martes, 2 de mayo de 2023

Novillada del Primero de Mayo. De misterios, edades y aprendizajes. Por Pepe Campos


Bonifacio 1971

 


Pepe Campos

Plaza de toros de Las Ventas. Lunes 1 de mayo de 2023. Novillada de la Feria de la Comunidad de Madrid. Media entrada.

Seis novillos de distintas ganaderías, todas de la Comunidad de Madrid. Bien presentados. La mayoría, boyantes. 2º y 3º, aplaudidos en el arrastre. 5º, inválido y 6º, de poca casta, incómodo por calamochear. Ganaderías.- 1º.- De Guerrero y Carpintero, procedencia Domecq. 2º.- De Montealto, procedencia Algarra y El Ventorrillo. 3º.- De Villanueva, procedencia Núñez y Marqués de Domecq. 4º.- De Ángel Luis Peña, procedencia Jandilla. 5º.- El Retamar, procedencia Núñez. 6º.- De Zacarías Moreno, procedencia Juan Pedro Domecq.

Terna: Álvaro Seseña, de Aranjuez (Madrid), 23 años, de azul noche y oro, con cabos blancos, se presentaba en Madrid, silencio y silencio. García Pulido, de Castillo de Bayuela (Toledo), 21 años, de lila y oro, con cabos blancos, oreja y silencio. Víctor Cerrato, de Leganés (Madrid), diecinueve años, de burdeos y azabache, se presentaba en Madrid, ovación y vuelta al ruedo protestada, tras petición.

Se podría hablar (escribir) por ayer, de la manía de picar traseros a los toros —en esta ocasión, novillos— o de por qué se clavan traseras las banderillas, muy por detrás del morrillo, tarde tras tarde. En la novillada de ayer, sintomáticamente. Son misterios de la tauromaquia que no acabarán nunca de resolverse. Aunque suponemos que al proceder «los profesionales taurinos» de esa manera, lo hacen para quebrantar más a los astados, con la ventaja que pudiera significar para los espadas, que se medirían a enemigos más limitados. Todo ello, pensamos, al mismo tiempo, pudiera ir en contra del triunfo de los matadores. ¿O es que existen otras cuestiones de fondo, sobre estos dos temas? Nos gustaría dilucidar el verdadero meollo que se esconde tras tanta vara trasera, y tantas banderillas allá por el lomo de los animales —bóvidos— que se lidian. Aún así, no merece la pena hoy entrar en estos menesteres que se convierten en ciencia tan oculta, porque es posible que nos llevara folios y folios de redacción sin encontrarle una verdadera razón plausible.


Nos parece más interesante hablar, por ejemplo, del problema de la juventud actual. En líneas generales la sociedad se encuentra preocupada por el futuro de los jóvenes de hoy en día. Tanto, que algunos políticos se plantean regalarles sumas enormes de euros en el momento que estos jóvenes cumplan los dieciocho años. ¿Cuál es el motivo? Es factible que este asunto de enorme «actualidad» se convierta en otro enigma a resolver, y que por esta razón tuviéramos que introducirnos en elucubraciones eternas, y nunca llegar a ninguna explicación. Nos es complicado saber por qué la juventud merece tanta protección —ajena a una verdadera educación—. Viniendo al caso, es de conocimiento general que muchos de los aficionados jóvenes a los toros de la plaza de Las Ventas, esta temporada, se les ha regalado un abono anual —cero euros— y no se les ve en la plaza. ¿Dónde se encuentran esos jóvenes aficionados? Matarile, rile, rile. Si bien, se me espetará que dónde están muchos de los señores de la tercera edad que también entran de gañote —es decir, gratis, con su abono anual— a la plaza de toros de Madrid—. Pues, así mismo, se les ve poco, o se ve a pocos en los festejos. Estos tendrán el latiguillo justificador de los achaques de la edad.


