sábado, 10 de julio de 2010

Los derechos de Paul

Plaza de Cibeles, Madrid


José Ramón Márquez

Siempre llegamos tarde. Han tenido que ser los de PETA, que son los que se suelen poner en pelotas antes de empezar los Sanfermines y que creo que no tienen nada que ver con el nombre que familiarmente se da a los porros, los que pongan el grito en el cielo por la explotación de que está siendo objeto el bueno de Paul, el pulpo vidente.

Y, claro, mientras tanto Mosterín con el gran simio y con sus cosas, que este vilipendio del octópodo parece que le trae al pairo, porque él está en lo suyo, que ya se sabe que a un sabio español le pones una línea recta y, aunque la línea se acabe, el sabio sigue. Mosterín que, como es bien sabido, no acepta la existencia de derechos naturales, intrínsecos o metafísicos, parece que tampoco acepta al octópodo Paul como objeto de sus pronunciamientos por el trato ético de los animales. Seguro que si fuera la mona Chita ya había clamado como un poseso, que de eso no cabe duda.

Sin embargo, otros eminentes científicos, compañeros de Mosterín, radicados en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, donde por cierto tuve el honor de ver en una ocasión un enorme cartel que bajo el epígrafe de ‘Merlúcidos’ mostraba toda la variada estirpe de los suculentos peces gadiformes, han declarado que no existe evidencia científica que avale la presunción de que un pulpo tenga el don de la profecía. Claro que lo mismo le podrían haber dicho a Nostradamus o a Aramís Fuster esos científicos marinos, si acaso el francés o la catalana hubiesen vivido bajo el agua.

Más inquietante resulta la presunción de los investigadores de que el Paul del Mundial no sea el mismo que el Paul de la Eurocopa, dado que, según dicen, la esperanza de vida de estos animales no suele superar los dos años de edad. Bueno, ahí queda el tema para la conversación amena de una sobremesa y la evidencia de los aciertos del bueno de Paul, que atina las cosas del fútbol con mejor sentido que los comentaristas deportivos, porque esos parece que tienen la misma idea del balompié que el propio pulpo o que un servidor, sin ir más lejos.