La pasada madrugada ha dejado de existir Juana Biarnés, pionera del fotoperiodismo en España y cocinera en Ibiza. Se inició en la fotografía por influencia de su padre y en seguida se fijó como meta ser como Oriana Fallaci, pero en fotógrafo. A principios de los sesenta, Emilio Romero la llevó al diario Pueblo y Juana, viendo la pobreza de su equipo fotográfico, se fue al Monte de Piedad a empeñar algunas prendas que poseía para tener dinero con el que comprar una cámara a la altura de las circunstancias. Retrató a todo el mundo en las décadas de los sesenta y setenta, desde Ava Gardner hasta Palomo Linares, desde Tom Jones a Lucía Bosé, Raphael o Xavier Cugat. Mediante unas triquiñuelas dignas de un film de Richard Lester hizo el reportaje de los Beatles en su visita a España, a Madrid y a Barcelona. En 1985 decidió colgar sus cámaras desengañada de la evolución que iba tomando el oficio y, junto con su marido Jean Michel, abrió en Ibiza, en una preciosa casa de payés en el Ayuntamiento de San José llamada Can Pujolet, el restaurante Cana Joana, donde dio rienda suelta a su vocación de cocinera y donde, entre ambos, crearon un ambiente irrepetible en las noches veraniegas de buenos guisos, mejores conversaciones y cigarros habanos. Fue Juana una mujer inteligente, entrañable, activa y valiente, que en todo momento supo transmitir su calidez humana y su inteligente sentido del humor. En Madrid, dentro del PhotoEspaña 2016 y comisariada por Chema Conesa, se presentó la exposición “Juana Biarnés. A contracorriente” en la que se mostraba con amplitud su sincero trabajo de fotógrafa, su visión de la España del desarrollo. Citaba alguna vez la frase de uno de sus directores, de cuando la prensa la hacían periodistas y había directores de verdad, "el periodismo conduce a todo.... sólo hay que saber retirarse a tiempo".
Que la tierra te sea leve, Juana.
José Ramón Márquez