-Ante la contundencia de las pruebas, Dios fue declarado culpable. Y a las 6.30 de la mañana del 17 de enero de 1918 se ejecutó la sentencia. Un pelotón de fusilamiento apuntó al cielo de Moscú, que justo comenzaba a clarear y disparó cinco ráfagas de ametralladora.
En El Café de Ocata