Como Amancio Ortega ha donado una buena cantidad de dinero a Cáritas,
una inefable literata del país (¿por qué por el mero hecho de escribir
malas novelas a algunos se los considera intelectuales?) ha hecho
pública su indignación moral clamando al cielo de la verdad que "la
caridad no es justicia y que, de hecho, la caridad solo puede existir en
ausencia de la justicia". A mi la caridad me impide decir crudamente
lo que pienso de semejante estupidez y, sobre todo, de la señora que la
ha expelido, pero, desde luego, no se me ocurrirá decirle al próximo que
me tienda la mano pidiéndome un céntimo que en lugar de reclamarme a mi
caridad, vaya a reclamarle a la historia la justicia que le niega, y
que si mientras tanto se muere de hambre, la culpa será de la injusticia
y no de mi falta de caridad.