Por otro lado, observamos —sin salirnos del hilo— que la educación taurina de los novilleros —jóvenes— de hoy, no les llega para resolver los inconvenientes que les plantean los novillos que les tocan en suerte asiduamente en el coso madrileño. Y nos quedamos preocupados. ¿Dónde han aprendido esas trazas con el manejo del capote, de la muleta y de la espada? ¿Quiénes les han enseñado tales procedimientos taurinos? Se supone que los mentores que les rodean, y que en un lejano día fueron profesionales —vuelve a aparecer el término— del mundo de los toros. ¿O el problema, no reside ahí? ¿Si no, en la incapacidad de aprendizaje de estos jóvenes, futuros matadores de toros? ¿Les sucede lo mismo que a sus coetáneos colegas del instituto o de la universidad? ¿Sus profesores son malos, o son ellos los que no pueden o no tienen interés en aprender? ¿Habrá que darles a los jóvenes novilleros trofeos gratuitos para que vayan resolviendo su inminente futuro? En otro sentido, en el problema de la colocación de los novilleros ante los novillos, nos quedamos tranquilos, estando seguros que tienen buenos maestros en el escalafón superior y que ellos, estudiándoles, han aprendido esa mala colocación al dedillo y que la bordan al escenificarla. Es decir, hay esperanza, existe futuro, no es un imposible el aprendizaje, y si estos jóvenes coletas ponen empeño en hacerse con las claves de la tauromaquia clásica lo lograrán con creces.

 
A los tres novilleros de ayer les queda materia por aprender en todos los temas de estudio, digamos que también en la colocación ante el toro, aunque imiten muy bien a los matadores famosos al uso. Álvaro Seseña, hijo del matador José Luis Seseña, tan conocido en Madrid, por sus lidias de otros tiempos, se enfrentó a dos novillos toreables. En el primero se le notó nervioso y su actuación no pasó de muy discreta, con muy mala colocación ante el astado, sin mando y con mucho enganchón. Pinchó en seis entradas al novillo, casi todas en la suerte contraria, y terminó con él de una estocada caída haciendo guardia. En el cuarto, tuvo otra actitud, quiso agradar en numerosas tandas casi todas con la derecha. Destacó en el pase de las flores, donde nos hizo recordar por físico y formas a El Niño de la Capea. Esta imagen ya no se nos fue de la cabeza hasta que dio fin al novillo, tras tres pinchazos, dos en la suerte contraria y un feo bajonazo, tras un aviso.


García Pulido se midió a dos novillos muy diferentes; en su primero, muy toreable, se le vio la sabiduría de la escuela de la tauromaquia contemporánea, pierna retrasada, toreo por fuera, pico y muy despegado. El tono fue el de un novillero que aprende para ser un matador que da muchos pases y puede meterse en las ferias. Finalizó con consabidas bernadinas y con una estocada tendida. El novillo murió yéndose a los medios. García Pulido, paseó una oreja. En el quinto de la tarde, poco se le vio ante un inválido que no aguantó el planteamiento de la faena de muleta —un muletón—, en los mismos términos de colocación que ya hemos señalado. Mató de cuatro pinchazos y una estocada haciendo guardia, más un descabello.


Víctor Cerrato, ante su buen primero, aplicó un destoreo total, con todo lo que sabemos del caso. Tras un pinchazo, mató de estocada algo delantera, en la suerte contraria. En el novillo que cerró el festejo, volvió a la misma versión anterior, pero como el astado calamocheaba todo salió muy enganchado, y por suerte más breve. A la hora de matar entró derecho por encima de los pitones del bóvido dando el salto del plinto con muleta y todo, dejando el estoque en el cuerpo del animal, fue como un malabarismo. Dio la vuelta al ruedo por este fenómeno aéreo.


De las cuadrillas, destacó con el capote Carlos Pacheco. Y, no pasó de dar dos puyazos traseros, Juan Manuel Sangüesa, que no hace muchos domingos en esta misma plaza bordó la suerte de varas. Lo que quiere decir que sabe, pero puede que no le pete hacerlo como se debe.