sábado, 2 de abril de 2022

Mujer de Estado


Ciudad incendiada

Ludwig Meidner


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Murió Madeleine Albright, Lady Halcón, una “mujer de Estado”, “elogio” del periodismo, pues gozó de muy buena prensa, para la que siempre tuvo cositas, gracias a lo cual pasa a la Historia como la Democracia de Delacroix guiando al Pueblo.
    

¿Qué es un hombre de Estado”? Según Negro, el “hombre nuevo”, siempre más que el gobernante: un innovador que señala al ejecutor el destino histórico de la acción política. Lo que Bolaños a Sánchez, como parodia.
    

Si tenemos que usar la fuerza, es porque somos América: “We are the indispensable nation”– dijo en el 98, para justificar más bombardeos de Iraq, Lady Halcón, que no parecen precisamente palabras de Hamilton.
    

América, pues, se dividiría entre los “deplorables” de Trump, a quien la prensa intelectual pintó con bigote de Hitler por un “pussy” extraído de una conversación de vestuario privada, y los “indispensables” de Albright, ante quien esa misma prensa se prosterna por una declaración de “mujer de Estado” (en TV, sentada) a cuyo lado las de Oppenheimer sobre el pecado y la muerte de su Bomba suenan a merengues de Celia Cruz. La entrevistadora le plantea que en Iraq (adonde fueron a predicar “El Federalista” con el pretexto de unas armas que nunca hallaron) cayeron más niños que en Hiroshima y le pregunta si mereció la pena.


    –Fue una decisión dura –responde Lady Halcón–, pero creemos que el precio mereció la pena.
    

Se ha dicho que hay algo que aproxima a esas dos mitades, mujer y hombre, hasta confundir sus caracteres: el mando. En el mando no hay un carácter femenino y otro masculino; únicamente una sola modalidad peculiar del poder. Pero en España, ayuna de toda cultura política, la idea del poder es la de las pandillas del colegio.


    –España es una gran mesa de café donde con bolitas de pan y terrones de azúcar se explican y “deciden” batallas –escribe Ruano cuando el 14.
    

Pero añade que un imbécil se hacía rico echando al mercado unos botones de celuloide para las solapas, que dicen: “No me hable usted de la guerra”.

[Sábado, 26 de Marzo]