Una pintada en Barcelona firmada por la CNT decía: "Viva la organización
de la lucha contra la disciplina". Al mismo tiempo por las calles de
esta ciudad se podían escuchar en los primeros meses de la guerra,
cuando se vivía en plena efervescencia romántica con todo tipo de
ideales, gritos como estos: "¡Abajo el militarismo! ¡Todos al frente!" o
"¡Abajo el código de circulación, es contrario al principio de
libertad!". En estos primeros meses los milicianos que se dirigían al
frente tenían con frecuencia dificultades insalvables para para
atravesar los pueblos, porque no había manera de recordar todas las
contraseñas. Así murió, por ejemplo, Antonio López Raimundo.