La flor de Alfredo
Franco también
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Eduardo Madina, la gala de Madina, la flor de Alfredo, caudillo del socialismo español.
Suena Madina.
Tiene 37 años, edad a la que, en otras épocas, sucumbían los genios: genios que lo eran (Rafael Sanzio, Byron) y genios que lo parecían (Watteau, Larra).
Madina no parece un genio, pero lo es desde aquella concepción socialista de la vida formulada por Araquistáin en “El Sol” el 20 de noviembre de 1931:
–Al hombre le repugna la pobreza, que oprime su personalidad y la de los suyos, como lo prueba el fracaso de todas las doctrinas ascéticas. Para alcanzar su plenitud, la vida exige un mínimo de comodidades materiales y espirituales, y todo el mundo tiene no sólo el derecho, sino el deber de lograrlas. Cada época y cada sociedad se rigen por un “standard” o tipo medio de vida, al cual no es lícito renunciar sin comprometer la salud de la especie o el destino personal.
Es lo que Valderas, el Chávez de ese Griñán que hace de Maduro en Andalucía, quiere decir cuando dice que un gobierno de izquierdas no puede dejar a la gente sin cenar, cosa que los países comunistas solucionaron demorando el almuerzo para ahorrarse la cena.
Para arreglar lo de la cena, el socialismo español piensa en Madina, cuya modestia natural (“no estoy a la altura de Zapatero”) no le impidió en su día luchar, en tanto que víctima del terrorismo izquierdista, por la indemnización más elevada.
Aquel éxito afectó a su producción literaria como bloguero:
–Fíjense en esa postura de cura franquista cargado de odio y rencor, esa predisposición al permanente vómito tan característica de los demócratas de centro reformista –escribió Madina del ex ministro Acebes, que apoyaba una manifestación de víctimas del terrorismo menos contentas.
Y como tuitero, Madina hizo cumbre con su casida a la concejala cálida de Los Yébenes:
–¡Basta ya de esa España de Bernarda Alba! Por favor, Olvido, no dimitas.
La gala de Madina.
La flor de Alfredo.