miércoles, 24 de abril de 2013

Miura por fandangos*

 Sevilla, Corrida de Miura, Domingo, del 21 de abril
Solanera
Y en la solanera, el espontáneo que le cantó un fandango a Escribano


José Ramón Márquez

Yo sólo he visto dos veces que un señor se levante en un tendido y le dedique un cante a un torero. Las dos veces ha sido a toreros modestos, casi desconocidos; las dos veces ha sido en corridas en la que en el ruedo había toros.

La primera fue en la Plaza Real de El Puerto de Santa María. Había una paupérrima entrada para ver una seria corrida de toros de Cebada Gago para Jesuli de TorreceraAlejandro Morilla y Antonio José Blanco. En el segundo toro un hombre sentado él solo en plena solanera le cantó a Jesuli con convicción de amigo y en el sexto otra voz desde la grada le cantó a Blanco con idéntico argumento.
El pasado domingo, en Sevilla, corrida de toros de Miura, una voz entre los del sol cantó un fandango a Manuel XXXX, y esa voz de amigo parece que dio fuerzas, que no convicción, al torero en la tarea casi imposible en la que estaba enredado.

Decía M. que dentro de poco, con tantos reglamentos como hay en el llamado Estado de las Autonomías, los toreros iban a tener más necesidad de llevar, en sus cuadrillas, un abogado mejor que un mozo de estoques. En aras de la evolución y de la  modernidad tan pésimamente entendida como la que andan pregonando por ahí algunos plumillas, no sería de extrañar que ciertos toreros ‘de época’ (de esta precisa época, porque dentro de quince años, cuando cambie la época, de ellos nadie recordará ni el apodo) incluyan un saetero o, si aún se desea mayor modernidad, un karaoke que, mediante canciones del verano, sirva para señalar a los públicos los momentos de poderío y de importancia y les haga más llevadero el rato.
 Veleta, el demonio que le cayó a Rafaelillo

 Patio de caballos

 Mascota

Puyazo al primero

Rafaelillo al natural

 Almendrero

 Puerta

 David Adalid

 Chunda, chunda

 Castaño

 Escribano en su gayola

 Guindalero

 Estribo

 Rayito

 Escribano en su gayola (II)

Datilero

 Divisa

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*El fandango es un palo del flamenco que se canta no sólo en la provincia de Huelva: los hay, incluso, manchegos. Pero no cabe ni la menor duda de que el fandango, por antonomasia, es el de Huelva. Con todas sus variantes, desde el fandanguillo de la capital hasta el cané o el valiente de Alosno, pasando por las innumerables variantes personales: la de Paco Isidro, la de Cerrejón, o la de Pérez de Guzmán, que alcanza el virtuosismo de un aria de bravura en una ópera... El fandango es el palo del flamenco que admite la mayor variedad desde el punto de vista de la Preceptiva. Su estrofa puede constar de cuatro o cinco versos (repitiéndose siempre uno de ellos al cantarlo), y tales versos pueden rimar tanto en asonante como en consonante, con la ventaja de que no existe una forma canónica de alternancia de rima dentro de la estrofa.
Ricardo Bada