viernes, 14 de diciembre de 2018

Centralidad

San Wenceslao


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Es un espectáculo grandioso ver al centrista hispánico, que ignora la representación, leer la cartilla del voto al anglosajón: al inglés, que lleva acogido al principio representativo desde 1688, y al americano, que en 1787 inventó, para completarlo, los principios electivo y divisorio. A los dos.
El centrista llama memo a Cameron por convocar un referéndum, pues las cosas serias no deben dejarse en manos del pueblo. ¿Qué disparate no sería una consulta popular sobre el Pacto Migratorio que cambiará la vida de la gente para siempre?
El Estado, al asumir la representación de la única y verdadera España se constituye en tutor y en órgano directivo de la sociedad –se decía en los viejos manuales que ahora, sin saberlo, rescatan estos centristas hispánicos que se sienten como los caballeros de san Wenceslao haciendo de escudo para Juncker, que representa a su ciática, frente a la Vieja Raposa de León Felipe, hoy encarnada por la señora May.
Donde hay libertad, como en Inglaterra, hay política. Y donde no hay política, como en la UE, hay combinaciones de engaño a los gobernados.
La querencia continental fue siempre hacia la democracia orgánica (¡el bien común!) y el centrista hispánico sigue entre Sagasta, que impugna la fórmula “un hombre, un voto” en un país como el nuestro, “tan movedizo, tan perturbado y tan impresionable”, y Posada Herrera, “eterno triunfador”, que abandona a los moderados para convertirse en el pontífice máximo de la Unión Liberal y va diciendo a quien lo quiere oír que el sufragio universal directo es una ruina porque atrae a las clases ineptas. ¡La centralidad!
La centralidad son esos centros a la olla que tiran los carrileros del periodismo centralón para aquellos lectores con fama de rematar cochinillos voladores. El angustioso “¡balones altos a Eloy!” de Miguel Muñoz en Puebla el día de Bélgica, cuando el duelo Jan Ceulemans-Juan Señor.
El esnobismo centrista mira los votos como los palitos de merluza que come Macron.