Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Josep Guardiola, Pep, es uno de los “calbos” españoles más universales, y sus peripecias en Inglaterra nos han salvado la murria (¡y hasta el “mono”!) de la falta de fútbol en Navidad, con todos los futbolistas de vacaciones en Dubai, donde se supone que se mueven a gastos pagados, como nuestros políticos en la nieve de Cerler.
Guardiola tiene al City en caída libre por culpa de unos lesionados, pero el domingo ganó su partido y la afición lo recompensó canturreándole un poema de amor, “La canción del Pep”, que hizo que el entrenador se emocionara hasta las lágrimas. En la nación de Shakespeare y de Chaucer, de Blake y de Tennyson, de Byron y de Keats, de Yeats y de Donne, la canción de la torcida guardiolesca del City decía así: “Guardiola, me alegro de que seas nuestro / Di que me quieres para siempre / Di que me necesitas / Siempre serás mío / Porque te tenemos, Guardiola”.
No queremos pensar en la deriva lírica de esas gentes si la Premier acaba mandando al City al infierno que por sus pecados merece. Al oírla, Guardiola, que creció arrullado por los versos de “Estimada Marta” (“Marta, l’embruix de tu m’ha tant sotmès / que ja ni em dol la vida que no visc / i em perdo amb tu per llocs inconeguts / i no hi ha espai entre el teu cos i el meu”), de Miquel Martí i Pol, el vate de Roda de Ter, en vez de arañarse la cabeza, lloró como una magdalena, y de aquí no saldrá otra Champions, pero sí otro programa de Valdano, que va de cobrador del frac del fútbol: el fútbol le debe un Balón de Oro a Rodri, el fútbol le debe un Nobel a Benedetti, el fútbol le debe un himno a Guardiola… “Pep, el hechizo de ti me ha tan sometido / que ya ni me duele la vida que no vivo / y me pierdo contigo por sitios desconocidos / y no hay espacio entre tu cuerpo y el mío”… Una vuvuzela y a cantar. ¡Para sí quisiera Simeone una boda como ésa!
En la derrota, Guardiola se nos convierte en el Boscán del fútbol inglés. Gecé admiró en el barcelonés Boscán que con su fórmula del “Soneto” petrarquesco lograra montar en España tal fabricación, en serie, de “sonetería”, que ha llegado hasta hoy mismo, y con esa “sonetería” introdujo también el gusto del amor al modo petrarquesco, es decir, el tiquitaca, o amor platónico al modo de Petrarca. Guardiola es hoy la Beatriz futbolera del City, cosa que Ancelotti, con bastantes más títulos y méritos, no ha conseguido en el Real Madrid. El pipero castellano no está hecho para el amor. Anima como el que va a la oficina a hacer fotocopias, no como el que se mete en la cama a dejarse llevar. Guardiola envidia las noches locas de Ancelotti en el Bernabéu, pero Ancelotti envidiará los cortejos amorosos a Guardiola en el Etihad.
¿Bernabéu o Santiago Bernabéu? Sin partidos que echarse en el televisor, anda el pipero enfrascado en la discusión del nombre del estadio. ¿Nombre y apellido, o sólo con el apellido vale? Manda el marketing. A Fraga Iribarne, para lo bueno, Franco le decía Fraga, y para lo malo, Iribarne. Y el marketing vendría a ser un poco como Franco: para la discusión está bien decir “Santiago Bernabéu”, mas para las cosas de comer lo práctico es dejarlo en Bernabéu. Cómo será el marketing de caprichoso para los lobos de Wall Street que por el culé Yamal te piden ya un dineral muy superior al que se pide por Mbappé. En manos de Jorge Mendes, y con el apoyo estratégico del uefo Ceferino, Yamal puede optar con lo que tiene a doblar el precio del francés y adornarlo con un Balón de Oro de los de la lista de deudas de Valdano. Yamal, pues, ya vale un Perú. ¿Y Zubimendi? Por encargo de quien sea, los revistosos del puchero llevan meses intentando colocar a Zubimendi en el Bernabéu: dicen que, con 26 años, sesenta millones es una ganga, frente al disparate que para ellos fue dar ochenta por Aureliano, que vino con 21. “Zubimendi, como sustituto de Kroos”. Zubimendi sería otro Illarramendi. Además, ¿por qué habría que sustituir a Kroos? Lo que el Madrid necesita son carrileros dignos de ese nombre: Arnold, pero sobre todo, Davies. Y una canción mejor que la del Pep (y mejor que la del himno de la Décima) para Ancelotti. Feliz Año Nuevo.
[Sábado, 4 de Enero]