domingo, 9 de octubre de 2011

El pastel de David Mora


José Ramón Márquez

Menudo pastel el de David Mora. El otro día, en la Plaza de Úbeda había pegado un papel junto a la taquilla en el que un tal doctor Luis Ramos, cirujano jefe de la plaza de Vilafranca de Xira, auxiliado por un elenco médico compuesto por los doctores Pedro Correia y Francisco Rodrigues, por el anestesista doctor Jorge Esteves, por los enfermeros José Mata y Rosalía Salvador y por los auxiliares de acción médica António Jesús y Joao Henríque Tavares, extendía un certificado en el que proponía un diagnóstico ‘provisional’ para un edema y unos dolores que presentaba el diestro de Borox, y que concluía con el diagnóstico de una rotura del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda del diestro.

Nos quedamos sin ver a Mora en Úbeda a costa del certificado y del dichoso ligamento, con lo que eso debe doler y lo que se tarda en sanar, por lo que cuentan de los futbolistas, y haciendo votos por la pronta recuperación del torero.

Cual no será nuestra sorpresa de personas crédulas y bien pensadas cuando vemos que ayer ha estado el hombre en Zaragoza, Feria del Pilar, a matar una corrida de Bañuelos y que además se llevó el tío dos orejas de esas que tanto excitan a los cronistas.

Y entonces, puestos a pensar, aquí pueden pasar tres cosas: o el doctor portugués, que es tan amable de escribir sus certificados en español, es tan indocumentado como todo el equipo que le auxilia y puede llegar a confundir la dolorosa rotura de ligamentos con un golpe en la rodilla, o el torero al volver de regreso a España se desvió de su camino un poco para tomar las milagrosas aguas de Fátima, restableciéndose su salud por intercesión de la Santa Virgen tras la ingestión de tan benéfico líquido, o todo este rollo de los ligamentos es una trola que metieron en Úbeda porque no les interesaba ir o porque pidieron más cuartos y no se los dieron o porque quisieron ver la pasta por adelantado, visto el precedente del día anterior.

En cualquier caso el asunto huele de pena, y no te cuento nada la cara que se les queda a unos que se pegan trescientos kilómetros de ida y otros tantos de vuelta y que ven en un papel con la firma del matasanos portugués la excusa para que desaparezca del cartel una de las dos razones que nos llevaban a la Plaza.

Ya pronto será hora para hablar de las luces y las sombras de David Mora, pero para eso lo mejor es esperar a que finalice la temporada, que, como dijo aquél, la quedan dos telediarios.