viernes, 28 de julio de 2017

Cereno



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

En este Siglo de Oro de la ciencia jurídica que vivimos en España las analogías surgen como setas y hay un marianismo coral que después del juicio de San Fernando de Henares ve en Mariano al Cereno de la situación.
Hola. Me llamo Cereno. Benito Cereno, capitán del “Santo Domingo”.
En la estela de “Moby Dick” (publicado en el bicentenario de “Leviatán”, otro monstruo marino), Melville publica en 1855 “Benito Cereno”, capitán de un galeón español que transporta esclavos negros de Valparaíso a Callao. A la semana de navegación, los esclavos, liderados por Babo, se amotinan y ponen ruta a Senegal. Se cruzan con un barco americano al mando del capitán Delano, que aborda al galeón. Babo ordena a Cereno fingir que sigue al mando. Cereno obedece, pero en su actuación mezcla frases enigmáticas y comportamientos extraños, que entienden todos los presentes menos Delano (en cuya ceguera perceptiva sitúa Melville la clave del relato), con lo que al capitán español no le queda otro modo de liberación que arrojarse al agua.
En 1938, “Benito Cereno” se elevó en Alemania a símbolo de la situación de la inteligencia en un sistema de masas –es uno de los grandes momentos schmittianos, es decir, que incluso bajo el nazismo el alma era libre, como lo fue el capitán Cereno.
En nuestra Santa Transición hubo un momento melvilleano de Suárez, cuando se presentó en la TV, dijo que no quería ser otro paréntesis en la historia de España y se marchó sin más explicaciones (democráticas).

Uno manda muchos mensajes, pero no hice absolutamente nada –dijo, no menos melvilleanamente, Mariano en su jura de Santa Gadea en San Fernando.

¿Qué quería decir con eso?

Él mismo lo aclaró con otra jitanjáfora galaica, mezcla del lenguaje del beisbolista Yogi Berra (“Corta la pizza en cuatro pedazos, no tengo tanta hambre como para comerme seis”) y el cómico Antonio Ozores:
Hacemos lo que podemos significa hacemos lo que podemos. Ningún significado ninguno.
¡España al agua!