Don Pelayo en Candás
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Escucho el ruido de campaña como el que oye llover, pero llama la atención la guerra civil en la derecha por… ¡la Reconquista!
–Vox ens roba! –diría Aznar, si volviera a hablar catalán en la intimidad.
Sánchez-Albornoz dedicó su elocuente vida a contestar las majaderías de Castro sobre la Reconquista. Eso, ahora, se despacha en un suelto de prensa, algo más ligero, desde luego, que el “Germanos contra bereberes” de Primo de Rivera escrito en la cárcel de agosto del 36, de cuya tesis, por cierto, se apropian, sin citar procedencia (al modo orteguiano), todos los europeístas de hojalata.
–Desde el punto de vista infantil, (la Reconquista) es el lento recobro de la tierra española por los españoles contra los moros que la habían invadido. Pero la cosa no fue así.
La cosa sería que toda España es ocupada en paz, y hacia Asturias se repliegan dignatarios y militares godos, invasores tres siglos antes. La Reconquista no es, pues, una empresa popular española contra una invasión extranjera, sino una pugna multisecular por el poder militar y político (religioso) entre una minoría semítica, los árabes, y una minoría aria, los godos. Una empresa europea, germánica. La unidad nacional de los Reyes Católicos es la católica, germánica, de la Reconquista, que justifica sus privilegios con un gran destino histórico: América y Contrarreforma. El catolicismo es la justificación del poder de España. Al perder la partida, la fuerza latente del pueblo berebere sometido inicia su desquite: burla, odio y afirmación de separación. En España hay dos pueblos. Con “pueblo”, a secas, se alude al sojuzgado, que detesta rencorosamente toda jerarquía.
–Acaso España se parta en pedazos, y deje de contar en Europa. Y entonces, los que por cultura y aún por sangre nos sentimos ligados al destino europeo, ¿podremos transmutar nuestro patriotismo de estirpe en un patriotismo telúrico, que ame a esta tierra por ser ella?
Y los aznarines gritando que les roban la Reconquista.