Discurso pronunciado el 5 de marzo en el Hillsdale College durante el seminario sobre las grandes farmacéuticas
Traducción: Jon Rouco
[...]
Yo
he visto este proceso y sé cómo funciona, y es una gigantesca captura
regulatoria. Luego el NIH recibe el dinero. A mí me echaron [de Facebook
e Instagram] por decir que el NIH es dueño de la mitad de la vacuna de
Moderna. Dijeron que era desinformación sobre la vacuna. A que no se
imaginan a quién pagó Moderna el pasado jueves 400 millones de dólares:
al NIH por las regalías conjuntas hasta la fecha. Así que todas mis teorías conspirativas tardan entre tres y cinco meses en hacerse realidad.
Así
que me di cuenta entonces, para esto soy muy rápido, de lo que había
sucedido en el programa de vacunas. Cuando yo era un niño, te
recomendaban tres vacunas, y yo me las puse. Y ahora a mis hijos, tengo
siete hijos, les ponen 72 vacunas, todas ellas obligatorias en
California, no se puede escapar de ellas. ¿Y cómo ha sucedido eso?
Sucedió porque Ronald Reagan firmó la Ley de Vacunas. Lo que pasó
es que, en 1979, comenzaron a usar la vacuna DPT (vacuna triple
bacteriana: difteria, tétanos y tosferina). Ahora que es ilegal en
Europa y en Estados Unidos, Bill Gates se la pone a 161 millones de
niños africanos al año, y era una vacuna que mataba o causaba daño
cerebral permanente a uno de cada trescientos niños, de acuerdo con un
estudio del NIH encargado a la UCLA (Universidad de California). Esto
era devastador, así que se deshicieron de ella y la cambiaron por otra
versión atenuada de la vacuna, que es menos peligrosa y menos eficaz.
[...]
Así
que, una vez hecho esto, ahora tienen esa exención de responsabilidad;
no importa lo negligentes que sean; no importa lo imprudentes que sean;
no importa cuán grave sea la lesión que causen; no importa cuán tóxico e
innecesario sea el producto; no importa cuán innecesaria e ineficaz sea
la vacuna; usted no puede demandarles.
[]
Así
que debido a ellos ahora estas empresas están absueltas de la mayor
amenaza legal para cualquier medicamento, que es la responsabilidad
civil subsidiaria (downstream liability). Las vacunas son el
único producto médico que nunca tiene que hacer estudios de seguridad
previos a la concesión de licencias. Ni uno. Y esto es se lo debemos al
legado del CDC y del PHSCC (Cuerpo Comisionado del Servicio de Salud
Pública de los Estados Unidos), que es uno de los servicios militares
uniformados de los Estados Unidos. El PHSCC lanzó el programa de vacunas
como parte de Defensa de la Seguridad Nacional contra ataques
biológicos en nuestro país. Querían asegurarse de que si los rusos nos
atacaban con ántrax o algún otro agente biológico, pudiéramos formular
rápidamente una vacuna y luego suministrarla a 200 millones de
estadounidenses sin impedimentos regulatorios.
[...]
Durante
muchos años, he repetido que ninguna de las 72 vacunas obligatorias
para los niños ha sido sometida a pruebas de seguridad en ensayos de
control previos a la autorización. Ni una. Y Tony Fauci ha estado todo este tiempo diciendo que miento. En 2016, el presidente Trump me propuso dirigir una comisión de seguridad de vacunas, y ordenó que Fauci y Collins
se reunieran conmigo con el Consejero de la Casa Blanca presente. Y le
dije a Fauci en esa reunión: llevas ocho años diciendo que miento sobre
esto, muéstrame algún estudio. Y en ese momento, él hizo el paripé de
leer detenidamente algunos papeles como si lo estuviera buscando, y
dijo: no tengo ninguno aquí, los tendré en Bethesda, cuando vuelva te
envío uno. Nunca lo recibí. Así que lo demandé, yo y Aaron Siri. Y
después de darnos largas durante un año, sus abogados se reunieron con
nosotros en el tribunal y reconocieron que yo tenía razón. Nunca hubo
ningún estudio, y lo reconocieron por escrito.
[...]
De
todos modos, permítanme hablar de otra cosa durante un par de minutos,
un tema del que no iba a hablar. Alguien sacó el tema en la cena. Iba a
hablar de COVID y lo que ha pasado con eso. La reacción a la COVID fue
extraña porque no fue una reacción de salud pública, fue una reacción
militarizada y monetizada. Y sucedió en todo el mundo a la vez. Todas
estas democracias liberales de repente cambiaron de rumbo e impusieron
estos controles totalitarios, que eran irracionales, que no eran
científicamente válidos, que habían sido desacreditados, etc. Decretaron
confinamientos, etc. Y luego después, por supuesto, para evitar que nos
quejáramos o habláramos de ellos o los cuestionáramos, impusieron la
censura desde el primer día.
Y la cosa es que los Padres Fundadores, específicamente Hamilton y Madison, o Adams,
pusieron la libertad de expresión en la Primera Enmienda porque todas
las otras enmiendas dependen de ella. Porque si le das a un gobierno el
derecho de silenciar a sus oponentes les estás dando licencia para
cualquier atrocidad, y empezarán a deshacerse de todas las enmiendas. ¿Y
qué hacen? En cuanto pudieron censurarnos, fueron a por la otra parte
de la primera enmienda, que es la libertad de culto. Cerraron todas las
iglesias del país durante un año sin ninguna base científica, sin ningún
proceso regulatorio, sin moratoria. Llevo cuarenta años demandando al
Gobierno por no hacer audiencias públicas, por no hacer una declaración
de impacto ambiental cuando van a aprobar una regulación. Tienen que
hacer una declaración de impacto ambiental y mostrar el coste y los
beneficios y a quién va a perjudicar, y enumerar todos los estudios
científicos.
[...]
Les dejo con tres reflexiones:
La primera es que cualquier poder que el Gobierno tome del pueblo, nunca lo devolverá voluntariamente.
La
segunda es que cada poder que el gobierno tome, en última instancia,
abusará de él hasta el final, en la máxima medida posible.
Y la tercera es que nadie jamás ha salido del totalitarismo acatando y obedeciendo. Lo único que podemos hacer es resistir.
Muchas gracias a todos.
Leer en La Gaceta de la Iberosfera