jueves, 6 de julio de 2017

Los biciparias




Hughes
Abc

Hoy venía una noticia sobre la huelga de los ciclistas de Deliveroo, esa empresa de comida a domicilio. No la conozco, pero al parecer refina y mejora ese mundo (la verdad, proceloso) del pedir comida a domicilio. El efecto es algo conocido ya: tecnología, facilidad para el consumidor comodón y hedonista del siglo XXI, hilar más fino el hilo ya fino de las posibilidades de las grandes urbes… Gana el consumidor, gana la empresa, ganarán sus accionistas. Muy bien. Pero de repente sale una figura en las noticias: el ciclista o (también lo llaman así) el “rider”. El que lleva las pizzas. Ganan una miseria y no les garantizan un mínimo semanal. Los números son de una penuria conmovedora. La propia figura del “rider” ya nos dice mucho. Son como trabajadores chinos, como esos que van dando pedales a los carros. Tecnología y bicicleta. Parias de la megalópolis.
 
Los “deliveroos” son como los “uber”, nuevos trabajadores. En realidad, no son trabajadores. Se ha perdido el estatuto clásico del trabajo. La ruptura de la relación empresario-trabajador no es una liberación. Lo será para el que inversor y para el consumidor, al que le da igual todo salvo que el plato llegue calentito, pero para el “porteador” se abre una situación de inseguridad, precariedad, ansiedad absolutas. ¿Qué son? No es un trabajador puramente hablando, y tampoco es un autónomo. Son cargo de trabajo moderna, trabajadores en la frontera del cambio tecnológico que no avanzan, que van para atrás. A veces parece que con su status debilitado nos están avisando (como señalados) de su irremediable sustitución por futuros robots. ¿Qué valor añaden a las cosas? ¿Qué costes inasumibles comporta ser un ser vivo y además humano?
 
Es como si la precariedad se refinara y se convirtiera en un sector. Parece que no es la tecnología, que mucho emprendimiento parte de la pura precariedad. No es la app, es el tío ganando cuatro euros.
En el encuentro de hoy (Vocento) de los tres presidentes, todos hablaron de esto, además de hablar de Cataluña, por supuesto. Hasta Aznar alertó sobre la inteligencia artificial. Aznar alertando sobre los robots. Qué maravillosa novela iniciaría aquí alguien dotado… El caso es que se dibuja con claridad una casta nueva de casi-trabajadores. En las urbes occidentales parecen chinos. Eso añade esto de Deliveroo a lo que ya sabíamos de Uber: la cosa china, orientaloide. La globalización m´s conseguida. Falta el de Deiverxo con woks humenates en la calle. ¿Por qué la globalización a veces es como Streetxo? ¿Por qué es fussion? ¿Por qué la globalzacion a veces es sudorosa y un poco fraudulenta, como de falso indonesio? El mismo González, en el acto de hoy, alertaba o quizás sólo describía a los “etimológicamente reaccionarios”. Aquellos que, con una u otra ideología, reaccionan a la Globalización. Es una manera interesada de decirlo (como aquella tan falaz de construir el eje imaginario Merkel-Macron-Rajoy-Libre comercio-Liberalismo-herencia cultural europea), pero de repente la palabra “reacción” parece desideologizada, un poco rehabilitada, y casi necesaria.
 
Como fuere, estos nuevos trabajadores son una cosa a tener en cuenta.