Asignatura obligatoria
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Rivera, el jefe del Centro, quiere imponer en la escuela la asignatura “Constitución Española”. ¿Para qué?
Para marcarse un Garci, la tecla del 77, aquella Santa Transición, con Girauta, el cunero toledano, cantando por Olga Guillot el “Luna de miel” de “Asignatura pendiente”, Jose y Elena, que es en lo que quedó la “Revolución pendiente” de Girón.
Rivera iba para José Antonio, o eso decían los linces de izquierdas, y se nos ha convertido en un Pepe Sacristán… feniano, es decir, partidario de la Formación del Espíritu Nacional, FEN (fenianos eran también los de una secta adversa a la dominación inglesa en Irlanda).
Conque una asignatura de Constitución Española, ¿eh?
En la escuela, la FEN nos la impartían siempre a primera hora de la tarde, y daba para siestas de las de fuente y canario. “Todos los pueblos que duermen siesta son prolíficos”, dice un aforismo del Séneca, y a la veleta de C’s le ha dado ahora por la familia numerosa.
Si Rivera, en vez de echar alfalfa socialdemócrata a los niños, buscara instruir en constitucionalismo, cosa que no se hace en ningún nivel educativo de España, impondría la lectura de “El Federalista”, que no sé si ya está traducido al español, y para nota, el “Discurso sobre la Constitución y el Gobierno de los Estados Unidos”, de Calhoun, que no está en español, pero sí en catalán, por su “relevancia particular para los debates sobre el federalismo y el pluralismo en el siglo veintiuno”, aclaran.
En la asignatura de Rivera no se ve sustancia jurídica, que a ver quién explica a un niño el contenido del 155 sin un máster previo en Emilio Betti, y tampoco literaria.
–Cela –cuenta un cronista de aquello– fue el encargado de pasar al castellano el idioma gitano o caló de la Constitución, pero se lo cargaron todo “más arriba”, en los estrados del consenso, y la purificación fue inútil.
El Código Civil de Napoleón dio para un Stendhal, pero la Constitución de Abril y Guerra apenas ha dado para Lindos y Grandes.