Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En la noche del Celta (en una noche así conocí yo en el fútbol a Feijoo, hijo de Breogán, que “torcía” por Pinto, un portero de El Puerto que luego rompería a culé), el mejor jugador del partido, o MVP, fue a Asensio (¿los eligen por sorteo?), pero el “puto amo” en el campo fue Camavinga, cuyo “putoamismo” anuncia una época imperial en el Bernabéu. Camavinga es “el absoluto GOAT” (Greatest Of Alll Time), es decir, “la cabra” en términos raperos, porque Camavinga tiene eso que Rafael de Paula considera la primera condición de alguien que trabaja cara al público: personalidad. Camavinga, además, es zurdo, y los zurdos tienen alma. O la tenían, antes de que el fútbol se echara a perder.
¿Cuándo se jodió el boxeo? No lo sabemos, pero todos los malos síntomas que muestra el fútbol se parecen a los malos síntomas que el boxeo, estéticamente muy superior, mostró en la época del cine negro. Se lo dijo Ceferino en la TV a Neville: “He conocido menos delincuentes en veinticinco años de derecho penal que en dos años de fútbol”.
El fútbol español chapotea en la podredumbre, pero el ministro del ramo presume de no seguir de cerca el caso Negreira. En el país de Griñán, la vida es sueño, e Iceta tiene pinta, como sugiere algún tuitero, de no seguir más que a los “cochinillos rostizados”, como aquél que le arrojaron a Figo en el Camp Nou.
Colocarle al Real Madrid una semifinal con el City en el primer martes después del sábado de una final de Copa no se diferencia mucho de manipular la báscula de Panamá Al Brown para extenuarlo con la obligación de quitarse peso en la sauna horas antes de la pelea. Ya puestos, ¿por qué no programar la final de Copa y la semifinal de Champions para el mismo día? La final, por la mañana, y por la tarde, la semifinal. “Son profesionales, ¿no?” Ahora que Laporta visita a Ceferino en su pueblo, podrían plantearlo, que todavía estamos a tiempo. Además, la democracia, como pregona Ceferino, es la Uefa, mientras que el Madrid, de dar crédito a Laporta, sería el franquismo, ismo al que hay poner las cosas difíciles en muerte, ya que en vida no se dejó. Otra cosa será lo que decida el karma.
En la Décimocuarta la triquiñuela fue el cambiazo de eliminatoria, Benfica por PSG, y en la Décimoquinta es el Martes de Carnaval para jugar contra el Mortadelo de Sampedor, que viene disfrazado de serie. Y casi mejor que te aten con la fecha a que te aten con el trencilla, como le hicieron al Bayern con Turpin, que es como el Steve Buscemi del arbitraje.
Visto lo visto, si esta semifinal de Champions no la han puesto a las dos de la tarde, no será por beneficiar al Madrid, sino por no perjudicar al City de Guardiola, que no sabe jugar al sol, como le pasa al Barcelona de Xavi, que el otro día se dejó dos puntos en Getafe porque la estatua del Corazón de Jesús, ésa que fusilaron los milicianos en el 36, no daba la sombra que requiere el fútbol cani de la Xavineta. En estas ocasiones, la solución es la de Megido, el extremo del Sporting que, pasando de su entrenador, Vicente Miera, se cambiaba de banda a voluntad para jugar siempre por la sombra. Otra solución fue la que propuso en su día Calderón, ex del Madrid, para la plaza de Las Ventas: un globo cautivo interponiéndose entre el sol y el redondel, pero hay que ser Kepler para montarlo, y a Abellán se le sale de órbita el modelo.
La ruidajera mediática es hoy la influencia de Franco en las decisiones de la Uefa y la deriva del fútbol hacia el cine negro, pero, hablando de bandas, me intriga que a todos los futbolistas geniales les tire, siendo diestros, la banda izquierda. En el caso del Madrid hablamos de Vinicius, de Rodrygo y, si viniera, de Mbappé, sin olvidar que Benzemá también carga, toreramente, a la izquierda, la banda por la que poner en aprietos a la banda de Guardiola, el Fernando VII del billar de la Premier, que no todos los días son Upamecano.
El fútbol, en efecto, huele a la Dinamarca de Shakespeare, y es que las cosas abandonadas a sí mismas, como la corrupción, tienden a embrollarse y no vuelen a ponerse en orden, según la segunda ley de la termodinámica. Claro que el fútbol tiene su propia lógica. Si a la Juve ya le han devuelto los 15 puntos, no es descartable que al Madrid le devuelvan las dos Ligas de Tenerife.
La parte feliz es Camavinga, y eso que todavía no ha gozado de un "céspet" como el de Xavi.
FIGO Y PABLEMOS
Pablemos ha tenido siempre maneras de madero, y, con Rufián (Pajares y Esteso), acaba de retar a Luis Figo como Torrente: “Resolvamos esto como buenos machos ibéricos y con creatividad. Un tipo duro como tú no puede acojonarse frente a dos tontos muy tontos. La hacemos donde tú quieras, crack. Un biquiño”. Cuando unos butroneros robaron en Lavapiés su mesa de mezclas y le tiraron de la coleta, Pablemos declaró: “¡Eran lúmpenes, gentuza de clase más baja que la nuestra!” Otro día, en Segovia, fue más explícito: “Pido disculpas por no romper la cara a todos los fachas con los que discuto en TV. Cuando acabemos con esta charla, en lugar de mariconadas de teatro, nos vamos de cacería a Segovia a aplicar la justicia proletaria, que es la que se merecen unos cuantos”. Figo confía en su regate.
[Lunes, 24 de Abril]