-Si usted ve en un supermercado un producto con una etiqueta adhesiva escrita en árabe, se encuentra ante un producto ‘Halal’. Es la calificación que se otorga a los productos alimentarios tratados industrialmente bajo los preceptos del Islam. Empresas del sector ya han obtenido ese certificado, que permite la exportación a países musulmanes. La mayor dificultad reside en el rito por el que se sacrifica a los animales, para su posterior trasformación en embutido –exceptuando el cerdo-. La cabeza del animal debe quedar mirando hacia la Meca -hay que certificarlo con una brújula-. El matarife debe ser un “buen musulman”, muy creyente y que no beba alcohol y que rece una pequeña oración antes de sacrificar a cada animal. Algunas empresas los contratan como una especie de ‘freelance’. Además, el animal no puede estar aturdido previamente. De esa manera sangra mejor y la carne resulta de mayor calidad.
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