


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La barbacoa de Valdebebas ha confirmado a los majagranzas del antimourinhismo en sus prejuicios publicitarios: Mourinho es creófago.

En la Inglaterra victoriana, los sectarios de la creofagia se las tenían tiesas con los sectarios del vegetalismo. Los creófagos ponían de ejemplo a Balzac, notable comedor exclusivamente de carne y que en un tiempo breve se había puesto en estado de derribar a puñetazos a los vagabundos de París, cuyas costumbres estudiaba. Los vegetalistas oponían el caso de la esposa de uno de los fundadores de su Sociedad, que durante treinta años ni comió carne ni bebió agua y dio a la Reina Victoria quince súbditos.

Y ahí los tenemos: frente al vegetalismo de Pep, la creofagia de Mou, clasificado por el periodismo global en español como “friki”, “nazi”, “belicista”… Sobre el belicismo de Mou y el pacifismo de Messi teorizaba el otro día un señor de La Coruña, que se quedó sin folio para apuntar otra teoría según la cual Mourinho, aun siendo carnívoro, se habría comido el agujero del donut manchesteriano apañado por De Gea.

Está escrito que el dilema ético de los hombres modernos radica en el hecho de que piensan como vegetarianos y viven como carnívoros.

Pensar como Pep y vivir como Mou.

En Francia la doble moral salvó la tauromaquia declarando al toro de lidia animal, no doméstico y por tanto democrático, como Pep, que va por el Oriente convirtiendo a las dictaduras a la causa de la democracia, sino salvaje y por consiguiente totalitario, como Mou, que da unas ruedas de prensa que encienden el pelo.

Se metieron en una zona de riesgo, viene una racha de viento y en segundos... plaf –declaró Zapatero en la China para explicar el incendio y los muertos de Guadalajara.

Me vinieron a la memoria esas palabras al ver la barbacoa de Mourinho en Valdebebas: la sequía, el calor, la mala relación de la plantilla, una racha del Ventisquero de la Condesa y en segundos… plaf, más esa cosa de Texas (o sea, de Bush) que hay en toda barbacoa… ¡El señorío! Mientras Pep y sus hombres chupan raíces y, si acaso, un manojillo de “rovellons”, Mou y sus hombres tarazan chuletones de Ávila para tapar la pelea anunciada por Terra entre Ronaldo y Casillas a lo Campillo y Murat, despachada con un nulo arbitral. Y menos mal que los majagranzas son laicos e ignoran que en la terminología paulina “Carne”, la marca de Mou, designa al Pecado, y “Espíritu”, la marca de Pep, designa a la Gracia: así no salen del “fascista”, y eso que nos ahorramos.

No es una tontería, esto de la carne y la fruta. Al alimentarse de berros, Messi, el gran regateador, recibe en el campo menos de la mitad de faltas que Ronaldo, que se alimenta de codillos, que ésa es la pega de no tener unos antepasados catalanes, como los que le han descubierto a Messi, que podría descender de Guifré el Pilós, si Platini...

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EL SEÑORÍO UEFERO
La revista de la Uefa ha tenido la gentileza platinesca de arrojar basura sobre su socio más prestigioso, el Real Madrid, estilo que lleva a pensar más en un garito regentado por los Soprano que en un Club Social que, en cualquier caso, se mueve al margen de la Ley, como prueba el pleito del Sion, y que Dios bendiga cada rincón de su casa. Se lo dijo Churchill a Alfonso Paso, que era atlético: “Hay dos cosas que los ingleses nunca podremos tener: una es el Mediterráneo, y la otra, el Real Madrid.”
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