Calentándose al fogón,
Toribio, el pasado invierno,
se movió un olor a cuerno
que infestó la habitación.
Al punto, con ligereza,
acudió su esposa, Irene,
diciendo: -¿Qué es eso, nene?
¿Se te quema la cabeza?
J. M. VILLERGAS
Toribio, el pasado invierno,
se movió un olor a cuerno
que infestó la habitación.
Al punto, con ligereza,
acudió su esposa, Irene,
diciendo: -¿Qué es eso, nene?
¿Se te quema la cabeza?
J. M. VILLERGAS