domingo, 23 de diciembre de 2018

Córdoba 4 L. Palmas 1. ¿Una raya en el agua?


Real Zaragoza con el tío de Lucas Alcaraz
(El último de pie no es Vallejo, sino Molinos)


Francisco Javier Gómez Izquierdo

La pérdida de calidad, que no de emoción, en el fútbol de 2ª División se ha acentuado esta temporada de modo alarmante. Falta calidad porque los que han de procurarla para sus clubes se han dado a la feroz recogida de beneficios por vía televisión y además, a cualquier veinteañero que da diez toques al balón sin que se le caiga al suelo se le factura al Japón, la India, Chipre o la tercera división inglesa sin importar la penuria en la que dejan a sus equipos, algunos con de ellos con más historia que muchos primeras. La descorazonadora tendencia la ha comprobado estos últimos quince días no sólo el aficionado del Córdoba sino sus dos últimos rivales, Zaragoza y Reus, con los que además de repartirse los puntos tras vergonzosos empates, han intercambiado quebrantos dolorosos.
    
El Zaragoza firmó al tercer entrenador, Víctor Fernández, que vuelve a su casa dice que  casi sin cobrar. Sólo por ayudar. Lucas Alcaraz lleva tiempo sin estar para enderezar rumbos torcidos por mucho cariño que como Víctor decía sentir también por el equipo maño, donde cuando pequeño jugaba su tío por parte de madre Manolo González. La afición blanquilla no tuvo consideración por los sentimientos de un granadino que se hizo del Zaragoza en la tierna infancia y al tercer día exigió su  inmediato despido. Veremos qué puede hacer Víctor con un plantel un tanto bisoño, escaso y además dividido. De momento ha ganado su primer partido contra el Extremadura. Ni que decir tiene que la cuestión económica amenaza ruina.
     
El Reus no debió jugar la pasada jornada contra el Córdoba. No nos gustó aquel pago de nóminas en sábado sin saber si todos habían cobrado y así lo pusimos. El dinero que llegó enredó aún más a una plantilla de once o doce profesionales que va a estar en entredicho toda la temporada si no desaparece de aquí a cuatro partidos, que será lo más probable. Pase lo que pase es seguro que esos futbolistas, aún sin querer, adulteran la competición porque sus ánimos y sus cabezas no están a lo que tienen que estar, pues saben que en junio descienden seguro.
    
Nosotros, el Córdoba, a pesar del bálsamo de esta noche, estamos tan intranquilos como Reus y Zaragoza. Resulta que en el ABC salió una peripecia truculenta del actual propietario del Córdoba, un señor de Montoro que yo creo que no sabe dónde se ha metido. Al parecer se fué a Ucrania a verse con unos tipos –qué mal suena empresarios ucranianos- para vender el club que acaba de comprar -aún lo debe- a muy buen precio. Los ucranianos dicen que el cordobés quería unos millones en negro y que se rompió el trato a punto de cerrarlo. Resulta que se publica el sueldo del presidente del Córdoba, el señor de Montoro, y es de medio millón de euros al año a pagar en dos veces y va el buen señor y dice que lleva cuatro meses sin cobrar. Cosas muy raras, la verdad y sobre todo poco edificantes.
     
En un flojo ambiente aliñado por el mosqueo de las noticias de la propiedad,  ha llegado Las Palmas, un equipo con buena plantilla pero a mi parecer sin alma. Tocan bien, los futbolistas son técnicos: nuestro Fidel, Timor, Rubén Castro, Araújo, el que más me ha gustado ha sido un zurdo que no conocía, Danny Blum... pero algo les pasa a todos. Personalmente pensaba que nos ganaban cuando Rubén Castro nos ha clavado el 1-1 y se han plantado los diez de medio campo para arriba, pero una fragilidad defensiva -penoso día el de toda la línea: Lemos, Cala, David García y el gemelo Castellanos- ha facilitado el 2-1 de Piovaccari. Aún así, han seguido dominando hasta producirse uno de esos momentos mágicos que hacen inolvidables ciertos partidos. No sé qué jugador amarillo ha rematado a bocajarro para el 2-2 y Carlos Abad, nuestro portero, que ya había salvado otro gol cantado, no sé cómo ha conseguido espantar un balón de gol y el rebote llegar al joven Andrés, que en carrera, desde el propio campo ha metido el 3-1. En otro contraataque desnudador de miserias defensivas, Piovaccari hace el 4-1 ante un Arcángel incrédulo y rendido que entonó el canto al héroe del día, “Pío, pío” para alargar la confusión canaria.
       
Para mí el héroe ha sido Carlos Abad, que convirtió el partido en una borrachera alegre de la que no vamos a notar la resaca hasta el año que viene.