Joseph Heller
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Ya no somos lo que somos, sino lo que nos percibimos, y a la gente le da por percibirse emprendedora, bien Elon Musk, ahora, o antes, Florentino Pérez. Estos clones de Elon Musk, cuando la emprenden con un club de fútbol, lo primero que plantean a las instituciones públicas del pueblo donde deciden operar es su mastaba, o sea, un estadio nuevo donde dejarse las uñas, y las razones se me escapan (no se me escapan, pero no tengo el agujero del buzón para burofaxes). Llamémosla cultura del estadio nuevo. Hemos pasado del “Por un Estado Nacional” de la Dictadura al “Por un Estadio Nacional” de la Democracia.
Mas la cultura del estadio nuevo tampoco es nueva. Cuando Franco encaminó la cosa del estadio del Barcelona con su decreto ley para la reconversión de Las Corts, y empezaron las obras, la gente que pasaba por la calle decía “el campo nuevo”, y así se quedó. Haciéndose eco de esta cultura tan nuestra, Rubiales el de la Federación ha anunciado la construcción de un estadio nuevo, ¡Estadio Nacional!, para el Combinado Autonómico, y que podría llamarse “Estadio Nacional Rubiales”.
Rubiales es un luchador, y él mismo contó por qué: siendo un bebé, su hermana le partió las piernas por accidente. Después se hizo futbolista, y todo lo que sabe, que es mucho, lo aprendió subiendo y bajando la banda izquierda del Levante Unión Deportiva. ¡Qué no oirá uno por esas bandas de Dios! No hay más que ver el pelo que este verano se le ha puesto a Vinicius, el hombre de banda mejor valorado del mundo; de hecho, el único jugador del podrido fútbol español que figura en el once más valioso del planeta, según Transfermarkt. Como reconocimiento, no es el Balón de Oro que le prometió Eric García, el Manolo Escobar de la Xavineta, pero es un reconocimiento para un chaval escracheado por la TV culta de la Españeta desde que llegó a Madrid.
Vinicius es el único futbolista nuestro en el Once Mundial y el club se propone invertir un Perú en Mbappé, cuyo territorio de caza es el mismo de Vinicius. Un Perú es un Perú: el Perú que le costó la ruina al Barcelona con Messi y el Perú que podría costarle la ruina al Madrid con Mbappé, aunque contables tendrá la Santa Madre Iglesia, contables que habrán tenido en cuenta que la supervivencia del fútbol fuera de la Premier pasa por proporcionar espectáculo a las televisiones del mundo antes que en ensamblar piezas para asegurar competiciones. Pero cuando uno oye hablar de los números que le costará Mbappé al Madrid se me hace la misma bola que a Feijoo su regla del 22:
–España tiene que superar los veintidós millones de afiliados a la Seguridad Social. Esta regla del dos, pues bueno, en vez de dos es veintidós, pero es dos, y es dos por diez, y por tanto la cuestión es…
Así se explica Feijoo, que es como se explicaría la señora madre de Mbappé al firmar por el Madrid o el emprendedor Rubiales al colocar la primera piedra de su Estadio Nacional para competir con el nuevo Bernabéu de Florentino Pérez. Con Feijoo y Mbappé, España y el Madrid parecen atascados en “La Trampa 22” descrita por Joseph Heller en su mítica novela sobre un escuadrón de pilotos americanos destinados en Italia en la segunda guerra mundial. Para abandonar el servicio, se requería estar loco, pero cualquiera que quisiera abandonar el servicio no estaría realmente loco:
–Sólo había una trampa, y era la Trampa 22, que especificaba que la preocupación por la propia seguridad ante peligros reales e inmediatos era el proceso de una mente racional. Orr estaba loco y podía retirársele del servicio. Todo cuanto tenía que hacer era preguntar, y en cuanto lo hiciera ya no estaría loco y tendría que volar en más misiones. Orr estaría loco si pilotaba en más misiones y cuerdo si no lo hacía, pero si estaba cuerdo tenía que tomar parte en ellas. Si tomaba parte en esas misiones estaba loco y no tenía que hacerlo; pero si no quería hacerlo entonces estaba cuerdo y tenía que hacerlo.
A uno le tira más Harry Kane, que además vendría avalado por Spider-Man, fan del Tottenham, como sir Alfred J. Ayer, figurón del positivismo lógico:
–A Kane le diría ve al Madrid. Ve y sé el mejor futbolista del mundo. Te lo mereces.
El motivo lo expuso el otro día Bale, el futbolista más inteligente que pasó en mucho tiempo por el Bernabéu, con un palo de golf al hombro: “Al entrar al vestuario del Madrid simplemente te sientes un ganador. Ganar es la mentalidad de ese club. En el Madrid, si perdías, se acababa el mundo”.
Melville
DE GEA, EL ESCRIBIENTE
De Gea, el portero madrileño del United, tiene algo de “empanao” en el sentido literario de “Bartleby, el escribiente”, el minirelato de Melville, que luchaba contra la realidad con una frase que sacaba de quicio, “Preferiría no hacerlo”, pues no hay nada que exaspere más a una persona seria que una resistencia pasiva. De Gea se ganó en Inglatrra un prestigio que luego echaba perder en nuestro Combinado Autonómico. Y si hoy no está en el Real Madrid es porque en 2015 el fax que formalizaba el traspaso llegó fuera de hora. En 2023 el United lo renueva a la baja, el español acepta y entonces el club le retira la oferta, pero conminándolo a no firmar con ningún otro club hasta que los ingleses se aseguren un portero igual de majo.
[Lunes, 3 de Julio]