martes, 4 de diciembre de 2018

Vencedora

Seguramente el peor actor de la historia en El Tabarrón Que Se Nos Viene Encima


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

A los abstencionarios no nos felicita nadie, siendo la abstención la fuerza decisiva en Andalucía, aquella California prometida en los 80 por los Guerra, más la recuperación de Gibraltar. Eso se debe a que la abstención constituye el enemigo mortal del Estado de Partidos (“Dictadura de lo Políticamente Correcto”, en jerigonza cursi), cuya razón de ser consiste en la integración (domesticación) de las masas, privadas de representación, que es el pretexto de los partidos para constituirse en órganos del Estado. Una abstención de más de la mitad haría a los partidos estatales ineficaces, y por tanto, innecesarios, que ése es su miedo, y no Vox.

Vox sólo son los golpecitos que en “Casino” se oyen en el maletero del coche de “Nicky” Santoro (Joe Pesci) camino del desierto de Nevada: es la Representación de la Nación, que patalea cuando la llevan (envuelta en propaganda) a enterrar.
Eliminada la representación (sustituida por lo que los alemanes, inventores del sistema, llaman “identifizierung von wille”), el votante no da su voto a una persona, sino a un partido, cuyo jefe se erige luego en intérprete de su “wille”. Rivera, sin otra cultura política que el pujolismo (es decir, pactismo, que requiere de ausencia de principios), “jefecea” Ciudadanos, e interpreta que en Andalucía la voluntad del votante de Vox es restar a los comunistas los votos necesarios para que los centristas puedan mandar con el apoyo de los socialistas. Que ésta, ay, es la escena truculenta con que arranca “Casino”.
Hemos atropellado un ciervo, mamá.
El tabarrón que se nos viene encima no lo mejoraría el “acelgo” Sacristán de “Solos en la madrugada”. Todos contra el fascismo, que, sea lo que fuere, siempre son los otros. Y todos con la democracia, ninguno de cuyos tres principios constitutivos (representativo, electivo y divisorio) ha reclamado jamás nadie para los españoles, que se morirán de viejos, como las liebres de Dumas, sin catarlos.
Andalucía, la eternamente vencedora.