Padre Isla
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
España tiene su Margaret Mead en Rocío Ruiz, cuya Samoa es la Semana Santa de Andalucía, donde, con eso, ha llegado a hermana mayor de la cofradía de la Igualdad en el gobierno de los Juanmas.
En las procesiones, Ruiz ve “desfiles de vanidad y rancio populismo cultural”, entretenimiento de plebeyos que “se destrozan la columna por cargar enormes trozos de madera”.
–Me quedo con la fiesta pagana que atrae el turismo y llena las tabernas.
Para Santayana, en la tradición cristiana un misterio metafísico ocupa el lugar de una figura poética, expresando el primero, mediante un pequeño drama milagroso, la emoción que expresaba la última con una frase aventurada.
–La Eucaristía es a la Última Cena lo que un centauro es a un jinete o una tragedia a un canto.
Pero, en su visión de la Semana Santa, Ruiz, seguramente la intelectual más solvente de la gran familia liberal de Ciudadanos, está menos cerca de Santayana que del Padre Isla, pues su ensayo parece redactado en el estilo pegadizo de una carta de despecho a un novio.
En el segundo capítulo de su “Fray Gerundio de Campazas”, Isla refiere el flechazo entre el padre de Gerundio, Antón Zotes (A. Zotes, azotes) y su madre Catanla: Antón se cosca de la predilección de las paisanas por los penitentes y se apunta a salir en la procesión del Jueves Santo. Para exagerar el espectáculo de un sufrimiento que llame la atención de Catanla, A. Zotes encorva el cuerpo para exprimir la sangre. El mayordomo, al verlo desangrar, le saca de la procesión y lo envía a casa a curarse, y Catanla se va con él.
–Lo que pasó entre los dos no se sabe… Al fin y postre se casaron, y la buena de la Catanla no parió (“un niño como unas flores”) hasta el tiempo legal y competente.
Y es que, como dijo Bonafoux, en España “tampoco hay anticlericales”. Pensaba en Colombine, una Ruiz que fue a París en Semana Santa, se metió de rondón en la iglesia de la Sorbona y escribió: “Sentimos por anticipado el soplo de la Resurrección”.