lunes, 1 de octubre de 2012

Freixa y chocolate

Ayer, en el Bernabéu

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    No es serio (ni rentable) para la industria del ocio que, todavía en septiembre, el Real salga al Bernabéu a jugarse contra el Deportivo únicamente la honrilla de no tener que hacerle el próximo domingo en el Camp Nou pasillo al Tito Team, pero en Barcelona le tienen tanto miedo a Mourinho y se asustaron tanto en la Supercopa que, como los holandeses ante el duque de Alba, han resuelto fortificarse con diques de puntos cuya construcción no está al alcance de cualquier castor y necesitan cada domingo de un Guruceta (Muro).

    El último, Mateu Lahoz (“Bon cop de falç!”), coincidiendo con la entrada de Freixa en la capital de “Espanya ens roba”.

    –Ara és hora, segadors! /Ara és hora, d’estar alerta! / Per quan vingui un altre juny
    
Junio ya está aquí. Se llama Freixa y viene para ser el melenón de león heráldico de la Federación, el pelucón de lord inglés que simbolice la imparcialidad de la institución, el sorayón que se ha buscado ese gran imitador de caprichos que es Villar.
    
Ha sido que Hughes hablara de una Soraya aleonada y tinaturner que en la tele, presentando los presupuestos, parecía tener delante a cuatro diputados soplando para provocarle el efecto “wind” de su melenón, y a Villar le ha faltado tiempo para llamar a Freixa, el de la larga y lujuriosa melena de Homer Simpson entre hippies; melena frondosa, como la de Jean Cau (al champú de caballo) en la terraza del café de Flore; melena burbujeante, de burbuja freixenet, la de Raquel Welch, burbuja del 85. Melena de príncipe del flamenquismo, en una palabra, ahora que por José María Fontana (citado por Gregorio Luri) sabemos que Barcelona siempre fue la ciudad más flamenca de España con la taberna de Juanito “El Dorado” como Vaticano del cante y baile flamencos, destino de los “artistas” más genuinos de la tierra de María Santísima, detalle que escapa a los chirles poetas argentinos y a los cebados hispanistas anglosajones que elaboran la pésima literatura culé.
    
¿Dónde está, pues, la Dalila que corte la cabellera a ese Sansón?
    
Pardeza no da para tanto pelo.

    Con Freixa en la Federación y las Desdémonas de Tito, que dice el Wall Street Journal, desmayándose en el campo, el Real busca salidas en la superstición gitana de Íker Casillas y en la “bolchevización” (término que, acaso por influencia de Petón, emplea el “As” en el sentido joseantoniano) de Florentino Pérez.
    
Bolchevique es todo el que aspira a lograr ventajas materiales para sí y para los suyos, caiga lo que caiga; antibolchevique, el que está dispuesto a privarse de goces materiales para sostener valores de calidad espiritual –contestó Primo de Rivera a los ases de la derecha, que lo acusaban de bolcheviquismo por su discurso en el Congreso sobre la Reforma Agraria.
    
En cuanto a la superstición gitana de Casillas, parece ser que hay un preso “calorró” que asesora al Mejor Portero del Mundo, que es “sersén”, en sus relaciones con el “laló”, que es Mou, en particular, y con el “Madrilati” en general.

    ¡Ay, Teblequé!


DURO, MORTIER
Gerry Mortier es un belga fabiolesco que dirige el Teatro Real, tumba de media deuda del Reino de España, donde ha denunciado la demagogia, según él, de quitar dinero a la ópera porque estén quitando camas de hospital. Como esta declaración es boba, para garantizarse un titular en la prensa matizó: “Para mí fue muy duro ver cómo el iva subía para el arte; la marca España no puede ser solo Ronaldo, que encima esta triste, porque dos años de subvención del Teatro Real es el sueldo de un año de ese futbolista”.


 Real Madrid - Deportivo de La Coruña