Francisco Javier Gómez Izquierdo
Vi al Villarreal con la radio puesta y estuve al tanto del hundimiento que los locutores iban narrando desde el Santiago Bernabéu. Me quedé con el Villarreal porque presagiaba día histórico, porque desaparecidos Cruyff, Luis Aragonés y aparcado Van Gaal por el perro inmisericorde del cáncer, Unay Emery es como ustedes saben, mi entrenador favorito y porque, ¡qué demonios!, viniendo como viene uno del "proletariado" de verdad estoy obligado a inclinarme por los de menos posibles.
Benfica y Villarreal eran los caramelitos para cuartos y los dos cayeron en el sorteo para contento mal disimulado de los entrenadores Klopp y Nagelsmann que se veían en la semifinal sin asomo de dudas. Emery, al que como él mismo dice ya le toman en serio entre "los" de la élite, plantea los partidos con más conocimiento de lo que se le reconoce pero como no tiene jugadores "top", que es como llaman ahora a los muy buenos, los que dispone suelen cometer errores inesperados que destrozan sus minuciosos planteamientos.
Emery apuesta por la paciencia y sobre todo por la concentración. El 4-4-2 de ayer, dispuesto como si los cuatros se enroscaran evitando provocar portillos e incluso no permitiendo la posibilidad de que apareciera una mínima gatera, lo remataban Gerard y Danjuma sabedores de que su picadura tenía que ser letal, como de serpiente cascabel. "Ya aparecerá la ocasión", dice Emery. En Castellón aparecieron varias. En Múnich, dos claras. En la segunda ya estaba Chukwueze en el campo. Su velocidad es muy peligrosa y mas si se conserva para ser agitada en el último cuarto de hora de un partido aún indefinido. Además su nombre suena al pronunciarlo como los anillos de la cascabel cuando se pone criminal. Por éso cuando Gerard y "el Chucu" echaron a correr en el 88 cada uno por un costado, servidor saltó del sillón y olió el gol que Emery tenía explicado a sus hombres. ¡Que gran alegría para el pueblo de Villarreal, para Emery y Pablo Villa, a los que tanto admiro, para ese Parejo que recuerda a veces por su aspecto indolente a aquel Riquelme que tan buenas tardes dio en el campo de La Cerámica! Y ahora a por el Liverpool, supongo.
Entré en el Bernabéu en la prórroga. Si hay que ser sincero, al Madrid parece que le sobran los entrenadores. El truco es poner uno que alinee más o menos correctamente y que no enfade a la plantilla. A veces ni eso. La travesía anual del Madrid por la Copa de Europa está fuera de cualquier manual. El Madrid sabe cómo sobreponerse a los huracanes, espantar los vientos rebeldes y acomodarse hasta en los peores momentos de desfallecimiento al mínimo soplo de brisa propicia. El entrenador nunca estorba pero hay ocasiones que no parece ayudar. Anoche Modric volvió a sacar su maravillosa y pinturera varita mágica, Benzemá remató como suele y Courtois acudió como sabe a un rescate que pintaba en bastos. La línea defensiva triunfadora no cabría en cabeza de ningún merengue. ¡Para que usted vea lo que llega a salirle bien al Madrid en Europa!