Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Ya sé que luego vendrán las de los sociatas, pero de momento los peperos me han llenado el buzón de papeletas electorales que yo, a imitación de una vecina que le entrega todo el buzoneo publicitario, he regalado al pobre de mi esquina: “Tenga, buen hombre, que le hará más falta que a mí.” Al pobre se le han humedecido los ojos al verse con los sobres en la mano, y luego he sabido por qué: resulta que Gómez, el Gómez de Madrid, ha dicho en TV que Aguirre, a quien los sociatas llaman “marquesa”, como si fuera la señora de Del Bosque, gobierna únicamente para los ricos. “Yo no soy digno de que estos peperos me gobiernen –se habrá dicho el pobre para sí–, pero una papeleta suya bastará para sanarme.” ¿Sanar de qué? De la pobreza, naturalmente. Gómez llegó al puesto ése que tiene con la promesa de hacer en Madrid lo mismo que Zapatero ha hecho en España, es decir, llenarla de pobres, y los pobres no quieren más competencia. Por otro lado, ¿qué idea de los pobres tienen estos “gómeces”?
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Ya sé que luego vendrán las de los sociatas, pero de momento los peperos me han llenado el buzón de papeletas electorales que yo, a imitación de una vecina que le entrega todo el buzoneo publicitario, he regalado al pobre de mi esquina: “Tenga, buen hombre, que le hará más falta que a mí.” Al pobre se le han humedecido los ojos al verse con los sobres en la mano, y luego he sabido por qué: resulta que Gómez, el Gómez de Madrid, ha dicho en TV que Aguirre, a quien los sociatas llaman “marquesa”, como si fuera la señora de Del Bosque, gobierna únicamente para los ricos. “Yo no soy digno de que estos peperos me gobiernen –se habrá dicho el pobre para sí–, pero una papeleta suya bastará para sanarme.” ¿Sanar de qué? De la pobreza, naturalmente. Gómez llegó al puesto ése que tiene con la promesa de hacer en Madrid lo mismo que Zapatero ha hecho en España, es decir, llenarla de pobres, y los pobres no quieren más competencia. Por otro lado, ¿qué idea de los pobres tienen estos “gómeces”?
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